El pasado jueves tuvo lugar el acto organizado por Q-EPEA y el IVAP en el marco de la XIV Semana Europea de la Calidad. Los protagonistas fueron Jokin Bildarratz (alcalde de Tolosa y presidente de EUDEL) y Pablo Aretxabala. Iñaki ha hecho un magnífico resumen del acto y en breve Euskalit colgará otro en su página web. Fueron conversaciones interesantes y sugerentes en muchos momentos. Hoy quiero destacar el comentario que Pablo realizó en relación con el orgullo de pertenecer a una organización. Cuando las personas que trabajan en una organización se sienten orgullosas de ello no hace falta darle muchas vueltas al tópico de la motivación. Se implican y aportan lo mejor de sí mismos orgullosos de su aportación a ese proyecto colectivo.
Sigue siendo habitual escuchar preguntas sobre cómo puedo motivar a la gente, o quejas sobre lo difícil de impulsar procesos de cambio porque "la gente no se motiva". Sin embargo, la manera en que se plantea el tema se constituye en su principal obstáculo para encontrar un camino exitoso. Hay formas de formular los problemas a los que nos enfrentamos que nos cierran posibilidades y otras que nos abren caminos y posibilidades de actuación. Cuando nos planteamos las dificultades de encontrar compromiso en las personas, el centrarnos en la idea de buscar cómo motivarles cierra caminos: motivar a otros no es posible.
Entonces ¿cómo generar compromiso e implicación de las personas con el proyecto de la organización en la que trabajan? En mi opinión, una buena línea de trabajo que permite abrir perspectivas es, precisamente, plantearse ¿qué tengo que hacer para que se sientan orgullosas de esta organización?. También podemos trasladar este planteamiento al ejercicio del liderazgo: ¿Qué tengo que hacer para que se sientan orgullosas las personas de mi equipo de que yo sea su "jefe"?. Ideas sobre cómo se hace eso en el próximo capítulo.
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