Aunque mi formación se sitúa dentro de lo que se ha dado en llamar “coaching ontológico”, no me siento cómodo con las etiquetas. El coaching ontológico me parece una aproximación muy poderosa pero no agota la práctica del coaching. Prefiero definirme como “coach” sin apellido. Si ya es difícil que se entienda lo que es el coaching, como para plantearse explicar los matices de uno u otro tipo de coaching.
Pero este no es ni el único ni el motivo principal de mi resistencia a encasillarme en un enfoque concreto. Me gusta explorar, disfruto buscando elementos que aporten utilidad, valor, al trabajo que realizo. Creo que así me enriquezco yo y puedo servir mejor a quienes piensan que puedo serles de alguna ayuda. Situarme en el marco de un enfoque determinado siento que me limita.
Por eso, cuando vi el libro titulado “Coaching co-activo” no dude en ponerme manos a la obra para explorarlos. Me ha gustado. Me parece sugerente y con aportaciones prácticas interesantes. El único “pero” es, precisamente, que trata de presentar un modelo específico de coaching. De nuevo las etiquetas. Pero acercándose con mente abierta y sin pretensiones de decidir cual es el mejor enfoque para trabajar como coach, es una lectura que merece la pena.
Las cuatro personas que firman el libro (Laura Whitworth, Karen Kimsey-House, Henry Kimsey-House y Phillip Sandahl) plantean los siguientes elementos como los cuatro pliares del coaching co-activo (yo añadiría, de cualquier coaching que merezca tal nombre):
- El cliente es una persona por naturaleza completa, creativa y llena de recursos: los clientes tienen las respuestas o pueden encontrarlas. No hay nada equivocado ni roto, no es necesario arreglar nada relacionado con el cliente. El coach no ofrece respuestas, sino que hace preguntas e invita al descubrimiento.
- El cliente establece la agenda a seguir. El coach solo es experto en el proceso de coaching. Su trabajo consiste en ayudar a los clientes a que articulen sus sueños, sus deseos y aspiraciones, en ayudarles a que tengan clara su misión, su propósito y sus objetivos, y en ayudarles a que alcancen ese resultado.
- El coach danza en el momento. Consiste en la escucha a un nivel muy profundo –más allá de las palabras y de la historia, más allá del contenido o de la lógica del tema que se hable-. Consiste en escuchar con la intuición activada al máximo. Percibir y ajustar requiere gran flexibilidad, estar dispuesto a cambiar instantáneamente de rumbo, a aceptar la paradoja o la aparente contradicción y a seguir adelante. Esta agilidad es la que denominan “danzar en el momento”.
- El coaching co-activo tiene en cuenta y se dirige a todos los aspectos de la vida del cliente. Las decisiones que tomamos están interrelacionadas. Las personas que realizan un coaching no viven su vida en compartimentos estancos; existen vínculos entre todas las pieza.
Sobre estos cimientos, los autores plantean un modelo que tiene un núcleo central (compuesto por tres elementos: plenitud, equilibrio y proceso del cliente) y cinco contextos. Los tres elementos nucleares son considerados los motores profundos de cualquier persona. Cualquiera que sea el tema específico que el cliente lleva al coaching, los autores afirman que siempre hay una manera de vincularlo con una vida más plena, más equilibrada o un mejor proceso.
En cuanto a los cinco contextos, los consideran “puntos de contacto con el cliente”. Aspectos a los que el coach recurre en unos y otros momentos del proceso de coaching. Son los siguientes:
- Escucha.
- Intuición.
- Curiosidad.
- Promover la acción y profundizar en el conocimiento.
- Autogestión, entendida como la capacidad del coach de dejar a un lado sus opiniones personales, sus preferencias, su orgullo, su tendencia a ponerse a la defensiva, su ego. Supone renunciar a la necesidad de quedar bien y de tener razón.
A lo largo del libro se desarrollan en profundidad estos contextos, aportando herramientas prácticas para su uso en cada uno de ellos.
Termino con un par de párrafos que me parecen útiles para entender el coaching:
“El coaching es tanto una metodología como un tipo particular de relación. Desde luego, hay habilidades que aprender y una gran variedad de herramientas disponibles, pero el verdadero arte del coaching eficaz radica en la capacidad del coach de trabajar en el contexto de la relación.”
“En su forma más elemental, una sesión de coaching es una conversación entre un coach y otra persona o, en el coaching de equipos, entre un coach y dos o más personas. Pero no se trata de una conversación ordinaria, cotidiana. Una conversación de coaching eficaz llega al corazón de lo que es importante. Es una conversación enfocada, atenta, diseñada para apoyar al cliente en su tarea de aclarar opciones y realizar cambios.”
6 comentarios:
Hola Enrique, felicidades por tu resumen del libro; por mi parte, añadir (como co-activo certificado)que la primera edición de este libro data de 1998, y la escuela fue fundada en 1992. Es un trabajo pionero el que realizaron y su influencia llega desde John Withmore hasta las bases de ICF Global;
Un abrazo, gracias por tu curiosidad más allá de etiquetas y tu generosidad compartiendo.
Es uno de los libros que más me han gustado en el campo del coaching.
Un abrazo
También a mí me parece uno de los mejores libros sobre Coaching que he leído.
Me gustan especialmente su filosofía, centrada en la plenitud y no en el éxito, algunos de los ejercicios que plantean para mejorar nuestras habilidades, la caja de herramientas en Internet...
Genial
Lo mejor que he leido sobre Coaching, una exposicion clara centrada en la plenitud de la persona. Gracias Enrique por el resumen.
Gracias a ti por tu comentario. Un saludo
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