Hace unos días reflexionaba a partir del libro de Steven Johnson "Sistemas emergentes". Dejé para este post una idea que me pareció muy sugerente. En esencia nos dice que la generación de propiedades emergentes "no es gradual, sino repentina, como si se hubiera encendido un interruptor. Pero no hay quien encienda el interruptor...", solo un conjunto de elementos interactuando unos con otros y cuya interacción genera esas propiedades.
Aplicado a las organizaciones, podemos decir que pueden irse produciendo cambios graduales pero la aparición de una nueva propiedad emergente (una nueva cultura, un nuevo clima emocional,...) surgirá en un momento determinado como si se hubiera dado a un interruptor. Un momento antes no lo había y ahora lo hay. Podemos encontrar una analogía en el agua que se va calentando pero en un momento determinado pasa a estar en ebullición. El calentamiento previo es gradual y necesario pero el cambio cualitativo esencial es repentino. La diferencia con una organización es que no somos capaces de predecir a qué "temperatura" se producirá ese cambio repentino, ese cambio que podemos identificar como el cambio profundo.
El cambio profundo en las organizaciones es una manifestación de propiedades emergentes ya que implica generar cambios en la cultura de la organización. Para producirlo es necesario ir "calentando el agua", ir generando condiciones para que ese cambio se de. Frecuentemente quienes impulsan ese cambio y lo tratan de generar con ansiedad buscan el "interruptor" para acelerar el proceso. Sin embargo, el interruptor no funciona por presión externa. Será el propio sistema el que al llegar a su "punto de ebullición" lo generará. Es necesario dejar que el sistema organizativo realice su recorrido y encuentre el punto en el que, de pronto, a veces cuando ya parecía inalcanzable, genera el cambio profundo.
El cambio profundo requiere de paciencia, de regar con mimo y cuidado la planta que lo promueve; y de confianza en la capacidad del sistema para encontrar el interruptor que lo produzca. El cambio profundo, aún siendo intencional, ha de danzar con la propia vida del sistema, con sus dinámicas profundas. Lograr el cambio profundo en una organización requiere de esa intención pero más aún de la humildad de saber que el sistema tiene fuerzas que no podemos gobernar.
NOTA: La imagen ha sido tomada de la página http://es.dreamstime.com/fotograf%C3%ADa-de-archivo-libre-de-regal%C3%ADas-por-intervalos-interruptor-el%C3%A9ctrico-image18110327.
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