Cuando le conté a mi buen amigo Jose Luis Gonzalez Vadillo el título de este blog guardó silencio. Por su expresión deduje que estaba pensando cómo decirme algo que podría no gustarme. En efecto, unos instantes después me comentó que la idea de la danza le parecía interesante pero "eso del cambio es muy genérico, yo diría la danza de MI cambio". Como puedes comprobar no le hecho caso pero creo que tiene razón. Me explico.
Me sigue resultando más evocador como título el que he utilizado para este blog, pero comparto con Jose Luis que el verdadero cambio, el cambio profundo, empieza por uno mismo. De poco sirve tratar de impulsar, promover o incentivar el cambio. Con estas buenas intenciones se suele generar más bien frustración. El cambio no se promueve, se participa en él o no tiene sentido. Hay mucho paternalismo cuando no autoritarismo reconvertido en la idea de "tenéis que cambiar", "la organización tiene que cambiar".
Sólo cuando me planteo qué tengo hacer distinto yo para cambiar la realidad que me rodea puedo encontrar una vía enormemente poderosa para generar el cambio en mi entorno, en mi organización. Y además, hacerlo desde el respeto hacia las otras personas a las que mi comportamiento emplaza también a cambiar y a participar en mi propio cambio ya que ese cambio personal implica un aprendizaje que requiere de los demás para consolidarse.
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