En post anteriores hablaba
de mi sintonía con los enfoques de intervención en las organizaciones que
subrayan los aspectos más positivos, en lugar de construirse sobre lo que va
mal. Eso que llamamos educadamente “áreas u oportunidades de mejora”. Me detuve
en el anterior post en el “enfoque centrado en la solución”, como una forma
concreta de trasladar ese planteamiento a la intervención concreta con una
persona, un equipo o una organización. Este post lo voy a
dedicar a la denominada “intervención apreciativa”, utilizando como referencia
el libro que con este título ha publicado Fernando Varona.
El origen de esta manera de
intervenir en las organizaciones está en la Western Reserve University de Cleveland, dónde David Cooperrider y sus colegas la bautizaron como
“appreciative inquiry” a finales de los años 80. Personalmente me parece muy
sugerente su título original que, en castellano sería, “indagación
apreciativa”, subrayando de una manera más nítida cómo este planteamiento va
unido a una actitud de exploración, de descubrimiento, en la que las preguntas
son un elemento central.
Para la intervención
apreciativa “las organizaciones para triunfar necesitan crear el sueño de lo
que quieren llegar a ser”. Por ello centra todo su proceso indagativo en ayudar
a la organización a identificar cuál es ese sueño, considerando que “las
organizaciones cambian en la dirección de lo que estudian y cómo lo estudian”.
En este sentido, considera
que “los recursos más importantes que tenemos para generar cambio en las
organizaciones son nuestra imaginación y el discurso colectivo sobre lo que
queremos que sea nuestro futuro”.
De
forma muy resumida, “la investigación apreciativa es una invitación a descubrir
lo que hacemos bien en nuestras organizaciones, a valorarlo y a mejorarlo (…) Es
más un nuevo espíritu o actitud que una nueva técnica o método”.
Resumo
seguidamente los principios teóricos sobre los que se sustenta la intervención
apreciativa.
- La intervención apreciativa se basa en la teoría de la construcción social de la realidad:
- El conocimiento y nuestra visión de la realidad se crean colectivamente por medio del lenguaje (Gergen)
- La realidad se construye durante las interacciones sociales con la gente más que en la mente de los individuos (Watkins y Mohr)
- Principio de simultaneidad: intervención y cambio son acciones simultáneas.
- Principio poético: las organizaciones humanas son libros abiertos que se están escribiendo constantemente.
- Principio imaginario / anticipatorio: la creación colectiva de imágenes positivas del futuro es el aspecto más importante de una intervención.
- Principio afirmativo / positivo: la intervención debe centrarse en las fuerzas positivas y generadoras de vida de una organización.
- Principio del poder de la pregunta: el éxito comienza en las preguntas que nos hacemos.
- Principio de la sinérgia: comprometer a todos los miembros de la organización en el proceso de cambio es fundamental para construir la capacidad colectiva necesaria para que el cambio sea efectivo y duradero.
- Principio del poder del ejemplo: Para que el cambio sea posible tenemos que ser ejemplo del cambio que queremos ver.
- Principio de libertad para elegir: la gente trabaja y se compromete más y mejor cuando tiene la libertad de escoger qué y cómo quieren contribuir.
Me está quedando un post más
largo de lo que pensaba, así que lo dejo aquí y en otro post hablaré de los
aspectos metodológicos de este enfoque.
2 comentarios:
Gracias por esta exposición y por las reflexiones. En el campo de la intervención social y en el de la psicoterapia se comienza a emplear este enfoque. Creo cada vez más que es más importante y tiene mejores resultados centrarse en lo que funciona,en las capacidades - competencias y sueños, que en las carencias,dificultades y psicopatologías. En las intervenciones familiares y en los equipos lo he podido comprobar. Tengo dudas importantes de que esto funcione en las Organizaciones (¿implicar a toda la Org.?), quizás porque trabajo en la Administración Pública más de 30 años (y esto da caracter). Pero, en fin, pienso que solo la difusión de estas ideas y de estas formas de intervenir ya por sí sola es tremendamente positiva. Gracias. Saludos.
Gracias Román por tu aportación. Mi experiencia me muestra que sí funciona en las organizaciones, como en cualquier otro grupo humano. Generalizar siempre es arriesgado, porque cada organización es un mundo, pero la dinámica que se genera fortaleciendo lo positivo, la energía que emana, permite afrontar retos que parecían imposibles. Y te lo dice alguien que ha trabajado en la administración pública casi 30 años, aunque lleve 5 trabajando para ella desde fuera. Un abrazo
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