jueves, 24 de diciembre de 2015

Entorno personal de aprendizaje (PLE) o cómo te lo montas para aprender



Mi amiga Itziar Kerexeta, con la que comparto algunos retos profesionales, me lanzaba hace unos días el guante para que escribiera un post sobre el Personal Learning Environment (PLE). O, lo que es lo mismo, el Entorno Personal de Aprendizaje. Los retos me gustan, aprender también. Si le sumamos la satisfacción por responder a la petición de una amiga la cuestión estaba clara. Así que aquí va mi respuesta al desafío.

Tengo que comenzar reconociendo que este es un tema nuevo para mi. La expresión la había oído pero no le había dedicado mayor atención, así que este juego que me ha propuesto Itziar ha tenido la virtud de darme una buena excusa para entrar con un poco más de profundidad en el asunto del PLE.

Tengo unos cuantos años de "juventud acumulada" y lo primero que me ha venido a la cabeza al leer sobre el tema son las clases de técnicas de estudio que teníamos los que provenimos de la era analógica. Allí te enseñaban a como organizar los apuntes, te planteaban la conveniencia de hacer fichas de lectura, aprendías a buscar libros y artículos en la biblioteca,... Unos subrayaban los párrafos interesantes de los libros, otros los destacaban con un rotulador fosforito,... Eran nuestros Entornos de Aprendizaje Personalizados analógicos.

El mundo se ha transformado de una manera radical, para mi inimaginable, en cuanto al acceso a una información masiva y desbordante. Imposible de abarcar. Ahora la cuestión es cómo te lo montas para utilizar las redes sociales, los buscadores, las subscripciones a blogs,... En consecuencia, al hablar de entorno personal de aprendizaje nos estamos refiriendo al conjunto de herramientas, fuentes de información y conexiones que utilizas para favorecer el aprendizaje en este entorno en el que la tecnología y la información se han convertido en puertas clave para el conocimiento.

El planteamiento puede ayudar a sistematizar lo que ya haces de una forma menos estructurada. Incluso te lleva a hacerte algunas preguntas interesantes y a descubrir opciones que pueden mejorar las diferentes fases del proceso de generación de conocimiento. ¿Qué herramientas son las más eficientes para buscar información? ¿Y para filtrarla y guardarla? ¿y para gestionar las tareas y la información recopilada? ¿Y para compartirla con otros? ¿Y para trabajar colaborativamente?...

Probablemente sea mi desconocimiento del tema en profundidad, sin embargo, me preocupa que se limite el aprendizaje al manejo de información. Desde luego que la información bien procesada es la base del conocimiento. Sin embargo, hay aprendizajes que requieren pasar a la acción. Una acción que vaya más allá de dar a enviar o a compartir nuestras reflexiones o incluso a elaborar un trabajo de manera colaborativa. En este sentido, echo en falta que el entorno personal de aprendizaje no plantee también cómo montárselo para prototipar, probar, experimentar,... Hacer, al fin y al cabo. Y hacer más allá del entorno virtual. 

Seguro que podemos identificar toda la información más significativa sobre las técnicas de la natación. Podemos compartirla y construir nuevas reflexiones e ideas de manera colaborativa en torno a ellas. Sin embargo, el riesgo de morir ahogados es muy elevado si pensamos que con eso nadar no tiene secretos para nosotros. El aprendizaje en muchos ámbitos de la vida, especialmente aquellos con un mayor peso de la vertiente emocional y relacional, necesita de la práctica. Quizás esta podría ser una línea a desarrollar en el marco del entorno personal de aprendizaje ¿cómo te lo montas para practicar, para llevar a la acción los conocimientos que has adquirido?

La imagen está tomada de esta página: Programa de Biología V.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Administraciones públicas, modernidad y necesidades de la ciudadanía

Tengo la impresión de que estamos asistiendo a una nueva versión del "todo por el pueblo pero sin el pueblo". Las administraciones públicas vuelven a repetir dinámicas del pasado pero travestidas de la última modernidad. Parece que la experiencia frustrante y en gran medida frustrada de la administración electrónica no ha aportado demasiado aprendizaje. Ahora toca a la transparencia. El uso de las redes sociales ya está esperando para ser el próximo hito en esta dinámica que se me antoja una fuga hacia adelante.

¿Y a la mayoría de los ciudadanos que es lo que les interesa de las administraciones públicas? ¿qué esperan de ellas? ¿para qué necesitan la transparencia? ¿cómo les gustaría que usaran las redes sociales las administraciones públicas? Leo mucho de todo lo que se está haciendo para ser los más transparentes, veo experiencias sobre el uso de las redes sociales en la administración pública. Encuentro mucha menos información sobre cuanto está costando todo esto. Por ejemplo ¿qué inversión está suponiendo para un ayuntamiento medio adecuarse a la Ley de Transparencia? ¿Cuanto gasto en tecnología? ¿cuántas horas de trabajo de empleados y empleadas públicos? ¿cuanto en asesoramiento externo?

Tampoco se habla mucho del impacto de toda esa inversión ¿cuantas personas están entrando a los portales de transparencia? ¿para qué se está usando por la ciudadanía la información existente en ellos? No leo informes sobre lo que la ciudadanía necesita de la transparencia, solo encuentro opiniones de expertos o de empleados públicos que opinan sobre sus bondades y carencias. Tampoco encuentro estudios que muestren la demanda ciudadana de presencia de las administraciones públicas en las redes sociales.

Vuelvo a vivir la sensación de que hay cosas que parece que se autojustifican, están bien en sí mismas al margen de sus resultados. Cómo vas a opinar cuestionando lo que se hace para aumentar la transparencia. A quién se le puede ocurrir poner en duda las redes sociales como el futuro de las relaciones con la ciudadanía. Y esa sensación no me gusta. Creo que perdemos la perspectiva. Lo que de verdad importa es servir a la ciudadanía "realmente existente". Sus necesidades, sus expectativas ¿y cómo hacerlo si no dedicamos el tiempo, el esfuerzo y el dinero necesario para escucharla, para entender qué es lo que espera de los servicios que le presta la administración pública? ¿cuánto se dedica a profundizar las necesidades diferentes de diferentes grupos de población? ¿de qué manera se testa lo que se diseña para la ciudadanía para valorar su adecuación real a lo que espera y necesita?

Por este camino tendremos una administraciones públicas muy modernas, enormemente transparentes, con gran presencia en las redes sociales, con posibilidad de tramitar todo electrónicamente. Y la ciudadanía no mirará la información transparentada, pasará de las redes sociales de la administración, seguirá tramitando presencialmente,... Transparencia sí, redes sociales también, tramitación electrónica sin duda, pero al servicio de la ciudadanía, no de lo que otros consideran que necesita.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Coaching de equipos desde la práctica

En el año 2011 se cruzaron los caminos de varios profesionales que trabajábamos habitualmente con equipos. Esa experiencia nos había llevado a conclusiones similares. De un lado, a comprobar la enorme potencialidad de los equipos; de otro, a ver que el trabajo en coaching individual no agotaba las necesidades de un equipo para su desarrollo. Gracias a la capacidad de generar lugares de encuentro creativos y de llevar esa creatividad a la práctica, María Carrascal (EMANA), nos convoco a transformar esas inquietudes en una oferta útil tanto para las personas que lideran equipos como para aquellas otras que quieren intervenir en ellos desde una posición externa.

De manera entregada y generosa, Ane Aguirre (VESPER), Isabel Fernández Hidalgo, Asier Gallastegi, Maru Sarasola y yo mismo, Enrique Sacanell, junto con la batuta organizadora de María Carrascal, construimos una oferta formativa muy pegada a nuestra experiencia y que destilaba el conocimiento que cada uno había ido adquiriendo en la materia. Teníamos muy claro que el producto final debía superar los orígenes plurales para transformarse en un planteamiento integrador, práctico y con una homogeneidad, más allá de que cada uno de nosotros asumiéramos la impartición de una parte del programa. Lo que las personas que han participado en el programa nos han devuelto es que ese objetivo lo hemos logrado.

Luego han venido otras ediciones del curso que nos han permitido enriquecer el programa, a la vez que a nosotros mismos. Hace unas semanas María nos convocó de nuevo con un motivo algo diferente. Conversar sobre el coaching de equipos de una forma informal para grabar un video que permitiera acercarlo a personas interesadas en la temática. Esta vez no está Ane Aguirre ya que decidió concentrarse en su propio proyecto profesional VESPER, sin embargo, para nosotros, Ane siempre será una parte valorada y entrañable de este proyecto.

Aquí va el video. Por otra parte, si prefieres el directo y no te pilla demasiado lejos, el próximo 15 de diciembre, martes, de 17:00 a 19:00, realizaremos una sesión abierta y gratuita en Innobasque (Parque Tecnológico de Zamudio, Bizkaia). Para apuntarte envía un mail a mcarrascal@emana.net.





domingo, 8 de noviembre de 2015

¿Trabajas o procastinas?

Hace unos cuantos años se hizo celebre la pregunta "¿estudias o trabajas?". Era una buena fórmula para entablar conversación con alguien desconocido que te interesaba. Estas semanas he leído un par de libros relacionados con la forma en que decidimos cómo utilizar nuestro tiempo y me ha venido esta versión actualizada de esa pregunta: ¿trabajas o procastinas?.

El primero de los libros se titula "Productividad personal. Aprende a liberarte del estrés con GTD", de José Miguel Bolivar. En este caso José Miguel es de los que trabajan. De manera amena presenta el modelo de productividad personal denominado GTD, acrónimo de Getting Things Done, expresión utilizada por Dave Allen en su libro "Organízate con eficacia".

Ya conocía la propuesta que plantea el sistema GTD, pero tanto si la conoces como si no es una presentación actualizada de la misma, con el valor añadido de la experiencia que José Miguel ha acumulado practicándola y enseñándola. Haciendo un juego de palabras con el contenido del texto, no perderás el tiempo con su lectura.

Lo que me ha llamado la atención es cómo el autor subraya que hay mucha gente que dice utilizar GTD pero que en realidad no lo hace. Para él, utilizar GTD es utilizar todos los aspectos del sistema. Si modificas o adaptas alguno, eso ya no es GTD y si no funciona no será por el modelo. Curiosamente, unas páginas después nos plantea que si fuera por él suprimiría una de las máximas que el modelo plantea: "si requiere menos de dos minutos, hazlo".

Me reconozco como uno de esos anárquicos usuarios de GTD. Hay aspectos que me han parecido útiles y adaptables a mi estilo personal. Otros no y no los utilizo. Cada vez me siento más alejado de cualquier propuesta que se autodefine como "la solución". Tengo la impresión que el sistema GTD va muy bien a un determinado tipo de personas. Personas muy ordenadas, disciplinadas y sistemáticas. Pero si ese no es tu estilo, utilizar GTD se convierte en un esfuerzo titánico que tiene muchas posibilidades de contribuir a una frustración poco recomendable.

De ese otro tipo de personas es John Perry, profesor emérito de filosofía en la Universidad de Stanford. John es el autor del otro libro que acabo de leer y cuyo título es ya toda una declaración de principios: "La procastinación eficiente. Guía para dar largas, pensar en las musarañas y posponer todo de manera productiva".

Un texto inteligente y lleno de sentido del humor que se revela frente a la dictadura de un determinado orden, de una determinada forma de organizar el trabajo. Al fin y al cabo ¿realmente existen personas desordenadas? ¿o lo que hay son diferentes formas de entender el orden?. Eso sí, cuando personas con diferentes formas de entenderlo han de trabajar juntas es cuando surgen los problemas.

Algo parecido pasa con la puntualidad. Cada vez estoy más convencido que no hay personas impuntuales, sino personas con una relación con el tiempo diferente a la mía. Lo complicado es cuando tenemos una cita juntos.

En su libro, subraya cómo, a pesar de ser un procastinador confeso, hizo su tesis doctoral y ha escrito unos cuantos libros. Claro que, con su fino sentido del humor, afirma que los logró escribir para no hacer otras cosas que eran más importantes.

Me ha encantado la respuesta que le dio un colega filósofo, Patrick Suppes, cuando le preguntó cuál era el secreto de la felicidad. En lugar de darle un consejo le comentó que muchas de las personas que parecen felices habían seguido estos tres pasos:
  1. Hacer un cuidadoso inventario de sus defectos y fallos.
  2. Adoptar un código de valores que trate esas cosas como virtudes.
  3. Admirarse por vivir de acuerdo a ese código.

En cierta forma, el libro es un canto a la aceptación de cómo somos. A tomar conciencia de qué no hay una forma buena y otra mala de organizarse. Cada una tiene su lado positivo y su lado oscuro ¿acaso no hemos llegado hasta dónde estamos siendo como somos? ¿podemos mejorar? Evidente, pero eso no supone renegar de nuestra singular forma de estar en el mundo.

Lo que llamamos la gestión del tiempo (y que cómo subraya José Miguel Bolivar es la gestión de la atención, el tiempo no lo podemos gestionar) tiene algo de técnica, de método. Pero, en mi opinión, tiene mucho de aceptación. De revisión de las expectativas que me planteo en relación con el tema. Al fin y al cabo ¿cuál es el problema? ¿qué no podemos hacer todo lo que tenemos pendiente o la sensación de estrés que eso nos genera?

domingo, 27 de septiembre de 2015

¿Cómo le llamamos? ¿Plan de legislatura, de mandato, de gobierno,...?

En estas fechas bastantes ayuntamientos, cada vez más, están elaborando el plan que orientará su actuación en los próximos cuatro años. Esto es lo fundamental, la incorporación de prácticas de gestión en la administración local que aumente su eficiencia y la calidad de los servicios que prestan a la ciudadanía. Sin embargo, el uso de denominaciones diversas para ese plan no deja de añadir cierta confusión. Unos lo llaman Plan de Legislatura, otros Plan de Mandato, otros Plan de Gobierno, incluso algunos lo incluyen bajo la denominación de Agenda Local XXI.

Comienzo por mis preferencias. A mi me gusta la denominación Plan de Legislatura. Algunos buenos amigos juristas lo cuestionan, básicamente aduciendo que quienes legislan son los parlamentos. Ellos son más expertos que yo pero, desde la humildad, creo que es una interpretación bastante restrictiva. Los ayuntamientos aprueban ordenanzas  o planes de gran trascendencia para la ordenación de la vida ciudadana, como por ejemplo el Plan General de Ordenación Urbana. En efecto, leyes no hacen, pero aprueban normas que regulan la convivencia.

Por otra parte, el concepto legislatura se ha generalizado como referencia al periodo de cuatro años existente entre elecciones, ya sean éstas generales, autonómicas o locales. Creo que esa acepción no la recoge aún la RAE, sin embargo considero que es un significado bastante claro para la mayoría de la ciudadanía. Así pues, me gusta la palabra y me parece que alude con claridad al periodo de tiempo que abarca el plan.

Plan de Mandato no me gusta, básicamente porque comparte raíz con el verbo mandar. Desde el punto de vista formal no podría ponerle muchas objeciones ya que aquí sí que hay una clara definición del termino por parte de la RAE. Sin embargo, tiene una fuerza semántica que la conecta con un simbolismo que creo se aleja del estilo de política que hoy demanda la sociedad. Hablar de gobierno abierto, de participación y transparencia, en el marco de un plan que alude al "mandato" me resulta contradictorio.

Plan de Gobierno es otra denominación posible. No me inclino por ella porque subraya el sujeto del Plan, el gobierno, mientras que las denominaciones anteriores aluden más al periodo temporal: una legislatura o mandato. Es cierto que es un plan del gobierno local y no del conjunto de la corporación.  Desde esa perspectiva es una alternativa interesante, sin embargo me sigo inclinando por utilizar la referencia temporal que aporta el uso de "Plan de Legislatura".

Otras denominaciones son menos habituales. Por ejemplo, en algún caso se ha dado a este plan la denominación de Agenda Local XXI, integrando así la perspectiva de sostenibilidad que tiene la Agenda en el conjunto de la acción municipal. Sin embargo, es un concepto conocido por una minoría y que genera confusión para la inmensa mayoría.

Aunque en sentido estricto este plan podría también definirse como Plan Estratégico, en el marco de la gestión de la administración local, su equivalente suele denominarse Plan de Ciudad o Plan Estratégico de Ciudad. Este Plan tiene una proyección temporal superior a los cuatro años y se plantea con la intención de agregar las voluntades de una amplia variedad de agentes sociales, además del conjunto de partidos políticos municipales. En este sentido no es un instrumento de planificación y gestión del gobierno local. El gobierno local ha de considerarlo en la confección de sus estrategias y proyectos pero es una referencia, un marco más que una estructura calendarizada de proyectos a desarrollar.

Resumiendo, mi preferencia va por usar el término Plan de Legislatura, aunque quizás lo más importante sería alcanzar un consenso generalizado para utilizar uno u otro término y ayudar a generar una cultura de gestión en nuestros ayuntamientos.

domingo, 20 de septiembre de 2015

¿Qué hace un chico como tú escribiendo sobre un tema como éste?


Hace poco más de un año anunciaba mi intención de escribir un libro sobre las conversaciones difíciles. Esa intención se convirtió en acción y, sorteando la dificultad de hacer el hueco necesario en la frenética actividad diaria, el libro está terminado. Bueno, está terminada la redacción inicial. Aún tendrá que pasar algunas revisiones, maquetación y demás. Sin embargo ya dejo atrás el reto de sentarme ante una hoja en blanco para iniciar cada capítulo.

Cuando le comuniqué a mi editor (Libros de Cabecera) que estaba a punto de terminar la redacción del libro, retomamos la búsqueda de un buen título para la obra. Ya habíamos realizado una tormenta de ideas que había generado varias decenas de opciones. Después cribamos una docena que nos gustaba a ambos y, finalmente, seleccionamos las cinco opciones que nos parecían mejores. Aprovechando las oportunidades que dan las redes sociales planteé una encuesta y 110 personas votaron sus preferencias. El 63% eligieron "¿Cómo se lo digo? El arte de llevar conversaciones difíciles?".

La generosidad de tantas personas no le limitó a sacar un momento para ayudarme en la elección del título sino que realizaron sugerencias y comentarios. Uno de ellos me conectó con los momentos en que me planteé escribir un libro y reflexionaba sobre su contenido. Me pareció que se preguntaba ¿qué hace un chico como tú escribiendo un libro sobre un tema como éste?, utilizando libremente el título de la canción de Burning. Sin embargo, como expliqué en este post, una organizacion se constituye a través de una red de conversaciones y son conversaciones las que abren las puertas hacia un cambio profundo. Cierto es que las conversaciones generan y dependen a su vez de estructuras y sistemas, sin embargo la habilidad en su manejo es crucial para gestionar cambios sostenibles y transformadores. Especialmente en aquellas situaciones que nos resultan dificiles.

Resulta curioso que durante mis estudios de sociologia estuve centrado durante los primeros años en los aspectos mas macrosociales para acabar interesandome por la sociologia de la vida cotidiana, como forma concreta en que se manifiestan los procesos sociales. Ahora reproduzco el patrón pasando de la gestion del cambio en su vertiente más estructural, a uno de los mecanismos o herramientas básicas que lo generan: las conversaciones. Ya tengo algo más en lo que pensar.







viernes, 28 de agosto de 2015

Y volver, volver, volver.

Uno nunca sabe muy bien qué hace que le vengan a la cabeza algunas canciones. En este caso, ha sido pensar en volver a escribir en el blog y aparecer la melodía de la ranchera que inmortalizó el mexicano Vicente Fernandez. Volver, volver, volver a los brazos de la vida cotidiana otra vez.

Al buscar su letra veo que esta asociación tiene más sentido del que pensaba. "Voy camino a la locura y aunque todo me tortura, se querer". Quizás de una manera un poco menos dramática , esta vuelta de las vacaciones tiene algo de eso, de sumergirme en la locura de una agenda repleta para lo que queda de año. Y me encanta que sea así. Es buena señal en tiempos aún turbulentos. Especialmente cuando trabajas en algo que te gusta y disfrutas haciendo.

Proyectos que continúan, proyectos que comienzan. Administraciones públicas, centros escolares, empresas,... variedad de sectores, variedad de proyectos. Consultoría, coaching, formación,... Un horizonte que me apasiona.

Entre los cursos abiertos, el más próximo en Tenerife de la mano de C-PAS y EMANA sobre "Coaching y política. Claves para vivir en política" (24, 25 y 26 de septiembre).

A comienzos de octubre, de la mano de EMANA, otro curso abierto sobre "Coaching de equipos" con nueva edición en Bilbao y edición que se estrena en Barcelona. Si te interesan estos temas la matrícula ya está abierta.

¡¡¡ Y el libro sobre conversaciones difíciles !!! Tengo entre manos los dos últimos capítulos que espero estén finalizados la próxima semana. Luego empezará una periodo de revisiones que seguro llevarán un par de meses. A ver si para comienzos de año ya podéis leerlo.

Vuelvo a la ranchera para finalizar con otra estrofa que me parece significativa: "yo se perder, yo se perder, ....". Claro que yo me apunto a la máxima de que en la vida no se pierde, o se gana o se aprende.

¡¡¡¡ Arráncate !!!



Este amor apasionado, anda todo alborotado ,
por volver.
voy camino a la locura y aunque todo me tortura,
se querer.
Nos dejamos hace tiempo pero me llego el momento de perder
tu tenias mucha razon, le hago caso al corazon y me muero
por volver
'Y volver volver, volver a tus brazos otra vez,
llegare hasta donde estes
yo se perder,yo se perder, quiero volver, volver,
volver.'
Nos dejamos hace tiempo pero me llego el momento
de perder
tu tenias mucha razon, le hago caso al corazon
y me muero por volver.
'Y volver volver, volver a tus brazos otra vez,
llegare hasta donde estes
yo se perder, yo se perder, quiero volver, volver,
volver.
Fuente: musica.com

martes, 28 de julio de 2015

Nicklas Luhmann, los sistemas y las personas.

No tuve malas notas mientras me licenciaba en Ciencias Políticas y Sociología. Es más, creo que aproveché el tiempo y la oportunidad que la universidad me dio. De hecho, algunas de las cosas que allí aprendí han sido esenciales en mi vida y lo siguen siendo.

Y no me refiero solo al hábito de investigar, leer, fundamentar, buscar referencias,... que es importante por si solo. También conocí pensadores y teorías que me dieron una determinada manera de ver el mundo. Berger y Luckman y su libro "La construcción social de la realidad"Ron Harré y "El ser social"; Erving Goffman con obras como "La presentación de la persona en la vida cotidiana", "Internados", "Estigma" o "Relaciones en público". Allí conocí la teoría general de sistemas de Ludwig von Bertalanfly y su translación a la sociología de Walter Buckley.

Sin embargo, eso no me quita la sensación de que podría haberle sacado aún más partido. Así, por ejemplo, Max Weber y Talcott Parsons fueron autores que estudié pero que no leí hasta una vez finalizados los estudios. Antes eran demasiado "conservadores" para los territorios ideológicos en los que vivía por aquel entonces. Y otros corrieron peor suerte. Por ejemplo, Niklas Lehmann, discípulo precisamente de Parsons y que centro se trabajo en la elaboración de una teoría general de los sistemas sociales. Su polémica con Jürgen Habermas, vinculada a la Escuela de Frankfurt, lo hacía un autor poco apetecible. Para muchos universitarios de aquella época cualquiera que discutiera con Habermas "necesariamente" tenía que estar equivocado.

El caso es que uno va creciendo y adquiriendo una visión diferente de la vida. No digo mejor o peor, diferente. Ya veis que soy bastante comprensivo conmigo mismo (y trato de serlo también con los demás). Al fin y al cabo en cada momento hice y creí en lo que consideraba que era mejor para mi y para la sociedad en que vivo.

A lo que iba, desde hace unos años utilizo el enfoque sistémico para trabajar con equipos y organizaciones. Y eso me ha hecho revisar a Luhmann. En concreto, me he acercado a él con el libro "Sociedad y sistema: la ambición de la teoría" (Ed. Paidós). Es un libro pequeño que extracta algunas de sus ideas centrales, aunque lo mejor me ha parecido la introducción de Ignacio Izuzquiza. Así que voy a basarme en ella para subrayar algunas de las principales aportaciones de Luhmann.


La teoría de sistemas clásica (Ludwig von Bertalanffy) plantea que el sistema se define siempre respecto a un determinado entorno. Lehmann, en cambio, plantea una teoría de los sistemas autorreferentes, en los que "el sistema incluye en su misma constitución la diferencia respecto a su entorno y solo puede entenderse como tal desde esa diferencia". Posteriormente define al sistema como autorreferente y autopoiético, incorporando la teoría de la autopoiesis, de Maturana y Varela. Esto tiene una consecuencia significativa en relación con el concepto de observación, ya que "no hay nunca observación neutral que no se encuentre dirigida por una diferencia o por un conjunto de diferencias".

Interesante es también su planteamiento de que todo aquello que puede considerarse como una unidad lo es en tanto "unidad de diferencias". Sin diferencia no puede existir relación, unidad, complejidad, sistema, observación. En una lectura personal más aplicada, su enfoque conecta con la idea de que una persona, un equipo, una organización, solo puede entenderse en la relación con los otros, una relación que implica diferencia. Mirarlos de forma aislada nos hace perder la perspectiva del sistema social de que forman parte y contribuye a definirlos.

Me ha interesado también la importancia que da Luhmann a la paradoja. De hecho, como comenta Izuzquiza, "la observación, la diferencia, la autorreferencia llevan directamente a la paradoja". Lehmann la considera, en su modo creativo, "un destino inexcusable de toda teoría radical, que pretenda describir la sociedad moderna".

Quizás la aportación más desafiante y polémica de Lehmann sea su concepción de la sociedad como sistema autorreferente y autopoiético que se compone de comunicaciones. Pero lo radical de su planteamiento es que, en su perspectiva, "la sociedad no está compuesta de seres humanos, sino de comunicaciones". Las personas son el entorno de la sociedad, no componentes de la misma. "Los seres humanos -que son sistemas autorreferentes que tienen en la conciencia y en el lenguaje su propio modo de operación autopoiética- son el entorno de la sociedad, no componentes de la misma. Evidentemente, la sociedad supone a los hombres, pero no a modo de inclusión en ella, sino como su entorno". Eso no implica que no de valor a las personas, pero las entiende a modo de la relación de un  sistema y su entorno. Una relación que alcanza altos niveles de complejidad.

En cierta forma, Lehmann lleva al límite la idea de que en un sistema lo fundamental son los nexos, las conexiones, las relaciones entre los elementos que lo componen, más que los elementos en sí mismo. Un autor difícil de leer por lo abstracto de su planteamiento, derivado de su pretensión de construir un teoría general capaz de explicar la sociedad en su conjunto. En todo caso, te remueve las ideas preestablecidas, lo cual siempre es de agradecer.

Ahora un poco de novela negra para que se note que es verano.

domingo, 12 de julio de 2015

Gunthard Weber (y 2): constelaciones que no lo son, intervenciones sistémicas y el lugar del facilitador

Ayer noche Bob Dylan tocó en directo en San Sebastián. Según me cuenta mi amigo Paco, que acudió presto a escucharle a la plaza de toros de Illumbe, eso fue lo que hizo literalmente. Ni un hola, ni un adiós, ni un comentario, ni la más mínima relación con el público que no pasara por sus canciones.

Hace unos años tuve oportunidad de escuchar en Bilbao a otro de los grandes de la música, Van Morrison. Y más de lo mismo. Salvando una buena bronca que le echó en pleno escenario a uno de sus músicos, ni una palabra dirigida al público entregado que le fue a escuchar.

Lo de Guntard Weber no es la música sino la consultoria y la psicoterapia, aunque incluso nos cantó en más de una ocasión. También supera los 70, como los dos primeros. Y, al igual que ellos en la música, es el pionero de un estilo de trabajo en las organizaciones utilizando las constelaciones. Sin embargo, su actitud, su manera de estar no puede ser más opuesta. En continua interacción con quienes le escuchábamos, nos hizo sentir especiales. Cuidados y respetados. Fue un placer experimentar su inmensa humanidad, más allá de la "música" que tocaba, y mira que toca bien. Su sabiduría se hizo mucho más grande con su humildad.

En el anterior post daba algunas pinceladas de la primera jornada del taller que ha impartido en Bilbao de la mano de Emana. Continúo con ideas que me llegaron de la segunda y última.

Gunthard, que impartió en taller en alemán con una extraordinaria traducción consecutiva al castellano, nos explicó que la palabra que denomina a las constelaciones en ese idioma (el primero en que se definieron como concepto) significa "poner en el espacio". Fue en su traducción al inglés cuando se utilizó "constelation" y a continuación en castellano, adoptando la referencia inglesa, en lugar del original alemán. Total, que hemos acabado con un termino con connotaciones exotéricas para un concepto mucho más fenomenológico, descriptivo de lo que se hace cuando "constelamos": colocar a elementos en el espacio, generando una configuración espacial de la imagen que tiene el cliente del asunto que quiere trabajar.

También me pareció clave, especialmente viniendo de la persona que inició la utilización de las constelaciones en la organizaciones, su diferenciación clara entre enfoque sistémico y constelaciones. Para Weber, las constelaciones en sí mismas no son sistémicas. Son un instrumento que se puede usar desde un enfoque sistémico o no. En concreto, para él, la forma en que Hellinger las utiliza no refleja un planteamiento sistémico.

La teoría sistémica, abundó, trata de las relaciones de los elementos del sistema y su reciprocidad. De patrones que se repiten, de procesos circulares recurrentes en el sistema. El contructivismo le añadió la referencia al observador. Las cosa son como las observamos, no las observamos como son. Desde ese marco teórico se fue desarrollando la terapia sistémica y la consultoría sistémica. Autores como Maturana y Varela, Bateson, Luhmann, la escuela de Palo Alto, la de la terapia familiar de Milan,.... Son un conjunto amplio de desarrollos teóricos y meteorológicos que caracterizan la manera de intervenir sistémica. Y desde ella se pueden utilizar las constelaciones o no, es decir, hay intervenciones sistémicas sin utilizar la herramienta de las constelaciones. Y, a su vez, utilizar una constelación no es en sí mismo indicativo alguno de que el facilitador esté trabajando desde un enfoque sistémico.

Más allá de sus palabras, resultó muy instructiva la manera de estar de Weber cuando trabajaba con los clientes que trajeron casos al taller. Sin embargo, también las palabras que utilizó para explicarlo fueron clarificadoras: es necesario centrarse siempre en la pregunta que el cliente ha planteado, en lo que es su interés. El facilitador tiene que vigilar su curiosidad, que le puede llevar a explorar caminos que no aportan a la pregunta que el cliente ha planteado. Así mismo, hay que estar atento a no inventarse nuevas preguntas, nuevos problemas, que el cliente no ha formulado. Como diría Georg Senoner, bastante problema tiene ya el cliente como para que nosotros le planteemos otros nuevos.

Subrayó la importancia de sentir amor, al menos simpatía por el cliente. Mirarlo en su singularidad, en lo que tiene de único. Centrarnos en lo que hay en él que está esperando para realizarse, para desarrollarse. Esa actitud sincera y sentida, fortalece al cliente y le hace sentirse reconocido y, desde ahí, puede llegar a abrir su alma.

Así mismo, cuando el facilitador aconseja ha de tener cuidado de no posicionarse demasiado al lado de los cambios. Inclinarse en exceso en esa dirección puede llevar al cliente, en una reacción muy sistémica, a rechazar con más fuerza los cambios. Siempre hay que preguntarse si es el momento de los cambios o hay que esperar aún un poco. Y en ese marco, dar un mensaje explícito de respeto y de aceptación a que el cliente se quede donde está.

Cuando sientes que tiene que esforzarte mucho para provocar el cambio ten cuidado, eso es ya una señal de que quieres algo diferente a lo que quiere el cliente. Y será una buena idea volverte a preguntar a ti mismo qué es lo que quiere el cliente.

Ojalá María Carrascal (Emana) consiga otro de sus milagros y logre que Gunthard Weber vuelva de nuevo el próximo año. Mientras tanto, reserva en tu agenda los días 9 y 10 de octubre (Jan Jacob Stan) y 6-7 de noviembre (Anton de Kron)

viernes, 10 de julio de 2015

Gunthard Weber: ¿cuál es tu pregunta? ¿qué lugar ocupas? ¿es el lugar que te corresponde ocupar?

Las lecturas sobre temas profesionales las lleno de subrayados. Y cada vez que releo algo varios años después me pregunto ¿cómo pude subrayar esta tontería y no hacerlo con esta frase que es central?

Con los años he ido comprendiendo que el que lee no es el mismo unos años después y cuando leemos, cuando escuchamos, cuando percibimos lo hacemos desde el tamiz del momento en que vivimos. Lo que entonces era para mi clave hoy ha pasado a ser casi una obviedad. En cambio, ahora encuentro un matiz que en su momento me paso totalmente desapercibido.

Hoy he estado en la primera de las jornadas del taller de Gunthard Weber en Bilbao, organizado por EMANA.  Me acerco a subrayar algunas de las ideas que más me han resonado desde esa limitación tan humana. No es lo más importante que ha dicho Weber sino lo que hoy me ha inspirado de alguna manera.

Gunthard Weber nación en Alemania en 1940. Médico psiquiatra, en 1984 fundó la Asociación Internacional de Terapia Sistémica. Posteriormente creó el Grupo de Trabajo Internacional "Soluciones sistémicas según Bert Hellinger". Se le considera el pionero del uso de la herramienta de las constelaciones en el entorno empresarial. El mismo subraya su doble vertiente terapéutica y organizacional. Una maravilla poderlo escuchar en Bilbao ¡¡¡¡gracias María Carrascal!!!!

El taller de estos dos días se centra en las empresas familiares, ejemplo paradigmático de la interconexión entre las dinámicas sistémicas familiares y las dinámicas sistémicas organizacionales. Weber ha ido salpicando la jornada de reflexiones más personales junto con casos reales traídos por las más de 40 personas participantes.

Su propia presencia es merecedora de ser vista y compartida. La forma serena con la que entrevista al cliente. Su capacidad para mostrar humanidad, incluso cuando confrontaba lo que el cliente planteaba, es extraordinaria. No he podido evitar pensar lo que una persona de 75 años puede aportar en una sociedad que idolatra los atributos de la juventud y se permite llevar al baúl de los recuerdos a personas con una experiencia y un saber hacer impresionantes.

También me ha llamado la atención su acento "terapéutico". Busca dar una solución a su cliente. Al menos ponerle en un camino significativo para él. Interviene de manera clara en la propia constelación, dejándose guiar por su intuición y por las hipótesis que maneja. Y lo hace hasta el punto que algún participante le ha cuestionado esa forma de hacer frente a otras menos "intrusivas". Weber ha indicado que para él el criterio de éxito es la utilidad para el cliente no el juicio de otros colegas. Reconoce que su forma de hacer es eso, su forma de hacer. Respeta las que tienen otros profesionales pero esa es la suya y considera que les es útil a sus clientes. 

Viéndole trabajar, de nuevo he visto la trascendencia de que el cliente exprese en una pregunta lo que quiere trabajar. Citando a Hellinger ha afirmado que un cliente debería ser capaz de expresar en tres frases la pregunta que le gustaría resolver. Sin una pregunta clara el proceso no puede encontrar un ritmo efectivo. Y la mera búsqueda de esa pregunta ya es en muchos casos una intervención significativa. Su manejo de la entrevista inicial pivota en torno a la expresión de esa pregunta y el grado de importancia para el cliente de la misma.

El otro tema que de nuevo he vivido con intensidad es la importancia de ocupar "el lugar" que te corresponde en el sistema familiar, en el sistema organizacional. La falta de claridad sobre el lugar que se ocupa, el solapamiento del lugar de un sistema en el otro, la ocupación de lugares que no son los tuyos, la transición de un lugar a otro.... son elemento habitual en prácticamente cualquier organización, a la vez que fuente de dificultad y dolor.  

Y mañana más.

martes, 30 de junio de 2015

Estrategias de positividad para las administraciones públicas

Hay organizaciones públicas que hacen las cosas muy bien y saben contarlo. Se hacen visibles y se convierten en referentes del buen hacer de la administración pública. Son las menos.

Hay muchas más que realizan un magnífico trabajo, prestan unos servicios de calidad, están implicadas en proceso de mejora e innovación... pero no logran transmitirlo con efectividad.

Cabria refugiarse en el socorrido argumento tan utilizado después de unas elecciones por quienes no han obtenido los resultados esperados: no sabemos comunicar. Sin embargo, por mi experiencia, en el caso de las administraciones públicas (lo de los partidos es otro cantar) el problema no es que no sepan comunicar. No se trata de que mejoren su estrategia de comunicación, sino de que se lo crean.

Probablemente influenciados por el clima hostil hacia lo público, se respira una cultura demasiado centrada en lo que falta. Las limitaciones, las dificultades, lo que no funciona bien se mira con una lupa de gran aumento, adquiriendo dimensiones enormes. En cambio, a lo que se logra se le quita valor con un "ya era hora", o "esto es lo mínimo que teníamos que hacer". Cuando precisamente si ha costado es muestra de que el logro no era fácil, ha requerido de mucha constancia y de mucho esfuerzo.

Incluso cuando las encuestas de satisfacción de las personas que utilizan los servicios públicos dan unos resultados más que notables o los indicadores comparativos muestran el grado de calidad de los servicios prestados, empleados y empleadas públicos encuentran argumentos para relativizar su buen hacer.

A esa "cultura depresiva" también hemos contribuido quienes, desde el deseo de mejorar, hemos orientado demasiado el foco a las "debilidades", las "áreas de mejora", generando una dinámica de "nunca es suficiente". Por eso, me interesan las aproximaciones "apreciativas", que orientan hacia lo que se hace bien para potenciarlo y hacia el futuro deseado, más que a lo que va mal o falta.

Me parece esencial desarrollar "estrategias de positividad" en las administraciones públicas. estrategias que permitan aumentar la autoestima de empleados y empleadas públicas. Que les ayuden a hacerse conscientes de lo que están logrando con su esfuerzo y su trabajo. No para regodearse en ello, sino para conectarse con la energía que necesitan para seguir contribuyendo a una sociedad mejor.

Y a esas estrategias podemos contribuir todos. Unos desde dentro, mirando el lado positivo de lo que se hace, los cambios que se logran, los problemas que se superan. Otros desde fuera, haciendo visible no solo nuestro enfado con lo que no funciona, sino también nuestra satisfacción con el trabajo bien hecho. Empleados y empleadas públicas están pagados por el dinero público pero eso no les hace esclavos indignos de recibir un gracias. Si fuéramos capaces de un mirar más positivo quizás descubriríamos que vivimos en un mundo mejor del que parece que nos gusta reconocer.

lunes, 22 de junio de 2015

Saber acoger a las personas que llegan a la política local


Hay cosas que por obvias las ignoramos. Acaban de resultar electos los nuevos cargos políticos locales. Muchas de esas personas se estrenan en esa responsabilidad ¿sabemos acogerles? Les hemos elegido para ello y está bien que seamos estrictos juzgando lo que hagan o dejen de hacer pero ¿no parece razonable, si no humano, acogerles con la dignidad y el calor que se merece quién ha decidido representar a sus vecinos y vecinas y ha sido elegido por ellos para hacerlo? ¿Dónde quedaron los 100 días para valorar lo que hacen quienes se estrenan en las responsabilidades de gobierno?

¿Cómo han preparado los gobiernos salientes la llegada de quienes van a sustituirles? Me temo que sigue primado el "allá te las apañes" frente a la responsabilidad institucional. Los ayuntamientos están mucho antes que cualquier gobierno local y seguirán mucho más tiempo que cualquiera de ellos. Una cultura democrática profunda ha de cimentarse en comprender que los gobiernos y las instituciones están al servicio de la ciudadanía y respetar a ésta es respetar a quienes eligen, aunque sean "los otros", facilitando su entrada en las responsabilidades de poder. 

Y los empleados y empleadas públicas ¿cómo han preparado los primeros contactos con los nuevos cargos electos? Sin duda también concejales y concejalas, alcaldes y alcaldesa tienen la obligación de preparar bien su entrada en una institución tan compleja como un ayuntamiento. Sin embargo, eso no quita a quienes desempeñan labores técnicas en los ayuntamientos su responsabilidad de facilitar el acceso de quienes llegan elegidos por la ciudadanía.

Esta mañana he tenido el placer y el honor de participar en un acto organizado por EUDEL (Asociación de Municipios Vascos) para acoger a los nuevos electos y electas locales. Una muestra de cómo recibir bien a quienes se incorporan a la vida política de los ayuntamientos. Han respondido a la convocatoria unas 250 personas, lo cual dice mucho de la capacidad de convocatoria de EUDEL y también de las ganas de empezar bien por parte de quienes han resultado elegidos. Enhorabuena para convocantes y asistentes.

Tras las intervenciones de salutación de Aitziber Idigoras, Alcaldesa de Durango (donde se realizaba el evento) e Ibone Bengoetxea, Presidenta de EUDEL, ha intervenido Rafael Jimenez Asensio, Catedrático de la Universidad Pompeu Fabra, quién ha presentado los elementos más significativos del "Manual de acogida para electos y electas locales" que ha publicado EUDEL. Seguidamente, Sebastián Zurutuza, Jefe de Servicio de la Dirección de Política Fiscal y Financiera de la Diputacion Foral de Gipuzkoa ha contextualizado lo que espera a los nuevos electos y electas desde la perspectiva económico-financiera.

A continuación ha llegado mi intervención. Un poco más abajo incluyo la presentación que he utilizado. Sus puntos centrales han sido:

1. Después de la alegría inicial tras resultar elegido te vas a encontrar con una clase de física práctica: la inercia. La organización municipal sigue a pleno rendimiento y según llegas hay un montón de cosas que hacer, expedientes que firmar, proyectos en marcha que desarrollar. Y si te descuidas la inercia te lleva hasta la próxima convocatoria electoral.
2. Pronto descubrirás al monstruo del día a día. Ese que te come. "El día a día me come". Y no va a desaparecer, ha venido para quedarse. Lo que tienes que plantearte es cómo domarlo. Algunas ideas: delega, da más poder a otros, no asumas lo que no te corresponde y "afila el hacha".
3. Porque los días pasan. Hoy quedan 1452 para que acabe tu mandato ¿qué haces con esos días? ¿a qué los dedicas? Cada día en el ayuntamiento vas a poder hacer por tu pueblo mucho más que toda tu vida cuando estés fuera de él.  Concreta cómo quieres que se te recuerde y concéntrate en lograrlo.
4. Gobierna como si fueras a estar siempre, pero con la maleta en la puerta para recordar que lo tuyo es temporal. Es necesario ser conscientes de que nos iremos pero tenemos que gobernar con la responsabilidad institucional, sabiendo que hay proyectos que no los podremos terminar nosotros pero nuestra ciudad, nuestro pueblo los necesita.
5. Equilibra idealismo y pragmatismo. Sin idealismo nos convertiremos en administradores, sin pragmatismo en soñadores sin consecuencias prácticas.
6. Ten presente el mapa del liderazgo político: inspirar y motivar a la acción desde unos valores sólidos (coherencia e integridad), capacidad de construir una visión compartida, orientados a los resultados y manejando habilidades relacionales para gestionar personas y equipos.
7. Vas a dirigir a personas que saben más que tú y no es fácil. Prepárate para ello con humildad y respeto hacia el personal técnico, a la vez que te haces respetar para que tu lugar como político no sea ocupado por quién no le corresponde.
8. Más que hablar escucha. Escucha a la ciudadanía, a quienes te votaron, a tu partido, a la oposición,... Cuantos más puntos de vista escuches más rica podrá ser tu respuesta. Y escucha activamente, esto es, preguntando, intentando comprender lo que le preocupa al otro, más allá de la petición concreta que te hagan.
9. Y escucha antes de hablar para evitar comprometerte con promesas que no puedas cumplir. Aprende a manejar el arte de decir no.
10. La política se situa frente a intereses diferentes y frecuentemente divergentes. No puedes contentar a todo el mundo. Por eso la política es un aprendizaje de la decepción. Decepción de tus votantes, de tu partido, de ti mismo. Prepárate para hacerle frente en todas su facetas.
11. Dedica tiempo a construir el equipo político. Ir en una lista, con un mismo proyecto puede hacerlo fácil pero no surge sin cuidado, trabajo y atención constante.
12. Es importante comprender la diferencia entre la persona que eres y el rol que desempeñas. Vas a escuchar muchas cosas positivas y negativas aparentemente dirigidas a ti, cuando en realidad se dirigen al rol que desempeñas. Saber diferenciarlo te ayudará a superar con más éxito momentos difíciles.
13. Y cuídate. Dedica espacio para ti mismo y para tu familia. Cuatro años no son nada y a la vez puede ser una dura travesía den desierto lleno de dificultades. La ciudadanía te necesita los cuatro años con energía.
14. Ejercer una responsabilidad política en representación de tus vecinas y vecinos es una de las funciones más importantes que alguien puede realizar en esta vida ¡¡¡disfrútalo!!!!




domingo, 24 de mayo de 2015

Reflexiones desde el coaching en una jornada electoral: la importancia de saber despedirse

Hoy se celebran en España elecciones locales y autonómicas en la mayoría de las Comunidades Autónomas. En esta ocasión se presentan nuevos partidos y otros, no tan nuevos, parece que van a irrumpir con fuerza. Incluso sin estas novedades, al final del día habrá personas que sabrán que tienen que despedirse de su responsabilidad como cargo público. Otras ya lo tenían claro desde antes ya que no formaban parte de las listas electorales. Por otra parte, la alegría y cierta inquietud interior serán protagonistas para quienes sepan que han resultado elegidos.

Hace algo más de dos años, con motivo del cambio de gobierno en la Comunidad Autónoma de Euskadi, escribí un grupo de post que vuelven a recobrar actualidad en este momento. En uno reflexionaba sobre los que se van. Sobre la importancia de saber cerrar una etapa. Lo puedes leer aquí.

Releyéndolo ahora, sigue manteniendo plena actualidad y te animo a que le des una mirada. Añadiría que saber terminar un proyecto, un trabajo, una relación,... no solo es importante para la persona que lo hace. También quienes se quedan lo necesitan. En ocasiones, algunas de las personas que se quedan, cogen la responsabilidad de defender el "legado" de quién se marchó y le hacen muy difícil la llegada a la nueva persona que ocupa su lugar. Por eso, si quién se va no sabe hacerlo, quienes se quedan han de asumir su parte de responsabilidad en gestionar adecuadamente el final de esa etapa.

¿Cómo hacerlo? Pongámonos en el caso de que quién se va lo hace prácticamente sin despedirse o con una despedida que no da mucha opción a cerrar bien. Quienes se quedan, una vez que esa persona ya no está, pueden reunirse dejando una silla vacía que represente a quién se ha ido. Poco a poco, una persona tras otra, se van despidiendo de quién se fue. Cada uno con sus palabras, con sus vivencias, con sus emociones.

Planteo aquí una propuesta de conversación de despedida. La forma ha de adaptarla cada uno a las palabras y el estilo que sienta como suyo. Si no se hace desde la autenticidad no tiene ningún sentido:

1. Gracias por la contribución que has realizado. Más allá de que haya habido cosas que no me han gustado, reconozco lo que has tratado de aportar. Formas parte de la historia de esta institución y así te recordaremos.
2. Hay muchas cosas que has hecho o a las que has contribuido que se quedan con nosotros. Sin embargo, la vida sigue. Llega otra persona a cubrir tu puesto y con ella iremos recorriendo un nuevo camino. En él puede que cambiemos cosas que hicimos contigo. Eso no implicará que olvidemos tu contribución, pero esta institución es mucho más que cada una de las personas que la componemos y que pasamos por ella en un momento u otro. Por ello, respetando lo que has aportado, nos sentimos con libertad para realizar nuestro propio camino.
3. Perdón por si algo que he podido hacer o decir te ha llegado a hacer daño.
4. Te deseo éxito en lo que puedas emprender a partir de ahora.

Igualmente, es importante saber recibir a quién llega nuevo. Pero eso ya será objeto de otro post.

Post data: Recuerda que los días 25, 26 y 27 de junio facilito un taller en el que abordaremos las claves para afrontar la vida en política, incluida la habilidad para saber llegar y saber despedirse. Más información y matrícula aquí.

This is the end, beautiful friend 
This is the end, my only friend, the end 
Of our elaborate plans, the end 
Of everything that stands, the end 
No safety or surprise, the end 
I'll never look into your eyes, again
"The end". The Doors




miércoles, 6 de mayo de 2015

Lo que no se enseña a quienes entran (o están) en política

Este post ha sido elaborado para su publicación inicial en el blog de Emana.

Probablemente hacía muchos años que no había tantas personas con tanta ilusión por la política. Tantas personas que incluso se han decidido a comprometerse con un proyecto político hasta el punto de ir en puestos con posibilidades de resultar electos en las próximas elecciones municipales.

Para la mayoría de estas personas los ayuntamientos son instituciones desconocidas. Seguro que han utilizado servicios municipales, incluso han realizado alguna tramitación administrativa puntual en ellos. Sin embargo, muy pocas conocen su funcionamiento.

Probablemente, ya sea de manera individual o a través de las organizaciones a las que pertenecen, estarán estudiando lo más esencial de la estructura organizativa de un ayuntamiento. Incluso algunos conceptos básicos de las múltiples legislaciones que rigen el quehacer de una administración pública local. Pero los que más saben de normas y leyes son los empleados y empleadas públicas con quienes van a compartir los próximos años. Los ayuntamientos no necesitan personas técnicas elegidas por la ciudadanía, sino políticos y políticas capaces de liderar a la organización municipal y al conjunto de la ciudadanía del pueblo o ciudad. Lo que necesitan es personas con propuestas, con visión del municipio que quieren contribuir a construir y con capacidad para ejercer un liderazgo efectivo desde las nuevas funciones que van a desempeñar.

Para ello, las personas que van a entrar a protagonizar la actividad política tienen que aprender otros temas que habitualmente no se enseñan. Es más, que ni siquiera se suelen mencionar.

1. Aprender a sobrellevar la decepción. La propia y la de quienes le apoyan. Como bien saben quienes ya llevan tiempo en la actividad política, las ilusiones con las que se entra en ella, las expectativas que se ponen, se ven con prontitud confrontadas con límites que nos llevan a la decepción.

Pero también ha de aprender quién entra en política a asumir que va a decepcionar a muchas personas que ahora le apoyan, personas que incluso forman parte de su propio proyecto político. Y para aprender a decepcionarse es necesario entenderse mejor a uno mismo y entender las dinámicas que hay detrás de la superficie de la política.

2. La responsabilidad política implica, en ocasiones, dirigir a equipos de personas empleadas públicas. Personas que saben mucho más que el cargo político de los aspectos técnicos del ámbito correspondiente. Por ello, también ha de aprender a dirigir en un contexto en el que el conocimiento concreto lo tienen otras personas. Y no siempre es fácil ponerse en ese lugar.

3. Se necesita aprender a gestionar las alianzas y buscar consensos.

4. Aprender a liderar los cambios afrontar los conflictos.

5. Aprender a manejar las relaciones con "los suyos". A hacer equipos con quienes gobierna y saber manejarse en las turbulentas luchas que vivirá en su propia organización.

6. Aprender a manejar los "tiempos" de la política. Saber llegar y saber marcharse. Saber gobernar como si se fuera a estar siempre pero con la maleta preparada para irse.

7. Aprender a que la vida privada deje de serlo o al menos no lo sea tanto. A no poder pasear sin que te saluden decenas de personas preguntándote por "lo suyo" o planteándote alguna magnífica idea que han tenido. A mantener una vida personal en un contexto que tiende a fagocitarlo todo. 

8. Aprender a decir que no sin que eso suponga un desprecio hacia el otro.

9. Aprender a ser leal a uno mismo a la vez que a un proyecto compartido. No siempre es fácil moverse en la línea que divide el compromiso con un proyecto y las propias convicciones personales. Saber llevar las contradicciones que se generan es esencial para evitar caer en el cinismo o en el abandono de los principios propios.

10. Aprender a escuchar mejor. No perder la capacidad de escuchar puntos de vista diferentes, aunque resulten incómodos. Evitar el cinturón de fieles que dicen solo lo que uno quiere escuchar.

De estos y algunos otros temas no se habla ni se enseña cuando se entra ni cuando se está en política. Cada uno ha de aprenderlo a base, frecuentemente, de golpes y frustraciones. Y en demasiadas ocasiones esa experiencia lleva a abandonar tempranamente la política o a defenderse detrás de una costra de cinismo. Y quienes continúan sorteando ese cinismo lo hacen sobre fuertes dosis de sufrimiento que muy pocos conocen.

Por todo ello, realizo de la mano de EMANA cursos que permiten realizar ese aprendizaje. Programas formativos que buscan ayudar, a quienes están en política o llegan a ella, a afrontar la vida en política. Es algo que me apasiona y que creo contribuye a generar una política mejor, una sociedad mejor. La próxima edición será en Bilbao los días 25 al 27 de junio. Si te interesa puedes inscribirte aquí.


domingo, 3 de mayo de 2015

Siete años de blog


El 3 de mayo de 2008 publiqué mi primer post bajo el título "Por qué la danza del cambio?. Siete años intensos en lo profesional y en lo personal. Con altibajos en la dedicación al blog que se puede apreciar en la oscilación en el número de post publicados. Desde los 61 del primer año, a los 25 del 2013. El año pasado remonté de nuevo hasta los 37. En total 290 post y más de 88.000 usuarios distintos.

En estos años he ido compartiendo lecturas, experiencias, reflexiones sobre los temas que me interesan y que he pensado que podrían interesar a otras personas. Me siento satisfecho. Disfruto haciéndolo aunque haya veces que me cuesta más que otras. Y la sensación de utilidad que me da el pensar, y en ocasiones escuchar, que lo que comparto resulta interesante, me compensa con creces cualquier esfuerzo.

Si no fuera por las personas que estáis ahí esto no tendría sentido. Así que gracias por hacer posible este espacio que me permite también centrar ideas, resumir aprendizajes, dar forma a pensamientos que andan sueltos por mi cabeza. Y con ello hacéis posible también mi propio crecimiento y aprendizaje.

GRACIAS

Nos leemos en el próximo post.


domingo, 26 de abril de 2015

En busca del indicador perdido. Diez ideas para una gestión pública orientada a resultados

Cuando estudiaba, a finales de los 70, Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de Deusto, si necesitábamos procesar los resultados de alguna investigación llevábamos los datos al Centro de Cálculo de la Universidad. Era una dependencia en la que se encontraba El ordenador, varios armarios que seguramente tendrían menos capacidad y velocidad de procesado que muchos portátiles actuales. Los resultados nos los entregaban impresos en unas "sábanas", unas hojas de papel tamaño A3.

Todo esto me permite explicaros la historia del estudiante que solicitó un montón de análisis estadísticos, de tal forma que se los entregaron en una carretilla repleta de hojas con resultados. Entusiasmado se fue en busca de su profesor. Al verlo le gritó: profesor, profesor, ya tengo todas las respuestas. A lo que el profesor, sabio sin duda, le contestó: muy bien, muy bien, ahora vete a buscar las preguntas.

Con los indicadores tengo la sensación de que pasa algo parecido. Con la presencia masiva de la tecnología informática es imposible encontrar una organización que no tenga un amplio volumen de información que le permita obtener una amplísima cantidad de indicadores. Por otra parte, Internet nos permite acceder a los indicadores de muchas otras organizaciones, incluso a bancos de indicadores de prácticamente cualquier materia.

1. Lo que falta no es información, ni indicadores, lo que frecuentemente falta es política ¿qué resultado concreto quiere lograr este Gobierno en los próximos meses, en esta legislatura? A partir de ahí la gestión ha de centrar la acción de la organización para su logro. Una vez aclarado lo que se quiere conseguir los indicadores han de ser aquellos que mejor nos ayuden a valorar el avance en la dirección planteada. Antes de la matemática necesitamos la poesía. No tiene sentido ponerse a buscar indicadores si no tenemos claro sobre qué aspecto nos han de dar indicación.

2. No existe el indicador perfecto. Cuantas veces he escuchado que "lo que nosotros hacemos no se puede medir". Y generalmente no les falta razón. El error es pensar que un indicador mide un fenómeno concreto. El error es atribuir a los indicadores la capacidad de reproducir numéricamente una realidad compleja. Como dijo Einstein, ni todo lo que importa se puede medir, ni todo lo que se puede medir importa.

Muchas organizaciones llevan años paralizadas en su gestión orientada a resultados porque siguen buscando su particular arca perdida, su Santo Grial. Simplemente no existe. Tal y como su propio nombre expresa, un indicar se limita a indicar. No refleja la complejidad de una realidad. Nos da información parcial para que los gestores la podamos utilizar como fundamento para nuestra reflexión.

Hay conceptos, como el de salud, para el que la experiencia y la investigación han permitido identificar algunos indicadores enormemente poderosos para valorar su estado. Es el caso de la temperatura corporal: si se encuentra fuera de determinados parámetros nos indica que algo no funciona bien en nuestro organismo ¿significa eso que la salud se puede reducir a la temperatura corporal? En absoluto, pero un indicador nunca puede pretender eso. El mejor indicador es el que, cuando varia o se sale de los márgenes establecidos, nos muestra, nos indica cómo se encuentra un fenómeno o en qué dirección se está moviendo. 

3. Buscamos indicadores para la gestión no para el premio Nobel. Hay indicadores que probablemente no se sostendrían en un congreso internacional sobre la materia. Pero lo que necesitamos son indicadores para gestionar, es decir, para poder tomar decisiones mejor fundadas que las que se adoptan por mera intuición. En ocasiones, el indicador científicamente más adecuado requiere un periodo de tiempo para su obtención que lo hace inútil para la gestión. Necesitamos la mejor información posible para adoptar decisiones y a eso han de contribuir los indicadores.

4.  Indicadores de gestión e indicadores para la memoria o la investigación. Es conveniente diferenciar indicadores de gestión, esto es, aquellos que vamos a seguir y analizar en los órganos de gestión de la organización, y aquellos otros que han de recogerse para poder nutrir la Memoria anual o posibles investigaciones futuras. Ese documento que llamamos Memoria tiene como función precisamente eso, que nos podamos acordar de lo que hicimos, de lo que pasó. Es un documento necesariamente exhaustivo, mientras que los indicadores que necesitamos para la gestión son solamente aquellos que nos pueden aportar información significativa para valorar la evolución de la organización y tomar decisiones.

5. Si no lo usas déjalo. Una forma de saber si un indicador es un indicador de gestión es pensar que ocurriría o que ha ocurrido cuando ese indicador nos ha presentado resultados inesperados o fuera de los parámetros deseados. Solo si esa variación lleva necesariamente a tomar alguna decisión podemos considerar que es un indicador de gestión significativo. Si nuestra reacción es "qué interesante", "fíjate que curioso", o algo equivalente, ese indicador no nos aporta demasiado valor en nuestro proceso de toma de decisiones para el logro de los resultados planteados.

6. Cuantos menos mejor. En mi experiencia, la inmensa mayoría de las organizaciones pasan por una seria enfermedad de "indicadoritis". Decenas y decenas de indicadores que, como al estudiante con el que he comenzado este post, les falta saber la pregunta a la que tratan de dar respuesta. Por otra parte, en la medida en que los indicadores los tenemos para contribuir a la gestión de la organización, decenas de indicadores son ingestionables. Tenemos que desbrozar ese bosque para identificar aquellos realmente significativos. Claro que, en muchas ocasiones, esa enfermedad es una fase necesaria que hay que atravesar para poder seleccionar aquellos indicadores que realmente nos aportan valor.

7. El collar no puede costar más que el perro. Aunque la obtención informática de muchos indicadores puede darnos la impresión de que un indicador no cuesta, la realidad es que siempre hay personas detrás que han tenido que recoger información, cumplimentar algún documento ya sea digital o en papel. El propio proceso de análisis ya supone también un coste. En consecuencia, es necesario revisar nuestros indicadores para garantizar que el esfuerzo de todo tipo que conlleva obtenerlo compensa con la información que nos aporta.

8. Si introduzco basura en un programa estadístico, saldrá basura estadística. La presentación de resultados de cualquier programa informático que procese información siempre resulta espectacular y genera una asociación con la existencia de un resultado científico. Sin embargo, si la información introducida es de mala calidad, porque no es precisa, no hay criterios homogéneos al recogerla o cumplimentarla, falta una parte significativa, etc., lo que salga tendrá muchos decimales, desviaciones típicas o análisis factoriales, pero no dejará de ser información basura.

9. Y una forma de garantizar la máxima calidad de la información es contar con las personas que participan en su recogida, para escucharles y devolverles la información producto de su trabajo.

10. Lo importante no son los datos que el indicador nos muestra, sino qué hacemos con ellos. Otra forma especialmente significativa para determinar si un indicador es o no de gestión, consiste en analizar en qué foro de gestión se debate, con qué frecuencia y qué decisiones ha generado su valoración. La gestión orientada a resultados no viene determinada por que estén definidos los objetivos, los resultado esperados, ni porque haya indicadores para valorar el grado de avance. Lo que la define es el debate sistemático y continuado en los órganos de dirección de la organización a partir de la información que los indicadores de gestión ofrecen y la consecuente toma de decisiones en función de la valoración realizada.

domingo, 19 de abril de 2015

El poder ya no es lo que era

«Nunca deja de asombrarme lo mucho y lo rápido que ha cambiado el poder político. Ahora vuelvo la vista atrás y me maravillo de todo lo que podíamos hacer en los años setenta y ochenta y que ahora es casi impensable, con los muchos factores nuevos que reducen y lastran la capacidad de actuar de los gobiernos y los políticos» Lena Hjelm-Wallén, antigua viceprimera ministra de Suecia, ministra de Exteriores y ministra de Educación.

Tengo que reconocer que me gustan las miradas disidentes. Las reflexiones inteligentes que me hacen ver perspectivas que se alejan de las más habituales. Luego puedo estar más o menos de acuerdo con ellas, pero la sensación que me produce la lectura de un libro que me abre a nuevos puntos de vista es siempre agradable.

El último libro de Moisés Naim, "El fin del poder", ha logrado ese efecto. Frente al discurso mayoritario de que los poderosos cada vez lo son más, nos plantea una visión diferente. No tanto contradictoria, ya que acepta la premisa de que los poderosos lo siguen siendo y mucho, pero si diferente. De hecho, el título del libro me parece que tiene una función más comercial que otra cosa, ya que la tesis que sustenta no tiene que ver con que el poder se acabe, sino con la modificación del contexto en que se ejerce.

Este venezolano, que fue ministro de Fomento de su país, además de economista, escritor y periodista, nos plantea que en el siglo XXI, el poder es más fácil de adquirir, más difícil de utilizar y más fácil de perder. Desde las salas de juntas y las zonas de combate hasta el ciberespacio, las luchas de poder son tan intensas como lo han sido siempre, pero cada vez dan menos resultados.

El libro, bien escrito y magníficamente documentado, repasa la situación del poder del poder político, del poder geopolítico, poder militar, empresarial, religioso,... para concluir que en todos los ámbitos los poderosos tienen menos margen para lograr lo que desean que quienes ocupaban ese mismo lugar hace unas décadas. Frente a ellos han surgido nuevo "micropoderes" que están transformando la realidad del poder en nuestra sociedad a través de un poder de nuevo tipo: no es el poder masivo, abrumador y a menudo coercitivo de grandes organizaciones con muchos recursos y una larga historia, sino más bien el poder de vetar, contrarrestar, combatir y limitar el margen de maniobra de los grandes actores. Es negar a «los grandes de siempre» espacios de acción e influencia que se daban por descontado.

Según Naím, tres revoluciones explican este aumento en la dificultad de ejercer el poder en nuestras sociedades:

- La revolución de la cantidad. Cada vez somos más personas, vivimos más años, tenemos mejor salud, hay más ciudades, hay más naciones,….
- La revolución de la movilidad. Cada vez es más fácil moverse, superar fronteras, trasladarse de un lugar a otro física o virtualmente,…
- La revolución de la mentalidad. Los valores están cambiando rápidamente en todo el mundo, hay una mayor intolerancia al autoritarismo, más tolerancia a la diferencia, más predisposición ante nuevas ideas,…

Este proceso que hace más difícil a los poderosos ejercer su poder tiene grandes beneficios, pero también sus riesgos. Moisés Naím subraya cinco:

1. El desorden. Mientras que es poco frecuente que una sociedad que haya caído en una situación de anarquía viva en ese caos durante mucho tiempo, no es difícil que, debido a la degradación del poder, una sociedad entre en un prolongado período de parálisis y estancamiento durante el cual los problemas fundamentales no se afronten.

2. La pérdida de talento y conocimiento. Aunque los partidos adolecen de defectos innegables, su desaparición implica la pérdida de importantes reservas de conocimiento muy especializado que no es fácil que reproduzcan los grupos políticos o hasta los carismáticos individuos recién llegados que los reemplazan. Muchas de estas atractivas «caras nuevas» que reemplazan a los partidos políticos y a los líderes de siempre suelen ser lo que el historiador suizo Jacob Burckhardt llamó «terribles simplificadores», demagogos que buscan obtener el poder a base de explotar la ira y la frustración de la población y mediante promesas atractivas pero «terriblemente simples» y, en definitiva, engañosas.

3. La banalización de los movimientos sociales. Para la mayoría de la gente en el mundo, el activismo social o político en la red consiste en poco más que tocar un botón 

4. Se estimula la impaciencia y se acortan los periodos de atención. Cuanto más tenue sea el control que líderes, instituciones y organizaciones tienen sobre el poder, —es decir, cuanto más intrínsecamente escurridizo sea el poder—, más probabilidades tendrán de dejarse guiar por incentivos y temores inmediatos y menos motivos poseerán para hacer planes a largo plazo.

5. Alienación. La degradación del poder crea un terreno fértil para los demagogos recién llegados que explotan los sentimientos de desilusión respecto a los poderosos, prometen cambios y se aprovechan del desconcertante ruido creado por la profusión de actores, voces y propuestas. La confusión provocada por unos cambios demasiado rápidos, que son demasiado perturbadores y socavan las viejas certidumbres y formas de hacer las cosas —efectos secundarios de las revoluciones del más, de la movilidad y de la mentalidad—, ofrece grandes oportunidades para líderes cargados de malas ideas.

En este video el propio autor te presenta lo esencial de su planteamiento:


Este lunes 20 de abril comienza un curso online gratuito sobre la política vista desde el coaching en el que también mencionamos esta obra. Y los días 25, 26, 27 y 28, tendrá lugar el curso presencial "Coaching y política: claves para afrontar la vida en política", donde profundizaremos en el tema. Si te interesa tienes más información y opción de matricularte aquí.