
"Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una
zanahoria, un huevo o un grano de café?"
"El aprendizaje es el único recurso infinitamente renovable" Peter Senge. Reflexiones sobre los procesos de cambio profundo y sostenible que transforman las organizaciones y a quienes las componen.
"Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una
zanahoria, un huevo o un grano de café?"
Otra característica singular de estas organizaciones es un funcionamiento totalmente colaborativo. Los autores nos muestran ejemplos de cómo si metemos a alguien en un sistema abierto querrá colaborar automáticamente. Podemos añadir que justamente lo contrario que cuando lo introducimos en una organización jerarquizada y escasa de transparencia. Mira por donde va a resultar que la falta de implicación de las personas no se debe a su torpeza por comprender la grandeza de la Misión, Visión y Valores de su organización. Una pista interesante para mirar cual puede ser el futuro. "Las personas inmersas en una estrella de mar no sólo saben de algo, sino que también sienten el deseo fundamental de compartirlo y de contribuir a ella".
"Cuando se concede libertad a las personas -afirman-, éstas pueden provocar el caos, pero también pueden manifestar una tremenda creatividad". Otro bonito desafío: o somos capaces de soportar la incertidumbre y el miedo al caos que pueda surgir en algún momento o nos vamos olvidando de la creatividad y la innovación que se desarrolla a partir de ella. "Los sistemas estrella de mar son incubadoras maravillosas para ideas creativas, destructivas, innovadoras o alocadas".
Las organizaciones estrella se articulan en torno a algunos elementos que le resultan clave. De un lado los círculos como núcleos organizativos básicos. De otro los catalizadores, un singular tipo de líder que una vez que ha puesto en marcha el organismo descentralizado desaparece para dar todo el poder al circulo, al equipo, sirviendo "tan sólo" como inspiración y ejemplo. "Cuando las personas se sienten escuchadas, comprendidas y apoyadas, es más probable que cambien. Un catalizador no acepta una solución, ni te mete una en la cabeza. En lugar de eso, adopta una relación de compañerismo y escucha atentamente. Uno no sigue a un catalizador porque tenga que hacerlo: lo sigue porque él le comprende". "Los catalizadores conectan a las personas y hacen que la ideología siga latiendo a su propio ritmo".
Sin embargo, a pesar del planteamiento radical de la mayor parte del libro, en las páginas finales los autores dan un giro hacia el pragmatismo al plantear la alternativa de las organizaciones híbridas: "empresas centralizadas que descentralizan algunas partes internas". Encontrar el "punto de caramelo" donde el equilibrio entre centralización y descentralización resulta óptimo para los objetivos de la organización es la recomendación final del libro. Una pena que no nos den más pista sobre cómo encontrar ese punto que parece tan ideal y difícil de encontrar como otro más famoso de la anatomía humana.
En todo caso una lectura fresca y estimulante que nos acerca a las nuevas tendencias organizativas surgidas en el mundo de Internet y que pueden marcar el futuro de nuestras sociedades.
"Sí, a primera vista las organizaciones descentralizadas parecen desordenadas, caóticas. pero cuando empezamos a apreciar su verdadero potencial, lo que al principio parecía entropía se convierte en una de las fuerzas más poderosas que haya habido en el mundo".
Hace unas semanas abordaba el asunto de los efectos perversos de las políticas de incentivos. Políticas cuyo principal objetivo es motivar a los trabajadores para que desarrollen su trabajo con la máxima implicación y eficacia pero que, perversamente, vienen a lograr el objetivo contrario: desmotivar y limitar la contribución de esos trabajadores a los límites marcados por los incentivos.
Pues bien, en un artículo publicado por el suplemento de negocios de El País (18 de mayo), Yolanda Gutierrez Rodríguez (socia de PricewaterhouseCoopers Human Resources Services), daba otra vuelta de tuerca a ese argumento planteando que “motivar a un profesional desmotivado es una utopía, no desmotivar a una persona motivada es el real gran reto de toda organización”. No comparto su visión pesimista del ser humano, lo utópico del esfuerzo motivador no viene, a mi entender, de una deficiencia del carácter de algunas personas sino de que la motivación es un fenómeno intrínseco que no se puede forzar desde fuera. Mi margen de actuación en relación con la motivación de otros se sitúa en las acciones que yo desarrolle para cambiar las condiciones en que se desenvuelve esa persona o las relaciones en las que se encuentra inmersa. Esos cambios sí pueden llevar a que esa persona encuentre el punto de estímulo en su interior para cambiar su actitud ante la organización. En otras palabras, los cambios en la motivación del otro sólo los puedo lograr cambiando yo.
Lo que sí comparto, y me parece muy sugerente, es la idea de que lo que sí podemos lograr con relativa facilidad es desmotivar. En este sentido Yolanda Gutierrez aporta una serie de aspectos que considera claves para no desmotivar. Son los siguientes: