Losdías 28 de febrero, 1 y 2 de marzo imparto un curso sobre coaching político enBilbao. Al conocer la noticia, un buen amigo, que ha tenido un papel clave
en mi camino en el ámbito del coaching, me escribía estas líneas:
“Los políticos adoran
al mismo dios que adora la sociedad, el dinero; pero ellos por su posición
tienen el compromiso moral (si creyeran en la moral) de ser coherentes con los
valores que declaran y por los que son elegidos. No hay políticos buenos, ya
que más allá del sacrificio personal, está la denuncia al propio quehacer de la
clase política. Y esta denuncia del quehacer político no se la he oído a ningún
político. Y lo entiendo, ya que “primum vivere”. Por todo eso te deseo el mayor
éxito en tu propuesta del coaching orientado a ayudar a crecer a esa fauna
humana que forma la clase política.”
Me han impactado estas palabras tan contundentes. Desde
luego, desde esa manera de mirar a las personas que están en política es muy
difícil poder aportarles algo, poder situarse en una posición de coach. En
cualquier proceso de acompañamiento, como es el coaching, es imprescindible, en
mi opinión, poder situarse ante la persona a acompañar libre de prejuicios o,
al menos, con la capacidad de dejar los prejuicios al margen del proceso.
Sin embargo, la reflexión más importante que me han sugerido
esas palabras es que, precisamente en este contexto en el que la corrupción
aparece tan asociada a la política, es esencial contribuir a dotar de
habilidades y capacidades personales a las mucha personas honradas que se
comprometen con la política para tratar de construir un mundo mejor. Unas
habilidades que les permitan afrontar el complejo entorno en el que se mueven,
que les permitan construir una política diferente en la que no haya espacio
para comportamientos corruptos.
Para ello, el coaching político es un instrumento de enorme
utilidad. Un instrumento que puede ayudar también a dotar a las nuevas personas
que se acercan a la política (y no olvidemos que la política es mucho más que
los partidos políticos) a fortalecer sus competencias personales para afrontar
los momentos de frustración, de desilusión, de conflicto, de cuestionamiento
público que pueden encontrar. El coaching político puede ayudar a que personas
valiosas para la acción política no la abandonen de manera temprana y que
quienes continúan en ella lo hagan con menos sufrimiento personal del que ahora
podemos encontrar. El coaching político puede contribuir a evitar que las
personas que se dedican profesionalmente a la política tengan que sumergirse en
el cinismo para sobrevivir.
Todo esto, no resta en nada la necesidad de
cuestionar el propio sistema de representación política, las formas de
funcionar de los partidos actuales, las limitaciones de la democracia
representativa,…. Pero si nos centramos solo en el sistema y nos olvidamos de
las personas que lo componen, lo construyen, le dan vida, será muy fácil
encontrar situaciones equivalentes aún cuando cambiemos las normas que rigen y
articulan nuestro sistema político. Por ello, el coaching político no se
presenta como una alternativa al cuestionamiento del sistema sino como una
aproximación complementaria.
1 comentario:
No creo que hay más o menos corrupción que anteriormente pero debido a la situación económica, prestamos más atención a lo que pasa y perdonamos menos a los comportamientos irregulares de quienes forman parte de la clase política.
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