Este jueves me he estrenado en las reuniones del Consorcio de Inteligencia Emocional promovido por Innobasque. La verdad que nunca se me hubiera ocurrido unir en una misma frase la palabra consorcio y la inteligencia emocional. Y mira que mi primer trabajo con enjundia fue en el Consorcio Area Experimental Uribe Costa Salud Mental. Evidentemente tengo que cambiar mi modelo mental al respecto.
La sesión me gustó. Resultó amena y los debates sugerentes. En grupos se nos plantearon diversas preguntas en torno al valor del aprendizaje emocional en el día a día. "¿Estamos ante un cambio de paradigma?", era la primera. Tengo la sensación que lo que mejor describe la situación actual es que nos estamos quedando sin paradigmas, sin referentes que nos den un marco conceptual para entender lo que ocurre y encontrar caminos para adentrarnos en el futuro. También creo que están surgiendo múltiples referencias que van aportando nuevas perspectivas, pero colocar a la inteligencia emocional como nuevo paradigma me parece exagerado.
Más aún, la idea de paradigma nos remite a un universo conceptual coherente, hasta cierto punto cerrado y con pretensión explicativa de la realidad. ¿Y si lo que está en crisis es la idea de paradigma como tal? ¿y si la verdadera transformación consistiera en vivir sin un paradigma? Pueden parecer malas noticias pero no creo que lo sean. Plantearnos un mundo abierto, con paradigmas plurales o sin ellos (como prefieras), se me antoja un horizonte de libertad y creatividad enorme. No tendríamos guardianes de la ortodoxia, del paradigma, empeñados en destruir cualquier pensamiento que pudiera cuestionar su mundo "equilibrado".
Cambio exponencial, complejidad creciente, redes múltiples con cruces infinitos entre ellas,.... quizás estamos viendo nacer un nuevo orden, el orden del caos. Y en ese entorno, el verdadero desafío es encontrar el Sentido. Sentido en los términos que nos planteaba Victor Frankl, sentido para nuestra vida y para nuestra sociedad. Sentido que sea el fino cable por el que circulamos como equilibristas. Sentido muy relacionado con valores, pero valores que no buscan imponerse sino que se crecen en el respeto por los valores del otro y por su legitimidad como persona.
Ya véis que esta reunión alborotó mis neuronas.
Termino contando una breve historia. Un día se encontraron dos viejos amigos. Uno de ellos se había convertido en un equilibrista de éxito. Su amigo fué a verlo y se saludaron tras el espectáculo. "Tienes un equilibrio increible", le comentó. "¿Equilibrio? ¿eso piensas? Mira -le respondió- me desequilibrio continuamente, lo único que he conseguido es volverme a equilibrar con rapidez. Lo que hago ahí arriba es sólo eso, desequilibrarme y volverme a equilibrar constantemente".
2 comentarios:
Me ha interesado tu reflexion sobre los paradigmas. Tu apunte de que que vamos hacia un modelo sin paradigmas es atractivo aunque no deja de ser un nuevo paradigma. Posiblemente es cierto que los paradigmas solo tienen realidad en cuanto a creaciones mentales, debido a la necesidad que tenemos de creer que podemos comprender (y controlar) la realidad, acotando una parte de ella, para crear un modelo comprensible (y controlable). En este sentido cabe pensar que la unica posible utilidad de los nuevos paradigmas es si nos llevan a experimentar mundos mejores.
Relacionado con ello, la inteligencia emocional no la veo tanto como un paradigma (que ya no es nuevo), sino como un instrumento para la observacion y mejor comprension de nuestro funcionamiento como seres humanos, sobre todo de nuestro comportamiento interno y su relacion con lo que hacemos y decimos. Ganar en consciencia, nos deberia hacer mas libres y conducirnos a crear paradigmas de mundos mejores.
Muchas gracias Enrique por provocarme estas reflexiones.
Tus matizaciones enriquecen mis planteamientos incipientes, intuitivos, autoprovocativos.
Gracias.
Un abrazo
Publicar un comentario