Cuando estaba terminando mis estudios de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de Deusto tuve la oportunidad de conocer a Jose María Mardones, fallecido hace ya unos años. Fue uno de los profesores que más han influido en mi desarrollo intelectual y personal. Impartía Sociología del Conocimiento y me hizo dar una importante vuelta de tuerca al sentido de “la verdad”. Con él conocí dos autores que considero esenciales para entender la evolución del pensamiento científico: “Contra el método” de Paul Feyerabend y “La estructura de las revoluciones científicas” de T.S. Kuhn.
El primero critica la lógica del método científico racionalista. Subraya la idea de que el desarrollo de la ciencia no es un proceso lineal, sino que se basa la aparición de ideas rompedoras, infractoras de las leyes científicas existentes, que rompen las reglas establecidas. Esas ideas, en su nacimiento, son tratadas precisamente de irracionales, de imposibles en la medida que contradicen las leyes existentes en ese momento.
T.S. Kuhn se mueve en una dirección parecida al plantear que el desarrollo científico no se genera por la acumulación de hechos que acaban generando un nuevo paradigma. A partir de su investigación sobre la historia de la ciencia, lo que nos viene a decir es que los nuevos paradigmas científicos implican siempre una revolución con el anterior, no surgen de la evolución del paradigma anterior sino que lo contrastan, lo cuestionan y, finalmente, lo sustituyen. En ese periodo de transición lo que hay es combate, cuestionamiento, descalificación de lo nuevo, de lo diferente.
Viene todo esto a cuento de una metodología que ha despertado en mí un enorme interés: las constelaciones organizacionales. Este enfoque, también denominado coaching sistémico, permite una aproximación a los problemas o cuestiones que plantea el cliente desde la perspectiva del sistema en que se integran. Ha conectado plenamente con mis fundamentos sociológicos, con mi formación en dinámicas grupales, con mi adulación por Peter Senge, con mi interés por el coaching,…
La cuestión es que el funcionamiento de esta metodología no tiene una explicación científica clara. Es evidente que produce resultados muy positivos, que ayuda mucho a las personas y a las organizaciones con las que se utiliza. Pero no sabemos exactamente el mecanismo que ayuda a su funcionamiento. Ante esto algunos se revelan: “esto no es científico, esto es charlatanería, esto es un timo,….”. Y me acuerdo de Kuhn y de Feyerabend. Y me acuerdo de Jose María Mardones. Y me acuerdo de la innovación ¿así pretendemos generar una sociedad de la innovación? ¿enviando a la moderna hoguera mediática de la descalificación algo que funciona pero no sabemos explicar exactamente cómo?.
Allá ellos. Me encanta ayudar a las personas a encontrar una perspectiva para afrontar con más éxito sus problemas, sus dificultades, sus desafíos. Disfruto explorando nuevos campos, nuevas técnicas, nuevas metodologías para lograrlo. En ese itinerario se cruzó conmigo la Sociología, la Psicología Social, el Análisis Grupal; luego el Coaching, después la Bioenergética, ahora las Constelaciones Organizacionales. Se han ido entrecruzando con esas perspectivas la evaluación de las políticas públicas, la planificación estratégica, la gestión de calidad, el desarrollo de equipos y del liderazgo,…. A mi manera he ido construyendo la persona y el profesional que soy ahora y estoy contento con ello. Contento pero no acomodado, sigue habiendo caminos inmensos por explorar en esta vida apasionante.