sábado, 26 de enero de 2013

Política, corrupción y coaching


Losdías 28 de febrero, 1 y 2 de marzo imparto un curso sobre coaching político enBilbao. Al conocer la noticia, un buen amigo, que ha tenido un papel clave en mi camino en el ámbito del coaching, me escribía estas líneas:


“Los políticos adoran al mismo dios que adora la sociedad, el dinero; pero ellos por su posición tienen el compromiso moral (si creyeran en la moral) de ser coherentes con los valores que declaran y por los que son elegidos. No hay políticos buenos, ya que más allá del sacrificio personal, está la denuncia al propio quehacer de la clase política. Y esta denuncia del quehacer político no se la he oído a ningún político. Y lo entiendo, ya que “primum vivere”. Por todo eso te deseo el mayor éxito en tu propuesta del coaching orientado a ayudar a crecer a esa fauna humana que forma la clase política.”

Me han impactado estas palabras tan contundentes. Desde luego, desde esa manera de mirar a las personas que están en política es muy difícil poder aportarles algo, poder situarse en una posición de coach. En cualquier proceso de acompañamiento, como es el coaching, es imprescindible, en mi opinión, poder situarse ante la persona a acompañar libre de prejuicios o, al menos, con la capacidad de dejar los prejuicios al margen del proceso.

Sin embargo, la reflexión más importante que me han sugerido esas palabras es que, precisamente en este contexto en el que la corrupción aparece tan asociada a la política, es esencial contribuir a dotar de habilidades y capacidades personales a las mucha personas honradas que se comprometen con la política para tratar de construir un mundo mejor. Unas habilidades que les permitan afrontar el complejo entorno en el que se mueven, que les permitan construir una política diferente en la que no haya espacio para comportamientos corruptos.

Para ello, el coaching político es un instrumento de enorme utilidad. Un instrumento que puede ayudar también a dotar a las nuevas personas que se acercan a la política (y no olvidemos que la política es mucho más que los partidos políticos) a fortalecer sus competencias personales para afrontar los momentos de frustración, de desilusión, de conflicto, de cuestionamiento público que pueden encontrar. El coaching político puede ayudar a que personas valiosas para la acción política no la abandonen de manera temprana y que quienes continúan en ella lo hagan con menos sufrimiento personal del que ahora podemos encontrar. El coaching político puede contribuir a evitar que las personas que se dedican profesionalmente a la política tengan que sumergirse en el cinismo para sobrevivir.

Todo esto, no resta en nada la necesidad de cuestionar el propio sistema de representación política, las formas de funcionar de los partidos actuales, las limitaciones de la democracia representativa,…. Pero si nos centramos solo en el sistema y nos olvidamos de las personas que lo componen, lo construyen, le dan vida, será muy fácil encontrar situaciones equivalentes aún cuando cambiemos las normas que rigen y articulan nuestro sistema político. Por ello, el coaching político no se presenta como una alternativa al cuestionamiento del sistema sino como una aproximación complementaria.