Por uno de esos misterios de la economía que sólo los economistas pueden explicar (eso sí, una vez que ya ha ocurrido) nos hayamos inmersos en lo que parece ser una profunda crisis económica.
Sin embargo, me da la impresión que la inmensa mayoría de las administraciones públicas continúan como si tal cosa sin afrontar con seriedad la que se les viene encima. El impacto de una desaceleración o una recensión económica llega a las administraciones públicas con unos cuantos meses de retraso ya que impacta en los ingresos del siguiente año. Ya quisieran las empresas privadas disponer de ese margen de tiempo para prepararse ante un escenario que se sabe cierto. Sin embargo, nuestras administraciones locales, parecen inmersas en el habitual "apaga fuegos" cotidiano como si los nubarrones del horizonte fueran a permanecer siempre en ese lugar distante. Claro, luego llega la tormenta y otra vez a improvisar qué hacer.
Claro que en estas semanas la mayoría de esos ayuntamientos estarán concretando sus presupuestos para 2009. Probablemente en la mayor parte de los casos (eso espero al menos) ya estén contemplando un escenario de ingresos sensiblemente inferior al del presente año. Sin embargo, afrontar con seriedad la crisis no puede consistir en abrir una pelea interdepartamental para ver quien sale mejor parado del recorte.
Este es el momento, en realidad ya lo era hace unos meses, para revisar prioridades, buscar nuevos caminos para enfrentarse al nuevo escenario e incluso encontrar las nuevas oportunidades que sin duda el nuevo contexto abre.
Sin embargo, nuestras administraciones locales parece que dicen eso de "crisis ¿qué crisis?". La reacción de los ayuntamientos al anuncio del Ministro de Economía de la previsible reducción de ingresos provenientes del Estado para las arcas municipales parece no haber pasado del pataleo. Desde luego que la financiación de los municipios es inadecuada pero nadie puede esperar que en un contexto de crisis económica sea cuando más ingresos se deriven hacia los entes locales. Lo que necesita la ciudadanía es un liderazgo capaz no sólo de quejarse ante la que se le viene encima, sino de tomar medidas que permitan afrontar la nueva situación, descubrir nuevas oportunidades y aprender de la experiencia.
En este sentido, Albert Calderó, fundador de ESTRATEGIA LOCAL y su actual subdirector, ha publicado unas interesantes reflexiones sobre la gestión estratégica de la crisis desde las instituciones públicas. En ellas plantea la necesidad de que cada municipio se haga un replanteamiento estratégico en función de la nueva situación que la crisis está generando, un replanteamiento que permita encontrar la manera de contrarrestar los efectos más negativos y aprovechar las oportunidades que sin duda también aporta.
Sin embargo, me da la impresión que la inmensa mayoría de las administraciones públicas continúan como si tal cosa sin afrontar con seriedad la que se les viene encima. El impacto de una desaceleración o una recensión económica llega a las administraciones públicas con unos cuantos meses de retraso ya que impacta en los ingresos del siguiente año. Ya quisieran las empresas privadas disponer de ese margen de tiempo para prepararse ante un escenario que se sabe cierto. Sin embargo, nuestras administraciones locales, parecen inmersas en el habitual "apaga fuegos" cotidiano como si los nubarrones del horizonte fueran a permanecer siempre en ese lugar distante. Claro, luego llega la tormenta y otra vez a improvisar qué hacer.
Claro que en estas semanas la mayoría de esos ayuntamientos estarán concretando sus presupuestos para 2009. Probablemente en la mayor parte de los casos (eso espero al menos) ya estén contemplando un escenario de ingresos sensiblemente inferior al del presente año. Sin embargo, afrontar con seriedad la crisis no puede consistir en abrir una pelea interdepartamental para ver quien sale mejor parado del recorte.
Este es el momento, en realidad ya lo era hace unos meses, para revisar prioridades, buscar nuevos caminos para enfrentarse al nuevo escenario e incluso encontrar las nuevas oportunidades que sin duda el nuevo contexto abre.
Sin embargo, nuestras administraciones locales parece que dicen eso de "crisis ¿qué crisis?". La reacción de los ayuntamientos al anuncio del Ministro de Economía de la previsible reducción de ingresos provenientes del Estado para las arcas municipales parece no haber pasado del pataleo. Desde luego que la financiación de los municipios es inadecuada pero nadie puede esperar que en un contexto de crisis económica sea cuando más ingresos se deriven hacia los entes locales. Lo que necesita la ciudadanía es un liderazgo capaz no sólo de quejarse ante la que se le viene encima, sino de tomar medidas que permitan afrontar la nueva situación, descubrir nuevas oportunidades y aprender de la experiencia.
En este sentido, Albert Calderó, fundador de ESTRATEGIA LOCAL y su actual subdirector, ha publicado unas interesantes reflexiones sobre la gestión estratégica de la crisis desde las instituciones públicas. En ellas plantea la necesidad de que cada municipio se haga un replanteamiento estratégico en función de la nueva situación que la crisis está generando, un replanteamiento que permita encontrar la manera de contrarrestar los efectos más negativos y aprovechar las oportunidades que sin duda también aporta.
Siguiendo con la crisis pero cambiando de tercio, no quiero dejar de mencionar la sugerente reflexión sobre ética y negocios de Javier San José en su blog Bailando en la Sombra, dónde, entre otras plantea preguntas como éstas: "¿Pero dónde queda la responsabilidad cuando las cosas vienen mal dadas?. ¿Devuelven esos ejecutivos parte de las sumas de dinero percibidas?, ¿distribuyen entre las "personas perjudicadas" una parte de dichas retribuciones para paliar en lo posible parte de los daños directos o colaterales causados?".
2 comentarios:
Esta situación a la que aludes es sin duda, creo yo, consecuencia del "excesivo peso del aparato burocrático", de una administración formal que no ha sabido "trabajar en el futuro". Que no sabe y no ha sabido adaptarse a los contínuos y rápidos cambios que se producen en nuestra/as sociedad/es. Todo ocurre de forma acelerada, sin embargo,las personas (por no decir clase política) son lentas. Su visión y decisión está presa del miedo, a perder votos, a la oposición, a.....tantas y tantas cosas.
Sería deseable una prospectiva, una visión de futuro, prepararse y adelantarse a los cambios.
En el presente, si la administración pública quiere ser "avanzada", ¿moderna?, tendrá que ser otra cosa diferente a lo que es actualmente.(Demasiado encorsetada y atenazada por la LRBRL). Se impone la búsqueda de otras formas y fuentes de financiación, cooparticipación, colaboración,cooperación con el sector privado, con otras administraciones, con la banca, con los ciudadanos,..Son principios teóricos en los que propongo experimentar. El gasto público actual se fundamenta en "consumir presupuestos anuales", pero ¿por qué? no pueden ser plurianuales, un gasto repartido en el que el esfuerzo no impacte tan dramáticamente en el año en curso. Fórmulas existen y pueden existir, imaginación al poder, y nunca mejor dicho.
¿Llegaremos a ver otra forma de administración pública?
Creo que ya estamos viendo otra forma de Administración Pública. La va construyendo dia a dia gente como tú y muchos otros más. Lo que ocurre es que se está "cambiando de caballo sin parar la carrera" y eso es dificil. Por otra parte, el cambio es un feómeno singular que la mayor parte de las ocasiones nos pasa desapercibido. Es cómo si sólo pudieramos identificar los cambios radicales y bruscos. Cuando el cambio se da de forma continuada nos pasa mucho más desapercibido.
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