viernes, 25 de julio de 2008

Jazz, emociones y liderazgo

Terminó también el festival de jazz de Vitoria. Ha sido una de las mejores ediciones. Lo mejor, para mi, Sonny Rollins, Cassandra Wilson y Rosa Passos. Bebo y Chucho Valdés también me gustaron pero no me entusiasmaron igual. Sonny sigue tocando el saxo como un coloso a los 77 años. Su sonido cálido llena cualquier escenario. La voz original de Cassandra me emociona. Aunque para emociones nada como la brasileña Rosa Passos. Ahora le toca el turno al festival de jazz de San Sebastian, pero sólo iré a escuchar a Dianne Reeves en el Kursaal.

Viendo tanto jazz en estos días me ha hecho reflexionar el ver varios grupos en los que formaban parte músicos de primer nivel que he escuchado en otras ocasiones liderando sus propias bandas. En jazz es raro encontrar formaciones estables. Lo habitual es que los músicos tengan varios proyectos. En unos son líderes e incluso dan nombre al grupo. En otros forman parte del grupo como un músico más. Esta idea del líder "difuso" me parece muy interesante para el funcionamiento de cualquier organización. El líder no es el "jefe" perenne sino una persona que hoy desarrolla ese rol pero en otro momento asume otro diferente. Sólo su buen hacer, su capacidad de emocionar le puede permitir liderar un grupo.

Claro que eso implica mucha confianza. Confianza primero en uno mismo, ya que hace falta no necesitar de la adulación continua o de saberte siempre ocupando ese puesto destacado. Confianza en los demás, en que no van a utilizar ese puesto "temporal" para fastidiar o aprovecharse de el. Confianza en que lo más importante es el equipo.

¿Qué puede cimentar esa confianza? Da para mucho esta pregunta pero voy a contentarme con aportar otra reflexión surgida al hilo de muchas melodías jazzísticas. Compartir la emoción de un proyecto conjunto, sentir cómo cada componente del grupo da lo mejor de si mismo. Ver cómo a lo largo de cada tema todos pueden tener su momento de protagonismo improvisando y aportando su particular forma de vivir, de emocionarse con el tema que están interpretando. Todo ello creo que ayuda a esa forma de encarar el liderazgo y el funcionamiento en equipo. Qué mejor motivación para un equipo que compartir emociones.

Una reflexión final ¿en cuantos equipos de nuestras organizaciones el líder es capaz de dejar tal protagonismo a sus componentes, incluso hasta el punto de asumir con naturalidad ser uno más en otro proyecto, proceso,....? ¿Cuantos de nosotros somos capaces de hacerlo? Y cuidado, ya sabéis que en excusas Premios Novel.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Enrique;
En primer lugar, te deseo una feliz aventura con tu nueva experiencia profesional que ya habrás comenzado. A buen seguro será una experiencia "Enriquecedora" y de crecimiento personal. He de confesarte, que en alguna medida me das envidia (sana).
Me inicio en tu blog con la alegría de saber que compartimos diversos campos, nuestro trabajo en QEPEA, el terreno laboral de la calidad e innovación, nuestro empeño en convertir la administración pública en un lugar estimulante para trabajar, somos sociólogos de formación y “deformación”, compartimos el gusto por el cine, por W. Allen y Coppolla, nuestra pasión por la música, y por el jazz en concreto.
Hablas de grandes maestros del jazz, que a mí también me emocionan, Avishai Cohen, E. Grappelli, Bill Evans, Rosa Passos, ¿qué me dices de M. Petrucciani? ¿y del jazz latino?.
El jazz ante todo, es emoción compartida, entre los músicos, entre quienes escucha, entre músicos y espectadores en los conciertos. Es “transmisión” de emociones positivas. Pero también, tanto en organización como en representación estética, una banda de jazz representa de forma paradigmática “un equipo transversal de alto rendimiento”. Es un buen ejemplo de funcionamiento para muchas organizaciones. Como tu bien dices, no son formaciones estables, cada unos de los músicos tiene diferentes trayectorias, experiencias y proyectos. Se unen para “su proyecto”, concierto, gira o grabación, formando un equipo en el que el líder es una figura difusa. Más bien son “bandas-equipos” con liderazgo compartido, cada persona desarrolla y asume su rol y aporta todo su saber hacer, SU SABER DEJAR HACER, su flexibilidad para improvisar, su capacidad de emocionar y compartir emociones positivas. Sólo desde este estado emocional de confianza, de respeto y reconocimiento de las capacidades del resto, pueden surgir las maravillosas melodías con las que nos deleitan. Que afortunadamente quedan grabadas para siempre, para que podamos emocionarnos con ellas en cualquier momento.
¡Que más quisiéramos nosotros que poder disfrutar de estas situaciones en nuestras organizaciones, como algo común, habitual ¡.
Desafortunadamente, no se suele pedir el aplauso del público para cada miembro de la “banda-equipo”, reconocimiento público a su buen hacer, no suele salir todo el equipo juntos en “la foto”, etc,etc.
Hemos de reconocer que también existe mucho “divismo” en el jazz, en nuestras organizaciones o en cualquier ámbito de la vida, pero es condición humana.
¿ Lograremos algún día componer e interpretar sugerentes “melodías-resultados” que nos emocionen y emocionen a nuestros “oyentes-clientes-ciudadanos”?, lograremos ser organizaciones estrella¿,
Ese es el “sentido” que nos orienta en nuestro trabajo y me alegro de compartirlo con un nutrido grupo de personas entusiastas, ilusionadas y dispuestas al cambio como es tu caso.
En cuanto a nuestro compartido gusto por la novela negra, te recomiendo la lectura de “La interpretación del asesinato” de Jed Rubenfeld . Un tratado sociológico y de psicoanálisis.
Gracias y suerte Enrique, un abrazo de Fco. Javier Bárez

Unknown dijo...

Javier, muy bueno tu comentario. El libro que recomiendas ya lo he apuntado en la lista. Había oído hablar de él pero tu recomendación le ha dado el empujón final.
En mi juventud pensaba que todo el mundo compartía mis gustos y mi forma de ver el mundo. Con la madurez fuí descubriendo que "el raro era yo". Ahora me encanta ir encontrando a otras personas cómo tú con los que compartir ámbitos de interés. Seguiremos cultivandolo.