Comentaba hace unos días la magnífica novela de Don Winslow “El poder del perro”. Cómo decía entonces, no sólo es una buena novela negra sino que tiene una lectura socio-política, pero incluso desde la perspectiva de la gestión de las organizaciones podemos encontrar alguna perla interesante. Así, en las líneas siguientes podemos apreciar como algunos de los principios sobre la gestión que defendemos para organizaciones “normales”, tienen también un gran valor para organizaciones “criminales”. En concreto, la importancia de la motivación, de generar implicación entre quienes componen la organización, las estrategias de empoderamiento, son vistas así en esta novela:
“La forma tradicional de cualquier pasador mexicano era la pirámide. Como en las familias de la mafia siciliana, había un padrino, un jefe, y después capitanes, soldados, y cada nivel sustentaba al siguiente. Los niveles inferiores ganaban muy poco dinero (…).
Fue Adán quien se cargó la pirámide y la sustituyo por una estructura horizontal. Bien, casi horizontal. Su nueva organización sólo tenía dos niveles: los hermanos Barrera arriba y todos los demás debajo.
Pero a la misma altura.
- Queremos empresarios, no empleados –explicó Adán a Raúl.
Los empleados cuestan dinero, los empresarios gana dinero.
La nueva estructura creó un creciente grupo de hombres de negocios independientes, bien recompensados y muy motivados, que pagaban el doce por ciento de sus ganancias a los Barrera, y de buena gana. Ahora sólo había un nivel al que sustentar, y dirigías tu propio negocio, corrías tus propios peligros, recibías tus propias recompensas.” (pag. 418)
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