lunes, 22 de marzo de 2010

Hacer de tu vida una obra de arte



Hace unas semanas anunciaba mi intención de sumergirme en la lectura del libro de Rafael Echeverría titulado "Actos del lenguaje: La escucha". Lo busqué, lo pedí, pero tuve malas noticias: agotado en la editorial. Entonces se me ocurrió que quizás Iñaki Zabala, de Newfield Consulting, la consultora que lidera Rafael, podría tener algún ejemplar. Y así fue, tenía uno que además tuvo la amabilidad de regalarme. Así que he podido zambullirme en sus páginas.

Está dividido en tres partes. Acabo de comenzar la tercera y, aprovechando el viaje a Madrid de esta semana, espero terminarlo en poco tiempo. El libro, con el estilo inconfundible de su autor, filósofo de formación y vocación, nos lleva en su primera parte hasta los antecedentes de la propuesta de la ontología del lenguaje que Rafael Echeverria sostiene. Repasa así ideas clave de la filosofía analítica y la filosofía continental para destacar lo que el denomina "el deshielo del programa metafísico" y el "giro lingüístico": la preponderancia que le cabía a la reflexión acerca del conocimiento es sustituida por la importancia que ahora se le concede a la reflexión sobre el lenguaje, nos dice.

Extracto algunas de sus ideas que me han parecido especialmente interesantes:
  • Muchas veces no nos percatamos del inmenso poder que poseemos los humanos para hacer uso de la vida que se nos ha regalado como una gran oportunidad para hacer de nosotros la realización de un sueño. (...) la vida no tiene voluntad propia. Lo que nos pasa tiene más que ver con cómo somos, con lo que somos capaces de ver y no ver, con nuestra capacidad de aprendizaje. No hay mayor responsable de lo que nos pasa que nosotros mismos.

  • Cada uno, nos dice Friedrich Nietzsche, debiera desarrollar la capacidad de hacer de sí mismo su obra de arte. Los seres humanos son artistas que se crean a si mismo. Lo sepan o no, sus vidas remiten a ellos mismos. Pero para hacerlo, para asumir esta responsabilidad que la vida nos impone, es preciso primero aprender a conocerse.

  • El aprendizaje es la gran palanca de nuestra libertad, de nuestra capacidad de estar en un proceso constante de transformación, de conocimiento de sí mismo y de autoinvención.

  • El lenguaje no sólo permite dar cuenta de la realidad, el lenguaje puede, además, generar nuevas realidades. El lenguaje nos confiere poder, capacidad transformadora.

  • Los seres humanos somos seres conversacionales. En las diversas conversaciones que sostenemos constituimos las bases de cómo somos y delineamos la forma de ser de cada uno.

  • Lo que busca el coach ontológico es identificar los obstáculos conversacionales que bloquean las posibilidades de cambio de un determinado individuo y ayudarlo a intervenir en la remoción de tales obstáculos para permitirle alcanzar lo que desea en la vida y de lo que se siente impedido en el presente.

  • No es lo mismo el lenguaje que las conversaciones. Las conversaciones integran tres componentes fundamentales: el lenguaje, la emocionalidad y la corporalidad.

  • Humberto Maturana nos habla de un atributo del lenguaje: la recursividad: el lenguaje humano puede volverse sobre sí mismo. Esta capacidad del lenguaje es el fundamento de nuestra capacidad reflexiva, de la capacidad de pensar de los humanos. En consecuencia, el pensamiento está subordinado al lenguaje. Pensamos en cuanto somos seres lingüísticos. El pensamiento es una capacidad que el lenguaje nos provee. Es más, nuestro pensamiento sólo opera atrapado en las garras del lenguaje.

  • El lenguaje tiene para los seres humanos tres funciones, tres roles fundamentales: dar sentido, relacionarnos y actuar.

  • La vida en sí misma no tiene sentido. Sin embargo, no nos es posible vivirla si no encontramos un determinado sentido. Sin lenguaje el sentido es inconcebible, el sentido pierde sentido.

Como veis un libro sugerente que aborda temas complejos pero escrito con un estilo que lo hace, hasta cierto punto, de fácil lectura. Aunque trata muchos aspectos que estudié en su día, cada vuelta sobre ellos abre nuevas puertas, destaca nuevos matices. Además, Rafael también va evolucionando y modificando algunos de sus postulados, lo cual reivindica con ingenio:

El privilegio de no contradecirse le pertenece a los testaduros, a los duros de aprendizaje y a los muertos. Quienes se contradicen muestran que son capaces de escuchar.

    Los siguientes capítulos, sobre la escucha y la indagación los comentaré en otros post.

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