jueves, 9 de octubre de 2008

Sobre la lentitud: Miroirs de Vie

Este fin de semana asistí en el Teatro Arriaga de Bilbao al espectáculo Miroirs de Vie de la Legend Lin Dance Theatre. Una compañía de Taiwan que más que danza presenta una ceremonia taoísta de una singular belleza. Sin embargo, lo más impactante para mi fue la lentitud y el silencio. La mayor parte de la hora y cuarenta minutos que dura la representación se desarrolla en silencio, roto en algunas ocasiones por golpes de gong o tambor. Los actores / bailarines se desplazan por el escenario a cámara lenta.
Silencio y lentitud que chocan estrepitosamente con nuestra vida diaria. Toses espasmódicas mostraban continuadamente la dificultad de quienes nos movemos en la cultura occidental para soportar el silencio. Enfrentados tan sólo al disfrute de unas imágenes nos resulta difícil conectarnos. La estética del vídeo clip nos ha inoculado una necesidad de velocidad que se hace añicos sentado en una butaca viendo este espectáculo.


Recordaba un libro que leí hace ya un tiempo que tenía por titulo "Elogio de la lentitud". Viene a plantear la necesidad de ir más lentos. De disfruta más de la comida, de la conversación, del paisaje, del sexo,... Incluso hay movimientos como la Slow Food o las Slow Cities que tratan de construir una referencia diferente a la vorágine centrada en el correr permanente. En el pasar por todo sin detenernos en nada. En estar más preocupados por el qué que por el cómo, sin comprender que uno y otro van indisolublemente unidos.

Viendo moverse a los bailarines con esa lentitud ritual pude acercarme a entender el valor que puede tener disfrutar de cada instante, de cada paso, como si fuera lo último que vas a hacer en la vida.

Hace un par de semanas, impartiendo un curso para directivos de una importante entidad bancaria española, uno de los asistentes, responsable de formación en México, explicaba como los españoles cuando llamamos por teléfono vamos directamente al grano, algo inusual en ese país, dónde lo habitual es comenzar interesándose por la otra persona, su familia, cómo le ha ido los últimos días,....

Desde luego que desde una determinada perspectiva esa forma de actuar es mucho más lenta, requiere de más tiempo para cubrir el objetivo de la conversación. Sin embargo, es mucho más rica en cuanto al establecimiento de redes de relación y, especialmente, en dar valor a la persona con la que hablamos. Ahora que tanto decimos que las personas son lo más importante quizás debiéramos reflexionar que implica esa frase en nuestra forma habitual de desenvolvernos. Si son lo más importante ¿no debiéramos dedicarlas más tiempo aunque seamos más lentos en hacer? Y no olvidemos que todas las investigaciones nos indican que cuanto mayor es la preocupación sincera por las personas mejores acaban siendo los resultados. Vamos que más lentos, en este caso, no debe significar menos productivos.

1 comentario:

Germán Gómez dijo...

Es cuestión de cambiar el hábito y acordarnos todos de hacer como los mejicanos. Como cuando te propones hacer régimen ...