A finales de julio la organización TRANSPARENCY INTERNACIONAL ESPAÑA publicó los resultados del Indice de Transparencia de los Ayuntamientos españoles. El Ayuntamiento de Bilbao encabezá la clasificación de los municipios más transparentes, seguido de Gijón, Cartagena, Barcelona y Vigo. En la cola El Ejido, Torrevieja y Orihuela como farolillo rojo. Esta iniciativa sin duda pondrá las pilas a más de uno y seguro que en la siguiente edición de este índice encontramos cambios significativos. Algo similar ha ocurrido con la clasificación que El País saca cada año de las páginas web municipales. Así que bienvenidas sean estas iniciativas que fuerzan a mejorar a nuestras administraciones locales.
Siguiendo los comentarios de Bob Behn en su boletín electrónico de julio (Bob Behn´s Public Management Report) podemos añadir otro aspecto más. La información, en si misma, aunque fuera fácil de encontrar, puede decirnos bien poco si no aporta el contexto para poder interpretarla. Muchos de los datos que las organizaciones públicas y privadas presentan al público están constituidos por tablas complejas, con multiples variables cruzadas, que hacen dificil extraer cualquier conclusión. Al final, lo que interesa no es el dato en sí, sino lo que el dato significa ¿se mejora, se empeora? ¿se cumple o no lo previsto? ¿estos resultados son mejores o peores que los de otras organizaciones equivalentes?. Así pués, información sí, pero accesible con facilidad y contextualizada en tres posible sentidos:
- comparada con los datos de periodos anteriores para valorar su evolución;
- comparada con datos similares de otras organizaciones para poder valorarlas en relación con ellas;
- comparada con los objetivos planteados para saber si se han alcanzado o no (lo que implica que se hayan fijado esos objetivos, algo no muy habitual en la administración pública).
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