En este ciclo dedicado a las herramientas para el cambio positivo, hablaba en el anterior post de la intervención apreciativa. Mencionaba su origen, algunas ideas clave y los principios en que se inspira. Hoy voy a detenerme brevemente en el método que plantea y cerrar así este grupo de post. Para ello, sigo basándome en el libro de Fernando Varona, La intervención apreciativa.
Como pasos previos, "iniciar
una intervención apreciativa supone primero que todo, seleccionar el equipo
coordinador; segundo, entrenar a este equipo en lo que es el proceso de la
Intervención Apreciativa; tercero, crear la estructura para su realización,
comprometer a todos en el proceso y finalmente, elegir el tema del cambio y del
aprendizaje que se quiere hacer en la organización".
El enfoque de la intervención apreciativa se articula en cuatro fases:
1- DESCUBRIR. En esta fase se exploran los factores que dan vida
a una organización, lo mejor que tiene la organización en relación con el tema
escogido. Se comparten y analizan las mejores realizaciones
(mejores prácticas). Se trata de descubrir lo que la gente valora, espera
y desea. Es un proceso de descubrimiento de lo que funciona
bien en la organización y qué hace que funcione bien, y lo que puede llegar a
ser en el futuro (aspectos que tienen un potencial positivo).
Es el momento de realizar preguntas apreciativas.
a. ¿De qué experiencias en su
organización se siente orgulloso (en relación con el tema?
b. ¿Qué factores contribuyeron
al éxito de esa experiencia?
c. ¿Qué es lo que más valora
de su forma de abordar (este tema) en su organización? ¿por qué?
d. ¿Cuáles son los factores
fundamentales que dan vida a la forma de abordar (este tema) en la organización
y sin los cuales la organización no sería lo que es?
e. ¿Cuáles son los tres deseos
que tiene para mejorar la salud y la vitalidad del futuro (del tema) en esta
organización?
2. SOÑAR. En esta fase se trata de generar
conversaciones grupales sobre lo bueno, lo mejor y lo posible para mejorar. Es el momento de provocar la reflexión sobre lo que “podría
ser” la organización, recogiendo lo mejor de sus experiencias. El objetivo es crear la
Visión (el Sueño) de lo que se quiere que sea.
3. DISEÑAR. La pregunta clave en este momento es ¿cómo sería nuestra
organización si la diseñáramos para lograr lo máximo posible y acelerar la
realización de nuestros sueños? Se trata de hacer emerger las imágenes del futuro de los ejemplos
positivos que nos muestra el pasado y de las ideas inspiradoras compartidas en
la fase de soñar.
En esta etapa los miembros
de la organización deciden qué propuestas se van a ejecutar y cómo (programas
de acción) para lograr la realización de sus sueños. El objetivo de esta fase
es identificar, primero, los elementos de la cultura organizacional (valores,
creencias,..); y segundo, los elementos de la infraestructura organizacional
(las prácticas, sistemas, estructuras, políticas, etc.)
4. VIVIR. Finalmente, esta fase busca asegurar que el sueño pueda ser realizado. Para ello, se identifican y planifican los
programas (proyectos) y se concreta el tipo de acciones (estrategias) que necesitan
implementarse para poner en práctica las proposiciones provocativas formuladas. Aquí la pregunta clave sería ¿qué programas tenemos que
poner en marcha para conseguir que la organización ponga en práctica y mantenga
los elementos culturales y estructurales que son necesarios para construir el
sueño?
Termino con algunas ideas, compartidas por Fernando Varona, sobre los elementos necesarios para el éxito de una intervención apreciativa:
- Deseo
genuino de cambiar y mejorar. El primer objetivo es despertar ese deseo.
- Participación
y compromiso de todos en el proceso y en la toma de decisiones.
- Crear
una comunicación rica en narración. Una comunicación que cree en el poder
transformador de contar y oír historias donde se narra lo mejor que existe en
la personas, en las organizaciones y en nuestras comunidades.
- Establecer
una cultura de disciplina, gente que piense y actúe disciplinadamente.
- Crear
un nuevo lenguaje, el lenguaje de la excelencia. La mediocridad no es una
opción.
- Desarrollar
la inteligencia apreciativa, la capacidad para percibir el potencial positivo
que esconde el presente para construir un futuro mejor para la organización.
- Perseverancia
en el cambio: cambio positivo sostenible.
Nota: La imagen está tomada de www.ideacoaching.es
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