Inspirado por el cambio de gobierno que está viviendo el País Vasco, inicié hace unos días una reflexión en torno al cambio de gobierno desde una perspectiva que he denominado de coaching político. Dediqué un primer post a los que se iban y a la importancia de saber despedirse, de saber cerrar cualquier proceso vital y también este. En el siguiente post me centré en las personas que llegan al gobierno, sobre todo las que llegan con menos experiencia en la vida de una administración pública. Hoy voy a continuar planteando algunas reflexiones para quienes van a estrenarse en la política.
1. Antes de hablar escucha. Pregunta antes de dar tu punto de vista. Es importante tener criterio pero no lo vuelques según llegues, da oportunidad a quienes llevan tiempo en la administración y van a ser tu soporte técnico para que se expresen. Seguro que te darán información que desconoces y puede que lo que acabes planteando se matice con ella. Si tienen que demostrar cuanto sabes y la autoridad que tienes lo que los demás van a entender es justamente lo contrario.
2. Uno de los aspectos más complicados es saber mantenerse en el lugar que corresponde a un político sin invadir el territorio técnico. En términos teóricos la diferenciación es fácil: el ámbito político es el de las estrategias, el que marca el rumbo, se centra en el QUÉ; el ámbito técnico se refiere al CÓMO llevar a la práctica los objetivos, las estrategias que plantea quién ha sido elegido por la ciudadanía. Sin embargo, en el día a día surgen decenas de ocasiones en la que el límite no está claro. Mantente vigilante y evita que ambos territorios se confundan. Ten continuamente presente la pregunta ¿es este mi lugar como político?
3. Vinculada con el punto anterior está la tentación de asumir el papel de "no te preocupes, ya me encargo yo", cuando alguien se dirige a nosotros con una petición. Una tentación que nos hace sentir poderosos, que nos hace poner de manifiesto que ahora tenemos capacidad de influir. Sin embargo, cuando damos esa respuesta, estamos asumiendo un gran riesgo ya que puede que en realidad no te puedas encargar tú. Además, esa respuesta se da ante situaciones muy micro, muy concretas, situaciones que no corresponden al ámbito político, sino al técnico. En ese campo la pregunta clave es ¿para qué tengo que demostrar que yo puedo arreglarlo? ¿que necesidad hay detrás de ello?
4. ¿Te resulta fácil decir no? ¿Cuando tienes que decir no, sabes hacerlo de una manera adecuada? Reflexiona sobre como te enfrentas a estas situaciones porque si no sabes decir no vas a encontrarte con muchas complicaciones. Desde una agenda desbocada en la que tienes que afrontar una cantidad de asuntos inabarcables (por no haber sabido decir no), hasta la asunción de la responsabilidad de temas que están muy lejos de tus posibilidades reales. Y tu equipo se va a resentir y te va a responsabilizar de no saber defender "la frontera" ante la lluvia continuada de peticiones. Recuerda que como lider tienes que saber cumplir también tu función de paraguas.
5. La gran mayoría de los problemas que ha de afrontar un político son problemas adaptativos (sobre este tema ya escribí en otra ocasión), no técnicos. Esto es, no hay una respuesta conocida y comunmente aceptada, sino que son problemas que requieren de la implicación de muchas personas en su solución. Para afrontarlos es necesario ejercer un liderazgo que puede resultar incómodo. En momentos complicados como los que vivimos muchas personas esperan que alguien les diga que les va a solucionar sus problemas, pero no es así, no puede ser así.
6. La política es una actividad de alto riesgo. Te encontrarás con críticas despiadadas, incluso en la faceta más personal. Piensa que no te critican a ti sino al rol que desempeñas. Aprende a tomar distancia, establece en tus rutinas unos momentos para alegarte, relajarte y mirar con perspectiva. La actividad política es una carrera de fondo y eso implica dosificación y recarga de fuerzas de manera periódica y continuada.
7. Preparate para gestionar la decepción. La decepción con algunos de "los tuyos", que no te responden como te esperabas; la decepción con las posibilidades reales de hacer muchas cosas que pensabas que iban a ser fáciles de acometer; la decepción por la forma en que te juzgan y te critican muchas personas; la decepción por no lograr hacer llegar a la ciudadanía el mensaje que te gustaría; la decepción por la incomprensión social de tu labor llena de entrega y sacrificio,...
8. Cuida la relación con tu entorno más cercano, con tu familia. Va a ser difícil, pero si no le prestas una atención continuada a ese objetivo, será imposible. Y resulta muy duro estar en política si se resquebraja el apoyo de aquellas personas a las que más quieres.
9. A pesar de la baja estima social que hoy en día tiene, ejercer una responsabilidad política me parece una de las funciones más importantes que alguien puede realizar en esta vida. Ten siempre presente que estás ahí para servir a la ciudadanía, a las personas que te han elegido y a las que no. Claro que lo harás desde la perspectiva política del partido al que perteneces o que te ha nombrado, pero representas mucho más que eso.
10. ¿Qué tal eres pidiendo ayuda? ¿Lo haces con frecuencia? ¿Esperas hasta que ya la situación es extrema o la pides cuando empiezas a notar las primeras dificultades? ¿Pides ayuda con igual facilidad para temas profesionales que para temas personales? Entras en una actividad compleja que impacta en profundidad en la persona. Una actividad que conlleva una importante dosis de sufrimiento, sobre todo si no te dotas de las herramientas personales necesarias. Desarrollar habilidades personales para afrontar esas situaciones puede ser la clave para que puedas seguir en la política sin dejar "la piel en el intento". Pide ayuda a personas cercanas o a profesionales que te puedan dar la oportunidad de hablar con tranquilidad de cosas que sientes que no puedes hablar con nadie.
2 comentarios:
Son buenos consejos, Enrique, que pueden parecer evidentes, pero que no lo son tanto, y en la práctica son difíciles de seguir.
Muchas veces, el problema es que el día a día nos empuja con tal fuerza que apenas nos paramos a pensar. Y es una pena, porque hacer repaso periódico y sistemático de las cuestiones que estás planteando en estos posts puede ser muy útil para llevar mejor la responsabilidad de los puestos directivos públicos.
Porque, sobre todo, se trata de eso, de llevarlo bien, de disfrutar con el ejercicio del cargo, porque si lo vivimos con agobio, angustia e impotencia será muy difícil lograr el éxito en la gestión.
Añadiría esa reflexión número 11: "Disfruta con tu trabajo", porque la ocasión lo merece.
Un magnífico corolario ese de "disfruta con tu trabajo".
Gracias por tu comentario.
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