A raíz del taller sobre liderazgo y coaching político me han planteado varias veces la pregunta "¿qué es el coaching político?". Para mi, de un lado, es otra manera de mirar la política y, muy especialmente a las personas que están en política. Una mirada que parte de tomar conciencia de la forma en que ahora me sitúo ante la política. De mis propios estereotipos, de mis prejuicios ¿qué es lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en la política o en los políticos? La respuesta dice más de cada uno de nosotros que de la realidad que pretende describir. Una realidad que, por principio, es mucho más plural y compleja que cualquier adjetivación genérica. Probablemente cada uno de nosotros conocemos a varias personas que se dedican, de una forma u otra, a la actividad política. Concejales, cargos públicos, militantes de algún partido con alguna responsabilidad en él,.... ¿cuantas de esas personas de las que conocemos personalmente cumplen nuestro estereotipos? No dudo que alguna habrá, pero cuando conocemos a la persona surgen con facilidad los matices y la riqueza que nos aporta el ser humano.
En el taller, uno de los aspectos que más huella deja es la revisión de esa manera que cada uno tenemos de ver la política y los políticos, una revisión que alcanza su punto culminante cuando se escucha a un político hablar de su vida, de sus sueños, de sus decepciones, de sus sacrificios,... Pero lo realmente trascendente no es tanto esa nueva comprensión de las personas que están en política, sino que el surgimiento de esta nueva mirada nos abre nuevas posibilidades de relacionarnos con la política y los políticos. Nuevas posibilidades de contribuir a la generación de una nueva manera de hacer política.
Para las personas que están en política, esta nueva mirada se convierte en una nueva mirada hacia sí mismos. Una mirada que les ayuda a entender que, más allá de sus características personales, estar en política implica una serie de desafíos, de riesgos, de problemas, de situaciones complejas que han de saber afrontar. Cuando no se disponde de las habilidades para hacerlo aparecen dos formas básicas de respuesta: abandonar la política o cobijarse bajo un caparazón que, frecuentemente adquiere la forma del cinismo. La presencia simultanea de ambas genera un panorama desolador: la tendencia a que quienes queden en política sean personas refugiadas en el cinismo. Quienes logran moverse en un terreno diferente muestran una enorme fortaleza personal, una fortaleza necesaria para soportar las descalificaciones generalizadas a la política y los políticos.
Contribuir a que quien se sumerge en las aguas de la política encuentre las capacidades necesarias para mantenerse en ella sin insensibilizarse; dar apoyo a quién estando en ella vive el desgaste que eso supone; ayudar a mantenerse en ella sin caer en el cinismo son otras de las aportaciones del coaching político.
Todo esto hace que cuando trabajo en el marco del coaching político siento que mi actividad tiene un sentido profundo. La vivo como una contribución singular para engrandecer la política y, con ella, nuestra sociedad. Ayudar a que todos podamos mirar la política y los políticos desde otro lugar y contribuir a que quién está en política pueda seguir en ella desde la coherencia con sus valores, son aportaciones esenciales del coaching político.
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