jueves, 11 de marzo de 2010

Fijar los objetivos con el corazón



Ricardo nos regala un interesante post en su blog "Como pez en el agua". Nos habla de la presentación de un libro de Xesco Espar, entrenador del equipo de balonmano del Barcelona. No conocía a Xesco ni había oído hablar de él pero, tras ver el vídeo de presentación del libro, no creo que lo olvide. No he leído "Jugar con el corazón: la excelencia no es suficiente", un libro muy reciente del que es autor Xesco, pero ya está en los primeros puestos de la lista de "pendientes". Como vereis, la entrevista tiene varias cosas interesantes pero hay una idea que me ha parecido especialmente poderosa: los objetivos se tiene que fijar con el corazón, luego viene la tenacidad, el esfuerzo, el trabajo para lograrlos. Pero lo primero, el corazón, las emociones.

Cuantas veces nos encontramos planteando objetivos construidos sobre nuestra racionalidad pero que no nos conmueven, que no nos llegan, que no nos hacen vibrar. Y si no lo logran con nosotros menos lo harán en otros. Necesitamos, nuestras organizaciones necesitan más "hemisferio derecho", más emoción, en la plantificación, en la definición de la Visión, de los objetivos estratégicos. Sin ese ingrediente el plato sale necesariamente soso ¿cómo lograr compromiso en torno a un objetivo "soso"? Me parece una tarea cercana a lo imposible.

¿Y cómo sabemos que el objetivo lo hemos definido con el corazón? Al fin y al cabo, por mucho corazón que le pongamos también pasa necesariamente por nuestro cerebro, por nuestra racionalidad. Esta pregunta me lleva a otro aspecto importante: la dificultad para identificar emociones. Por ejemplo ¿cuál es ahora tu emocionalidad? ¿Normal? Esa era mi respuesta habitual y lo sigue siendo en muchas ocasiones. Pero normal no es una emoción y, o bien eres un híbrido entre persona y máquina, o alguna emoción te atraviesa en este momento por baja que pueda ser su intensidad. Sin embargo, es una dificultad bastante generalizada esta pérdida del "termómetro emocional". Sin él, sin esa brújula que nos orienta en la oscuridad ¿cómo saber si un objetivo sale del corazón?.

Os dejo con Xesco, seguro que lo disfrutareis.

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