viernes, 16 de octubre de 2009

El manejo de la agresividad y la paleta emocional



Hay personas que saltan a la más mínima. Incluso gritan y manifiestan su enfado de manera muy evidente. Sin embargo, pocos minutos después, desinflan como un globo esa agresividad y su cabreo pasa a formar parte del pasado sin mayores consecuencias. Otras personas, van acumulando pequeños enfados, “micro-cabreos”, que no llegan a exteriorizar. De hecho, quienes les rodean llegan a pensar que son personas a las que no les afecta casi nada. Sin embargo, un día, cuando nadie se lo espera, estallan. Estas personas tienen un enfado de un recorrido mucho más largo, se va acumulando haciendo que la olla aumente su presión hasta que un día explota. Frecuentemente, el enfado no se va con la rapidez de la presión en una olla y dura un tiempo que sigue suponiendo sufrimiento para el propio enfadado.

Probablemente cada uno de nosotros se encuentra en algún punto entre estos dos estereotipos. No hay uno bueno y otro malo, o uno mejor y otro peor. Son dos formas de enfrentarse a situaciones difíciles que cada uno hemos construido a lo largo de nuestra vida. Formas que tienen cada una su lado positivo y su lado negativo, su parte que nos ayuda y su parte que nos hace sufrir. Identificar la mía; detectar la forma concreta en que ese mecanismo de respuesta funciona; reflexionar sobre qué es lo que me hace sufrir de esa mí particular forma de gestionar la agresividad es un magnífico ejercicio para abrirnos nuevas posibilidades.

Frecuentemente podemos comprobar que nuestra paleta de colores para la gestión de las emociones y, en concreto, de la agresividad, resulta enormemente reducida. Muchas personas piensan que si se enfadan van a explotar de una manera enormemente destructiva. Luego resulta que esa imagen temida no ha llegado a ocurrir nunca a lo largo de su vida, pero siguen convencidos de que si expresan agresividad lo que ocurriría sería algo terrible. O blanco o negro ¿no hay más colores para utilizar? ¿no es posible responder a los micro-enfados con micro-respuestas en lugar de dejar que crezcan dentro de mi sin que nadie en el exterior tome conciencia de cómo me he sentido afectado? ¿cómo me beneficia guardarme la sensación de enfado, de malestar en lugar de compartirla?.

1 comentario:

Fco.Javier Bárez dijo...

Querido Enrique:
¿No tendrá algo que ver en todo esto el estilo de cultura y educación que ha imperado, aún impera, en nuestra sociedad?
Parece ser que si mostramos agrasividad, somos más hombre/mujer, nos haremos respetar más, "estaremos más en nuestro sitio". Y aún siendo así, ni siquiera sabemos menejar esta micro-actividad. Nuestra educación occidental no ha contemplado la posibilidad de haya múltiples combinaciones de colores en la paleta educativa. Debemos repetirnos que no existe en el modelo educativo algo parecido a la Educación emocional. Y así nos va.
Un abrazo amigo
Javi