A raíz de la masiva presentación de aspirantes a una de las 2.500 plazas que ha convocado el Servicio Vasco de Salud - Osakidetza han aparecido algunas reflexiones sobre lo que significa que haya tanto aspirante a funcionario. Se habla del poco espíritu emprendedor que ese hecho pone de manifiesto o de los cambios en el valor del trabajo. Cambios que llevan a disociar trabajo, como medio de ganarse la vida, de disfrute, siempre situado fuera de la esfera laboral que ha dedejarle tiempo y dinero.
Durante los últimos años trabajando en la administración pública he participado de forma activa en el desarrollo de Q-EPEA, un grupo cada vez más amplio de entidades públicas vascas en busca de la excelencia en la gestión. Este jueves organizaron una cena a modo de despedida de dos de las personas que hemos compartido muchas horas en ese foro: Fernando Sierra (de Euskalit) y yo mismo. Ese encuentro me ha hecho pensar en "los otros funcionarios". En esas personas que trabajan en la administración pública con el orgullo de servir a sus conciudadanos. Personas que no no se resignan a hacer lo que siempre se ha hecho y promueven nuevas iniciativas. Personas que se esfuerzan día a día por mejorar los resultados de sus organizaciones. Personas que disfrutan mucho fuera de su trabajo pero que también lo hacen dentro de él.
Me siento orgulloso de haber compartido proyectos e ilusiones con ellos (y con ellas). Orgulloso de saber que en nuestra administración hay muchos funcionarios así. Funcionarios que no sirven para hacer chistes con sus andanzas ni para ocupar espacios en las secciones de quejas de la prensa, cuando no en las de sucesos. Funcionarios que están transformando nuestra administración y con ella nuestras vidas. Creo que la sociedad no da suficiente valor y, en consecuencia, reconocimiento, a ese esfuerzo que hace que los ayuntamientos, las Diputaciones, los organismos oficiales de hace 10 años se parezcan en muy poco a los de hoy en día. Pero parece que ver esta parte de la botella no es políticamente correcto.
Claro que hay mucho para mejorar y muchas situaciones reprobables. Tengo mis dudas si son más que las que existen en nuestra sociedad o también en eso la función pública es tan sólo el reflejo de ella, con sus claros y sus oscuros. No olvidemos que también entre los emprendedores podemos encontrar ejemplos poco estimulantes. Vease el ejemplo de la crisis y el comportamiento de personas no funcionarias en su origen.
Así que, vaya este post por ellos y por ellas, por esos otros funcionarios que hoy quiero personalizar en mis compañeros y compañeras de Q-Epea. Gracias.
3 comentarios:
Las personas que trabajamos en la Administración pública estamos hechas de la misma arcilla que el resto de los humanos, como tú mismo has tenido ocasión de experimentar durante muchos años.
Habrá que pensar qué pasa para que se promuevan determinadas actitudes, por qué hay tantos funcionarios desmotivados y qué habría que hacer para que el potencial humano de la Administración aflore con más entusiasmo. Hay mucha energía contenida en la Administración y algunos factores que la inhiben.
A pesar de todo, como bien dices, también hay otros funcionarios, gracias a los cuales las Administraciones públicas, mal que bien, funcionan.
Y no te olvides, Enrique, que sigues siendo "uno de los nuestros", aunque sea en excedencia ;-).
¡Suerte, compañero!
Es que me parece que hay problema de "modelos mentales" que nos llevan a atribuir a las personas al servicio de la administración unas caracter´ñisticas y otras a las que trabajan en empresas privadas.
Estoy contigo en que tenemos que seguir trabajando para hacer aflorar ese entusiasmo y esa energia que sé que existe pero, la verdad, tampoco veo dar saltos de alegría a quienes trabajan en empresas privadas.
No es que se requieran características distintas; el problema es que en la administración pública es posible hacerse el "funcionario" (aplico este término en su sentido coloquial) lo cual no es posible en otras actividades menos "protegidas".
Todos los trabajos son necesarios si se hacen bien.
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