Tengo la impresión de que estamos asistiendo a una nueva versión del "todo por el pueblo pero sin el pueblo". Las administraciones públicas vuelven a repetir dinámicas del pasado pero travestidas de la última modernidad. Parece que la experiencia frustrante y en gran medida frustrada de la administración electrónica no ha aportado demasiado aprendizaje. Ahora toca a la transparencia. El uso de las redes sociales ya está esperando para ser el próximo hito en esta dinámica que se me antoja una fuga hacia adelante.
¿Y a la mayoría de los ciudadanos que es lo que les interesa de las administraciones públicas? ¿qué esperan de ellas? ¿para qué necesitan la transparencia? ¿cómo les gustaría que usaran las redes sociales las administraciones públicas? Leo mucho de todo lo que se está haciendo para ser los más transparentes, veo experiencias sobre el uso de las redes sociales en la administración pública. Encuentro mucha menos información sobre cuanto está costando todo esto. Por ejemplo ¿qué inversión está suponiendo para un ayuntamiento medio adecuarse a la Ley de Transparencia? ¿Cuanto gasto en tecnología? ¿cuántas horas de trabajo de empleados y empleadas públicos? ¿cuanto en asesoramiento externo?
Tampoco se habla mucho del impacto de toda esa inversión ¿cuantas personas están entrando a los portales de transparencia? ¿para qué se está usando por la ciudadanía la información existente en ellos? No leo informes sobre lo que la ciudadanía necesita de la transparencia, solo encuentro opiniones de expertos o de empleados públicos que opinan sobre sus bondades y carencias. Tampoco encuentro estudios que muestren la demanda ciudadana de presencia de las administraciones públicas en las redes sociales.
Vuelvo a vivir la sensación de que hay cosas que parece que se autojustifican, están bien en sí mismas al margen de sus resultados. Cómo vas a opinar cuestionando lo que se hace para aumentar la transparencia. A quién se le puede ocurrir poner en duda las redes sociales como el futuro de las relaciones con la ciudadanía. Y esa sensación no me gusta. Creo que perdemos la perspectiva. Lo que de verdad importa es servir a la ciudadanía "realmente existente". Sus necesidades, sus expectativas ¿y cómo hacerlo si no dedicamos el tiempo, el esfuerzo y el dinero necesario para escucharla, para entender qué es lo que espera de los servicios que le presta la administración pública? ¿cuánto se dedica a profundizar las necesidades diferentes de diferentes grupos de población? ¿de qué manera se testa lo que se diseña para la ciudadanía para valorar su adecuación real a lo que espera y necesita?
Por este camino tendremos una administraciones públicas muy modernas, enormemente transparentes, con gran presencia en las redes sociales, con posibilidad de tramitar todo electrónicamente. Y la ciudadanía no mirará la información transparentada, pasará de las redes sociales de la administración, seguirá tramitando presencialmente,... Transparencia sí, redes sociales también, tramitación electrónica sin duda, pero al servicio de la ciudadanía, no de lo que otros consideran que necesita.
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