lunes, 10 de diciembre de 2012

Coaching político en un cambio de gobierno (2): los que vienen



En el post anterior reflexionaba en clave de coaching político sobre los que se van, sobre la forma en que se despiden y cierran un ciclo las personas que han desempeñado cargos políticos. Ahora, en la misma semana en que toma posesión el nuevo Lehendakari, voy a dedicar un tiempo a quienes llegan. A las personas que acceden a cargos políticos.

Estas personas llegan con ilusión. Muchos, con conocimientos técnicos que les van a ser útiles pero mucho menos de lo que piensan. Algunos incluso han tenido algún proceso formativo en el que les han dado un barniz en aspectos legales del funcionamiento de la administración. Sin embargo, en muy pocos casos se hacen una idea de las dinámicas con las que se van a encontrar. De los desafíos personales que esa experiencia les va a suponer. Y eso lleva a generar sufrimiento personal, un sufrimiento personal que queda en el anonimato, que casi nadie reconocerá. Un sufrimiento que podría paliarse aumentado la capacidad de entender el sistema al que se incorporan y desarrollando algunas habilidades básicas para vivir en política. Esta es la gran aportación del coaching político. En esta clave van estas reflexiones.

1. Lo primero que me viene a la cabeza es una frase que escuché a alguien con recorrido en el mundo de la política: "hay que gobernar como si fueras a estar siempre pero con la maleta hecha en la puerta para recordar que estás para poco tiempo".  Resumía así la necesidad de gobernar con una mirada a largo plazo, mucho más allá de la legislatura, pero sabiendo que tus plazos van a ser siempre más cortos.

2. ¿Para qué estás en la política? ¿para qué has aceptado este cargo? ¿cuál sería para tí el éxito en esta etapa que comienzas? Son preguntas importantes para las personas que llegan a nuevas responsabilidades políticas. Sin apenas tiempo de tomar posesión van a experimentar en carne viva el concepto de "inercia". Van a sentir que suben a un tren de alta velocidad que viene lanzado. Van a llegar a su mesa temas a cuál más urgente, asuntos que no permiten dilación, ... y cuando quieran darse cuenta habrá pasado un año. Y se preguntarán (si no hay temas urgentes que se lo impidan) ¿en qué se ha notado mi presencia en el gobierno? Para contrarrestar esa inercia es clave tener claros los elementos esenciales que quieres aportar en tu gestión. Para ello te sugiero que, como primera tarea en esta nueva etapa, escribas el que te gustaría fuera tu discurso de despedida ¿de qué quisieras sentirte orgulloso? ¿qué destacarías en ese momento de despedida? Una vez hecho ponlo en un lugar visible y vuelve a él con frecuencia para preguntarte ¿qué he hecho hoy para contribuir a mis metas más profundas?

3. Cuando llegues al despacho que vas a ocupar para ejercer tus nuevas responsabilidades, recorre todos los puestos de trabajo que van a estar bajo tu responsabilidad y presentate a todas y cada una de las personas que van a colaborar contigo. Puede parecer una obviedad, pero mi experiencia me dice que es poco obvia. Siempre hay alguna excusa muy razonable para no hacerlo. Si son muchas, organiza reuniones para llegar a todas. Van a ser el equipo con el que tienes que trabajar para lograr tus metas, cuídalo desde el principio. No seas protocolario, date tu tiempo para tomar un primer pálpito a tu organización.

4. Claro que eso implica que superes el "sindrome del enemigo está dentro". Este síndrome es especialmente intenso cuando relevas a una persona de otra opción política. Consiste en mirar con recelo a todo el personal técnico que ha trabajado con el rival político, lo cuál hace que todo el mundo sea sospechoso. A muchas personas les cuesta entender que un empleado público pueda servir con la misma entrega y profesionalidad a personas de partidos políticos distintos. Sin embargo, la inmensa mayoría de las personas empleadas en la administración pública tienen muy claro que están al servicio de aquella política que ha obtenido el respaldo de la ciudadanía para gobernar el país. Si entras con recelo, encontrarás desconfianza. Una desconfianza que confirmará tu recelo.... y así hasta el infinito. Cuando quieras darte cuenta que esas personas resultan esenciales para el logro de tus objetivos puede que sea demasiado tarde.

Quizás en algún momento, nuestra madurez democrática y nuestro compromiso institucional nos lleve a plantearnos que puede haber personas en cargos políticos vinculadas al anterior gobierno que podrían seguir haciendo una gran contribución a su país desde esa responsabilidad. Hoy por hoy, esa posibilidad se me antoja muy remota. Pero no puedo dejar de plantear el capital político, el bagaje de experiencia y conocimiento que se tira por la borda en cada relevo de gobierno. Esa tendencia a destejer en una legislatura lo que se ha tejido en la otra, simplemente porque lo han hecho "los otros". 

5. Algo que cuesta digerir a muchas personas es que llega a un lugar en el que tiene que dirigir a personas que saben más que ella, incluso mucho más que ella, de los asuntos que van a ser su responsabilidad. La forma en que sepa gestionar esta situación será clave para el éxito de su paso por la acción política. Hay quién trata de escudar su ignorancia con lejanía y frialdad ("déjalo sobre la mesa, ya lo estudiaré", "lo consultaré con mis asesores",....). Otras personas tratan de disimularla huyendo hacia adelante y tomando decisiones como si supieran lo que se trae entre manos. En el otro extremo, mucho menos habitual (todo hay que decirlo) están quienes dicen sí a todo lo que el personal técnico les plantea. No hay recetas fáciles pero la humildad, la capacidad de escucha, la consideración de la opinión del personal técnico, el sentido común, junto con la asunción de la responsabilidad política de las decisiones y la coherencia con los valores y los objetivos estratégicos del gobierno, creo que son buenos ingredientes para afrontar con éxito esa tarea. 

Continuará....

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