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viernes, 5 de octubre de 2012

Los Servicios Sociales necesitan innovar su organización


Hace unos días impartí un curso introductorio a la gestión de Calidad en los Servicios Sociales organizado por la Asociación Vasca de Municipios EUDEL. En mi recorrido en el Ayuntamiento de Getxo estuve 13 años desempeñando las funciones de responsable técnico del Departamento de Servicios Sociales. Provenía del ámbito de la salud y en él se habían empezado a incorporar los principios y métodos de la gestión de calidad. Por otra parte, mis inquietudes profesionales se habían movido en el terreno de la evaluación de las políticas públicas. Cuando me incorporé a los Servicios Sociales municipales me llamó la atención la escasa tradición gestora que había en ellos. Este curso me ha hecho ver cómo han cambiado algunas cosas pero cómo otras siguen siendo asignaturas pendientes.


Ahora hay Responsables Técnicas, Coordinadores, Directoras. Antes eramos pocas, muy pocas las personas que ocupábamos plazas con esas funciones. Ahora me pregunto si habrá demasiadas. Un sistema tan descentralizado, en el que encuentras equipos formados por menos de 10 personas, necesita a alguien que realice funciones de coordinación y gestión. Sin embargo, probablemente el sistema sería más eficiente si quien desempeñara esa labor gestora lo hiciera a la vez en varias de estas pequeñas unidades. Me parece importante mantener la fortaleza de la descentralización pero dándole las justas dosis de gestión compartida.

Por otra parte, el presupuesto que se gestiona desde estos servicios se ha ido incrementando de manera sustancial. Incluso hay organizaciones compuestas por decenas de personas, con servicios externalizados que es necesario seguir y evaluar. Sin embargo, la preparación en gestión es más bien escasa y cuando se da, frecuentemente autodidacta. Los Servicios Sociales, y no sólo los municipales, necesitan profesionalizar más las labores gestoras para mejorar en la prestación de los servicios, modernizando y mejorando continuamente la gestión de la organización.

Otra asignatura que sigue pendiente, me temo, es la transformación del entramado organizativo de los Servicios Sociales de Base. Salvo en los municipios más grandes, el resto de profesionales viven en estructuras enormemente pequeñas, cuando no "troceados" entre varios ayuntamientos. Esa situación impide una adecuada gestión de las personas que facilite la movilidad horizontal, la carrera profesional, la gestión del conocimiento,.... Algún día alguien tendrá que plantearse si esta forma de organizar los Servicios Sociales de Base es la más adecuada para cumplir los objetivos que se les encomienda. Mi respuesta es claramente negativa.

Ahora que está tan presente la innovación, diría que los Servicios Sociales necesitan mucha innovación, pero sobre todo necesitan innovar su propia estructura organizativa. Una innovación que debería pasar, en mi opinión por mantener los altos niveles de descentralización actuales en la prestación de servicios, con los beneficios de cercanía a la ciudadanía, implicación de las autoridades locales y del entramado asociativo, pero generando un mayor grado de centralización en la plantificación, gestión y desarrollo de las personas que trabajan en estos servicios.

domingo, 12 de junio de 2011

Innovación social en los Servicios Sociales

Os adjunto dos videos con la conferencia que impartí en junio de 2009 en Barcelona sobre Innovación Social. Acabo de descubrir que está publicada en Youtube, cosas de la globalización. El centro de mi interés era presentar de manera sencilla y accesible el concepto de innovación, conectarlo con la mirada de los Servicios Sociales y subrayar los retos que implica para una organización no tanto innovar, como convertirse en una organización innovadora. Espero que os guste.


Segunda parte de la ponencia:

domingo, 20 de junio de 2010

Guía de aplicación del Modelo EFQM de Excelencia en la Gestión

Hace unos meses que la Fundación Aspaldiko y la Fundación Zorroaga me llamaron para plantearme la posibilidad de elaborar una guía de aplicación del Modelo EFQM dirigida específicamente a residencias del llamado Tercer Sector o también Sector Solidario. Ambas entidades han ido desarrollando su sistema de gestión siguiendo la referencia de este modelo de excelencia en la gestión y han vivido la experiencia de no disponer de ejemplos concretos aplicados a su sector. Esa experiencia y su compromiso de ayuda a otras entidades para que puedan modernizar sus sistemas de gestión les llevaron a plantearse esta guía. Una guía que explicara de la forma más sencilla y accesible posible los aspectos conceptuales del modelo y que, muy especialmente, aportara un conjunto de anexos que recogieran ejemplos concretos de aplicación en una residencia.

Desde el primer momento este proyecto despertó mi interés. He trabajado muchos años en el ámbito de los servicios sociales y he podido conocer de cerca la realidad de las residencias para personas mayores. Por otra parte, el objetivo de apoyo y ayuda a quienes quieren ir avanzando en la mejora de su sistema de gestión, me pareció encomiable. Por último, era consciente de que hay textos de referencia en torno al modelo EFQM que no aspiraba a emular, sin embargo, quizás no era tan fácil encontrar una guía redactada de forma accesible, cercana y buscando la máxima aplicabilidad en entidades sin una estructura de gestión potente.

Total que pedí ayuda a Germán Gómez-Tejedor y juntos nos pusimos manos a la obra. Por su parte, Ladis Arriola, de Aspaldiko y Pablo García, de Zorroaga, fueron aportando los ejemplos de sus propias residencias para nutrir los anexos. Fuimos compartiendo las redacciones y los documentos para pulirlos, enriquecerlos y completarlos. Finalmente, unos cuantos meses después sale a la luz el producto de ese esfuerzo con forma de libro magníficamente editado gracias al apoyo económico del Gobierno Vasco y Lares Euskadi. El texto cuenta además con el respaldo de EUSKALIT, Fundación Vasca para el Fomento de la Calidad.
Aquí tienes el libro en formato pdf.

Excelencia en la gestión de residencias del Tercer Sector.

sábado, 2 de enero de 2010

¿Supervisión o coaching?

No hace mucho traía a colación al bueno de Aristóteles y su huella racionalista en nuestra cultura. Hace unos días participé en el curso Formación y capacitación en supervisión y coaching que organizan HZ Consultoría y Bidari y de nuevo me acordé de él. Mi participación se dirigía a presentar en líneas generales qué es el coaching y en un momento surgió el dilema ¿en qué se diferencian la supervisión y el coaching?

La búsqueda de clasificaciones claras, que delimiten sin lugar al duda el blanco del negro, lo bueno de lo malo, lo que es y lo que no es, parecen ocupar una parte importante de nuestra actividad mental. El problema es que cada vez resulta más evidente que esas fronteras sólo están ahí, en nuestra mente. En la vida, esas fronteras se diluyen, se entremezclan, .... La cultura oriental (que faltó a clase cuando impartía la lección Aristóteles) lo planteo hace muchos siglos con su gráfico Yin y Yan.

Volviendo a la dicotomía supervisión / coaching, para mi la diferencia fundamental se sitúa en que en la supervisión, la persona supervisada espera y atribuye al supervisor un conocimiento técnico especializado en el ámbito en que trabaja, Así, un psicólogo o un trabajador social (al igual que un coach) solicitará la supervisión de un profesional experto en ese ámbito para poder contrastar con él sus enfoques, la forma en que ha abordado determinados casos, etc. Me parece evidente que una persona que realiza supervisión puede ser también un coach y aplicar las características de esta forma de trabajar a su labor supervisora. En cambio, un coach considero que sólo podrá realizar supervisón en la medida en que sea también un experto en el ámbito profesional de quien solicita la supervisión.

Si nos salimos del entorno de profesionales de la intervención social o psicológica, el asunto se clarifica bastante ya que no es fácil que un directivo de una organización se plantee que necesita supervisión, más bien necesitará ayuda para el desarrollo de su liderazgo o para afrontar asuntos para los que no encuentra alternativa. En ese marco, mucho más genérico, el coach encuentra un ámbito de trabajo acorde con su aproximación.

sábado, 18 de julio de 2009

Trabajo en red, gobernanza y servicios sociales

No estoy de vacaciones pero casi. Eso es lo malo, el “casi”, porque supone un montón de cosas para cerrar que conviven con las ganas de tomarse un merecido descanso y con los festivales de jazz que no puedo perderme (ayer Dee Dee Bridgewater estuvo inmensa en Vitoria). Como resultado las entradas al blog se han espaciado. Pero no quiero llegar al parón estival sin dar continuidad a los comentarios que Asier Gallastegi y Francisco Javier Bárez realizaron en torno al para qué están los servicios sociales.

Retomo el tema: ¿han de ser los servicios sociales quienes asuman en liderazgo de la coordinación de acciones de los diferentes pilares del Estado de Bienestar? En mi opinión, tanto el sistema sanitario como el educativo, han llegado a tal nivel de estructuración de su propio espacio, tienen una identidad tan clara que incluso cuando actúan en la “periferia” de sus ámbitos respectivos lo hacen desde dentro de su propia estructura organizativa. Su núcleo duro de actuación se plantea con pocas conexiones con otros sistemas, son, en ese sentido un tanto autárquicos.

Los servicios sociales en cuanto un sistema mucho más desestructurado, más reciente, menos definido, con una dotación inferior de recursos, cuando se enfrentan a su tarea frecuentemente tienen una conciencia clara de que necesitan de otros para resultar efectivos. Desde sanidad a educación pero también vivienda, empleo,… Su posición estructural les sitúa en el lugar de ese vecino que siempre es el que convoca las reuniones de la comunidad para tratar los problemas que considera comunes.

Sin embargo, esa posición más sensible para identificar las necesidades de actuación concertada se confunde frecuentemente con la idea de que los servicios sociales han de asumir el liderazgo de esa situación. El asunto se complica cuando se entiende el liderazgo como la identificación de “quién manda” en ese equipo ad hoc interinstitucional.

Lo que tenemos que plantearnos es que trabajamos en un entorno en el que los diferentes sistemas o pilares del Estado de Bienestar son, a su vez, nodos, puntos de conexión de un sistema social y político mucho más amplio. Esta perspectiva reticular, de red, nos debe llevar a pensar que la interacción entre estos sistemas, incluso entre diferentes nodos de cada uno de estos sistemas (véase en servicios sociales los servicios de atención primaria y lo especializados, por ejemplo), debe ser necesariamente una relación dinámica en la que nadie tenga un liderazgo continuado pero todos lo asuman cuando la situación lo requiera.

El trabajo en red rompe la mentalidad cartesiana y racionalista que busca tenerlo todo clasificado y bien clasificado, donde todo esté claro y siempre sea así. El trabajo en red supone asumir una ambigüedad en las formas, en los liderazgos, pero requiere una gran habilidad relacional y una idea clara del funcionamiento sistémico del conjunto. Es en esas direcciones en la que tenemos que fortalecer la preparación técnica de nuestros equipos.

Para liarlo un poco más, esa red no incluye sólo a entidades públicas sino que las entidades sociales, las empresas, las asociaciones,…. también constituyen este panorama rico y complejo cuyo gobierno requiere de otra forma de entender la gestión, requiere de lo que se ha dado en llamar gobernanza, como resumen de una nueva gestión relacional.

Oye, para estar casi de vacaciones creo que es suficiente.

sábado, 27 de junio de 2009

¿Para qué están los Servicios Sociales?

Sigo con la crónica de las primeras jornadas de la Escuela de Verano de Bienestar que bajo el lema “Sistema Público de Servicios Sociales: cuarto pilar del Estado de Bienestar” se celebraron en Almuñecar (Granada) la pasada semana. Terminé mencionando el debate que inició Fernando Fantova y empiezo este post reseñando su intervención que comenzó planteando que el principal problema de quienes trabajan en los Servicios Sociales es que no tienen claro a qué se dedican. En este sentido, afirmó, que las leyes de Servicios Sociales hacen un planteamiento tan genérico que parece que los Servicios Sociales los son todo. Las leyes, incluso la literatura científica, no terminan de explicar, en su opinión, cual es el objeto de los servicios sociales.

El “truco”, comentó, está en que la universalidad que se proclama en la práctica se niega al circunscribir la dedicación a todos esos temas siempre y cuando las personas atendidas sean gente excluida. En el fondo se plantea que los Servicios Sociales no tienen un objeto propio sino que son un coche escoba del sistema que centra su atención en los colectivos marginados.

Su tesis es que los Servicios Sociales no podrán ser un pilar del bienestar hasta que no sean capaces de delimitar su objeto específico, diferente de los que configuran los otros sistemas. Su propuesta del objeto de los Servicios Sociales es “el ajuste dinámico entre autonomía personal e integración en la red relacional”. En el tono polémico que hemos comentado, asumió que era una mala definición pero retó a los asistentes a plantear otra diferente. Ahora bien, para plantear una definición alternativa solicitó que cumpliera dos condiciones: que se redacte en positivo y que en su formulación tenga un carácter universal. No hubo propuestas alternativas, claro.

Es desde estos planteamientos desde los que entró en la polémica sobre si los Servicios Sociales han de ser los “centro campistas” de los diferentes sistemas del Estado de Bienestar. Respondiéndose que los servicios sociales no pueden hacer eso, nadie lo puede hacer, afirmó con rotundidad. “Dimito”, dijo, “de asumir esa responsabilidad coordinadora”, apostando por que los Servicios Sociales se fortalezcan como un pilar más y no asuman esa responsabilidad de coordinar el conjunto del sistema.

Desde mi punto de vista, tiene razón Fernando en la necesidad de clarificar mejor el objeto de los Servicios Sociales. Matizaría, sin embargo, que no nos estamos planteando generar un nuevo “territorio” inexistente actualmente. Podríamos decir que hay una fenomenología de lo que los Servicios Sociales hacen, lo que provoca que esa búsqueda de identidad conviva con una realidad que expresa lo que actualmente entendemos por Servicios Sociales. Un sistema como el sanitario sí dispone de una definición de su objeto, la salud, pero esa definición es tan genérica (el pleno equilibrio físico, psíquico y emocional) que obtiene el mismo resultado que se critica a las definiciones de las Leyes de los Servicios Sociales: vale para demasiadas cosas. Sin embargo, el qué hacer cotidiano de los servicios de salud parece resultar más claro que en el caso de los servicios sociales.

Por otra parte, tengo mis dudas respecto a ese deseo tan reiterado de dejar de ser “el coche escoba” del resto de sistemas de protección. ¿Por qué es tan malo tener esa función? Una función que, por cierto, recae más en las organizaciones del tercer sector que en el propio sistema público. Parece que se asocia cumplir esa función de última red con una labor impropia de un sistema de protección “serio”. La verdad es que me recuerda a la pretensión del sistema sanitario en sus orígenes de no incluir determinadas patologías como las enfermedades mentales, la lepra o la tuberculosis.

¿Los servicios sociales tienen que renunciar a prestar su apoyo a quienes por cualquier irregularidad del sistema de protección social no acceden al sistema sanitario, educativo, de formación para el empleo? Ya se que no debieran producirse esas situaciones pero se producen. Y tal y como la inmigración ha puesto de manifiesto, aparecen nuevas situaciones que otros sistemas tienen dificultad para abordar, al menos, en sus momentos iniciales. Ha sido la acción de los servicios sociales la que ha dado protección a esas personas, las ha ayudado a circular por los vericuetos de los sistemas de protección y ha generado transformaciones en esos sistemas para que se generen los cambios necesarios en ellos para hacerse cargo de esas nuevas realidades.

Por otra parte, es cierto que los Servicios Sociales no pueden pretender tener una posición de privilegio en la mirada plural hacia las personas con problemas que trascienden las fronteras de los sistemas de protección. Pero no es menos cierto que este sistema de atención social es el más consciente de la necesidad de trabajar en coordinación, en red. Si se me permite el símil es el vecino que convoca la reunión de la comunidad pero no tiene que ser su presidente, ni asumir un papel de preponderancia sobre el resto. Los Servicios Sociales, en este sentido, creo que tienen que mejorar sus habilidades para liderar y trabajar en redes cuyos componentes son autónomos e independientes. Para ello, respetar al otro, esforzarse por entender su punto de vista, desarrollar la capacidad de expresar el punto de vista propio con claridad pero sin agresividad, ampliar las habilidades para el trabajo compartido y para la gestión de espacios comunes me parece clave. Las experiencias provenientes de la gestión por procesos pueden ser también de utilidad en ese recorrido.

domingo, 21 de junio de 2009

Escuela de Verano de Servicios Sociales en Almuñecar


El lunes pasado comenzó en Almuñecar la 14ª edición de la Escuela de Verano de Bienestar bajo el lema “Sistema Público de Servicios Sociales: cuarto pilar del Estado de Bienestar”. Organizadas por la Diputación de Granada con el apoyo de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Sanidad y Política Social, reune anualmente a casi 300 profesionales de los Servicios Sociales, principalmente de Andalucía. Juana María Rodiguez Masa (en la foto), actual Vicepresidenta Primera de la Diputación de Granada, ha formado parte de la organización de este vento desde su inicio.

He asistido lunes y martes y me he quedado con las ganas de continuar hasta el viernes. No sólo por lo agradable del lugar y el trato excelente que te prestan las personas que se encargan de la organización sino por el magnífico nivel de los contenidos de la Escuela. Habría que decir aquello de “excepto el taller titulado Cómo elaborar una Carta de Servicios en los Servicios Sociales Comunitarios”, ya que ese lo he impartido yo y no queda demasiado bien auto incluirme en una valoración tan elevada.

Del primer día, destaco la intervención de Esther Rovira, Subdirectora General de Programación y Evaluación del Instituto Catalán de Asistencia y Servicios Sociales (ICASS) presentó las líneas básicas de la ley de Servicios Sociales de Catalunya y el proyecto de sistema de acreditación de centros en el que están trabajando y que pretende incorporar el referente del modelo EFQM para subrayar la importancia de la gestión de calidad. Esperando que Esther me perdone la maldad, en demasiadas ocasiones contamos lo que vamos a hacer en lugar de lo que ya hemos hecho y creo que debemos invertir siempre ese planteamiento. Por otra parte, me parece excesivo incluir la referencia del modelo EFQM de excelencia en la gestión en un sistema de acreditación cuyo objetivo ha de ser, en mi opinión, fijar unos mínimos. Además, antes de exigir a los demás unos estándares tan elevados me parece necesario que la propia administración pública los cubra en los servicios que dependen directamente de ella y, por desgracia ese no es el caso ni en Catalunya ni en otros lugares de España.

Las tres intervenciones centrales del segundo día merecen un comentario. La primera de Ana Gómez Pérez, Directora General de Servicios Sociales y Atención a la Dependencia de la Junta de Andalucía se centró en la presentación de los ejes básicos de la nueva ley para la inclusión social que preve aprobar esta Comunidad Autónoma a comienzos de 2010. Subrayó que es una ley que regula la renta básica pero que pretende ser un instrumento más amplio ya que las prestaciones económicas no son suficientes para producir procesos de inclusión social, requiere de actuaciones complementarias. Para ello han diseñado otro eje basado en los convenios de inserción y un último que contempla la participación y aportación de otros sistemas de protección social. Aunque inició su intervención un poco encorsetada por el texto que había preparado, en poco tiempo se fue independizando de él y sacando la pasión que pone en su tarea. Me pareció especialmente interesante su alusión a la necesidad de que los Servicios Sociales Comunitarios asuman un papel de liderazgo en la coordinación de las intervenciones multidepartamentales.

Ese planteamiento generó un rico debate con otro de los ponentes y algunas otras personas del público. Fernando Fantova, el ponente a que aludía (recientemente nombrado Viceconsejero de Política Social del Gobierno Vasco), en un tono ciertamente provocador del debate y muy adecuado para la hora en que lo hizo, expresó su opinión contraria a que los Servicios Sociales hayan de asumir ese protagonismo. Su exposición se centró en subrayar la necesidad de que definir un objeto propio de los Servicios Sociales que los definan en positivo frente a los otros “pilares del Estado de Bienestar”.

Para no alargar demasiado esta entrada voy a dejarlo aquí, pero continuará.

viernes, 13 de marzo de 2009

Comparación de indicadores municipales en Barcelona

Hace unos ocho años formaba parte de la organización de unas Jornadas sobre Calidad y Servicios Sociales que se celebraban en la Universidad de Deusto (Bilbao). Allí conocí a Pep y Albert, entonces dos técnicos del Departamento de Servicios Sociales de la Diputación de Barcelona llenos de entusiasmo por impulsar la mejora y la calidad en la gestión de los Servicios Sociales. Una tarde, al terminar las sesiones, caminábamos por un Bilbao en plena transformación cuando me plantearon una idea que les bullía en la cabeza: el poner en marcha unos círculos intermunicipales para compartir indicadores de Servicios Sociales. Ayer participé en una Jornada de los Círculos de Comparación Intermunicipal de Servicios Sociales organizada por la Diputación de Barcelona y tuve la oportunidad de comprobar cómo esa idea ha germinado en una experiencia muy interesante, útil para quienes la están viviendo y ejemplar para el resto de administraciones locales.

Iba para hablar de gestión del cambio y ese recuerdo me permitió subrayar cómo el cambio requiere primero que se conciba como idea, como horizonte a alcanzar. Sólo cuando nos fijamos un propósito podemos ser capaces de alcanzarlo, aunque, no siempre lo logremos. Por otra parte, también me sirvió para comentar que hablar de gestión del cambio no puede suponer que vivimos en "la inmutabilidad" y necesitamos aprender a cambiar. Vivimos en un cambio permanente, lo que ocurre es que frecuentemente no somos capaces de identificarlo, igual que no identificamos la velocidad con la que se mueve la Tierra en la que nos encontramos. Gestión del cambio implica tratar de gobernar el cambio en que vivimos.

Pero volviendo al tema de la jornada, los "Círculos de Comparación Intermunicipal" tienen como objetivos:

  • Medir, comparar y evaluar resultados mediante indicadores comunes consensuados.

  • Jormar un grupo de trabajo para intercambiar experiencias.

  • Impulsar la mejora de los servicios.

Si bien comenzaron su andadura centrándose en los servicios sociales, a lo largo de estos años, la Diputación de Barcelona ha ido extendiendo con éxito esta iniciativa. En la memoria de 2007 que se presentó este jueves se recogían ya diez ámbitos diferentes, desde Policía Local a Limpieza Viaria y Residuos, pasando por Bibliotecas o Escuelas de Música. En total, 260 municipios participantes unos 350 técnicos y 22 "círculos de comparación". Ahí es nada.

Los indicadores a comparar son consensuados en cada círculo específico pero se articulan en torno a cuatro grandes ejes:

  • Indicadores vinculados a la estrategia

  • Indicadores relativos a los clientes / usuarios

  • Indicadores relativos a la organización y los Recursos Humanos

  • Indicadores económicos

De esta forma, los municipios participantes pueden comparar sus datos con la media, con el que mejor resultados obtiene y con los valores de referencia que, en algunos indicadores, han sido fijados en el debate del círculo. Pero, además, permite contrastar indicadores de diferentes ámbitos. En el informe de 2007 accesible en Internet se explica ampliamente la sistemática de trabajo, además de presentar los resultados de los indicadores de los diferentes ámbitos.

La verdad es que la participación en este acto fue, además de agradable por la amabilidad con que me trataron, de gran interés. Para preparar mi intervención tuve la oportunidad de leer la memoria que se iba a presentar y quedé francamente impresionado por el magnífico trabajo que están haciendo. Más aún cuando, en las conversaciones que mantuve con quienes impulsan este proyecto, me confirmaron el alto número de mejoras concretas que están desarrollando los ayuntamientos a partir de las actividades de comparación y aprendizaje.

La jornada fué abierta por la Diputada de Servicios Sociales y el Diputado de Hacienda y hubo una mesa redonda en la que participaron uno de los técnicos que lidera el proyecto de los círculos, Anna Olmedo, Jefa de la Oficina de Apoyo Técnico a los Servicios Sociales de la Diputación, la Coordinadora de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Pineda de Mar (Mercé Ginesta) y la concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de Mataró (Carme Esteban).

Os adjunto la presentación que realicé.





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miércoles, 25 de febrero de 2009

Gestión de calidad e innovación: respuesta a la segunda pregunta del seminario sobre innovación social



Comentaba en el anterior post que tenía que responder a dos preguntas en el marco del seminario sobre la innovación social en el ámbito de los servicios sociales que organiza la Fundación EDE en Bilbao. Si anteriormente reproducía mi respuesta a la primera pregunta, ¿Cómo caracterizar e impulsar el proceso de innovación en las organizaciones (procedimientos, instrumentos, herramientas,…)?, transcribo ahora la respuesta a la segunda, ¿Qué diferencias y conexiones existen entre la implantación de sistemas de gestión de calidad y la innovación?.


La conexiones entre gestión de calidad e innovación son profundas. Para empezar diría que las organizaciones mejor preparadas para hacer suya una sistemática de innovación son aquellas que han acumulado amplia experiencia en desarrollar e implantar otras sistemáticas vinculadas a la mejora continua y la gestión de calidad.

En algún momento me ha parecido notar una dinámica entre la innovación y la gestión de calidad parecida a la que se vivió entre la ISO y la EFQM. Cuanto antes nos alejemos de esta dinámica para comprender que innovación y excelencia se retroalimentan, se complementan y se necesitan mutuamente más rápido podremos avanzar en ambas direcciones.

De manera más específica, subrayaría que la gestión de calidad o excelencia en la gestión comparte con la innovación elementos como:

§ Cambio de cultura.
§ Implicación de las personas.
§ Aprendizaje.
§ Importancia del liderazgo
§ Búsqueda de resultados.
§ ….

Pensando en lo que les diferencia, yo diría que la gestión de calidad es la tierra trabajada, abonada y cuidada, mientras la innovación es uno de sus frutos más brillantes. Dicho con palabras menos poéticas, la gestión de calidad centra su foco en la forma en que la organización se gestiona, desde cómo se lidera a como se definen sus objetivos, cómo se gestiona a las personas, los procesos o los recursos y que resultados se obtienen en los clientes, en la sociedad, en las personas que la componen y en relación con los propios objetivos de la organización.

En cambio, la innovación orienta su preocupación hacia la búsqueda de nuevas formas de responder a necesidades, expresadas o latentes. Aunque cabría matizarlo, podríamos decir que la innovación no presta especial atención a si existe o no una sistemática excelente de definición de la política y la estrategia de la organización innovadora o del grado de satisfacción de los personas que trabajan en ella.

Sin embargo, volviendo al principio, esta diferencia es más analítica que real pues son las organizaciones con una gestión excelente las mejor posicionadas para lograr convertirse en organizaciones innovadoras. Por ello, innovar desde los servicios sociales lleva a impulsar una significativa mejora en la su gestión.

domingo, 22 de febrero de 2009

Seminario sobre innovación social


La Fundación EDE ha organizado un seminario sobre innovación social en el ámbito de los servicios sociales al que me han invitado a participar. Utilizando las palabras de los organizadores "la finalidad última del seminario es preservar e impulsar la innovación como función social de primer orden en el ámbito de los servicios sociales, tanto en la sociedad civil como en el marco del sistema público de servicios sociales". El seminario está estructurado en tres bloques temáticos.

  • Innovación en servicios sociales: delimitación del concepto.

  • Factores que facilitan e inhiben la innovación.

  • Acciones innovadoras en servicios sociales y estrategias o medidas para impulsar la innovación en el ámbito de los servicios sociales.
En torno a cada uno de ellos los participantes tenemos que responder a una o dos preguntas que la organización ha planteado a cada uno. En mi caso las preguntas que tengo que responder son:

  • ¿Cómo caracterizar e impulsar el proceso de innovación en las organizaciones (procedimientos, instrumentos, herramientas,…)?

  • ¿Qué diferencias y conexiones existen entre la implantación de sistemas de gestión de calidad y la innovación?.
Aquí va mi respuesta a la primera pregunta:

Cuando hablamos de proceso de innovación subrayamos el hecho de que no buscamos una innovación puntual, que puede haber surgido de la confluencia circunstancial de una serie de elementos, sino de una sistemática que hace que la innovación pueda ser considerada un conjunto de actividades articuladas que se repiten una y otra vez (es decir, un proceso). Desde esa perspectiva considero que un proceso de innovación implica:

- Generación de nuevas ideas, nuevas formas de enfrentarse a los problemas.
- Capacidad para llevarlas a la práctica.
- Sintonía con los destinatarios de esas innovaciones de tal forma que una vez llevada a la práctica encuentra su respuesta positiva.
- Sistemática para seguir generando nuevos ciclos de innovación.

Partiendo de estas premisas el impulso de los procesos de innovación en las organizaciones pasa por impulsar o fortalecer aquellas formas de trabajar que permiten que los factores necesarios para la innovación se desarrollen.

Veamos, en consecuencia, qué elementos son necesarios en cada una de esas fases, así como algunas referencias a la situación desde la que se enfrentan a esos desafíos las organizaciones sociales.

1.- Generación de nuevas ideas.
No buscamos una idea célebre, aislada. Buscamos la capacidad de la organización de encontrar nuevas soluciones a los problemas, ya sean estos nuevos o viejos. Para ello considero necesario trabajar en varias direcciones:

* Sistematizar el trabajo rutinario para convertirlo en un comportamiento automático. Si nos fijamos en un artista, por ejemplo, un pintor, su capacidad para innovar pasa necesariamente por un gran dominio de los principios básicos de la pintura. Pasando a una analogía deportiva, el jugador de baloncesto que consigue esa cesta que parece imposible la consigue sólo cuando es capaz de hacer un gran repertorio de movimientos básicos sin pensarlos un solo segundo. De igual manera, necesitamos disponer de procedimientos sistematizados y “rutinizados” en nuestros procesos de trabajo para encontrar espacio para la creatividad que puede ser la chispa de la innovación.

En este sentido, es importante disponer de procedimientos y procesos de trabajo documentados e incorporados a la rutina de la organización. Si nuestros trabajadores tienen que pararse a pensar como actuar en cada situación nos moveremos con movimientos lentos y espasmódicos, no con la fluidez que la innovación requiere.

Mirando hacia nuestros servicios sociales podríamos resumir este planteamiento en la necesidad de levantar la cabeza de las tramitaciones. De generar sistemáticas de trabajo que permitan liberar talento hacia los espacios de innovación.

* Desarrollo de un ambiente propicio hacia la generación de nuevas ideas. Esto implica cultivar una cultura abierta al cambio, a la exploración y, en consecuencia, al posible error producido cuando se intentan explorar nuevos caminos.

Esa nueva cultura no nace por generación espontánea es necesario construirla y, para ello, como para tantas otras cosas, lo primero que necesitamos es un claro deseo de hacerlo. Un deseo expresado formalmente por las personas con la máxima autoridad en la organización y convertido en hechos mediante el apoyo decidido a la dedicación de tiempo a actividades de aprendizaje, de intercambio, de creación. Apoyo al desarrollo de actividades con resultado incierto, a la configuración de equipos atípicos, que rompan las estructuras tradicionales de la organización.

Esta cultura debe desarrollarse sobre una base que no es fácil encontrar en nuestras organizaciones: la confianza. Y la confianza también se tiene que construir. Para ello es necesario trabajar en dos direcciones, la generación de confianza organizativa (transparencia, valores, coherencia, respeto) y la generación de confianza interpersonal (capacidad de escucha, de entrega de juicios, de cumplimiento de compromisos,….).

Y para hacer todo esto es fundamental desarrollar personas con la capacidad de asumir y ejercer un estilo de liderazgo diferente. Los servicios sociales, en general, considero que han descuidado históricamente la formación y desarrollo del liderazgo en sus organizaciones y, sin él, la consolidación de procesos de innovación se hace más dificil.

* Hacer del aprendizaje una parte de nuestro trabajo. Cualquier organización es primero “hacedora” y luego todo lo demás. Es decir, puede que no se planifique, que no se evalúe, que no haya proceso de mejora, que no haya innovación, pero hacer se hacen cosas en todas las organizaciones (otra cosa es que se haga lo más adecuado). Y las de servicios sociales están especialmente orientadas a la acción. Es bueno que sea así pero se convierte en un problema si el hacer no deja espacio para “afilar el hacha”, esto es, para reflexionar, contrastar, conocer del qué hacer de otros.

Para generar nuevas ideas me parece importante establecer sistemáticas de trabajo que promuevan el aprendizaje.

2.- Capacidad para llevar las nuevas ideas a la práctica.
Me parece evidente que cuanto mejor organizada esté nuestra organización mayor será esta capacidad. En consecuencia, mejorar nuestra capacidad para planificar proyectos, asignar recursos, realizar el seguimiento de la implantación y evaluar su resultado me parece básico en esta dimensión. Ser excelentes en la operativa es un buen punto de partida para se excelentes en el desarrollo de la innovación.

3.- Sintonía con los destinatarios.
La innovación no es tal si no genera productos o servicios de éxito en el entorno en el que está planteada. Para ello es vital un adecuado conocimiento de las expectativas y necesidades de las personas o las organizaciones a las que pretendemos destinar nuestras innovaciones. Esto implica establecer procedimientos sistemáticos para “escuchar” el pálpito de esos destinatarios, para recoger información significativa sobre ellos, para hacerla circular en la organización y para trabajar con ella en entornos creativos.

En servicios sociales me temo que frecuentemente se confunde la cercanía física que existe con los destinatarios de los servicios, la amplia información sobre sus problemas y situaciones personales con la existencia de ese proceso de recogida y análisis de información significativa para la innovación. Si antes hablábamos de levantar la cabeza del expediente, aquí podríamos seguir con el símil planteando la necesidad de levantar la cabeza del caso.

4.- Sistemática para seguir generando nuevos ciclos de innovación.
Hemos subrayado desde el comienzo que no buscamos la idea célebre que surge circunstancialmente y que luego llevamos con éxito a la práctica. Si se me permite el juego de palabras, no buscamos innovación buscamos organizaciones que innoven. Y, en línea con lo dicho anteriormente, eso supone lograr organizaciones que aprenden.

Organizaciones que aprenden, organizaciones que innovan, son organizaciones que han incorporado a su actividad cotidiana rutinas, sistemáticas, que les permiten garantizar un espacio continuado para ese proceso innovador. Al igual que Picaso decía que la inspiración tiene que pillarte trabajando, también la innovación requiere de esa rutina para poder hacerse realidad.

Y para generar esas rutinas ya tenemos metodologías en nuestro entorno: procedimientos, procesos, mejora continua… Sin embargo, no es precisamente el entorno de lo social dónde más proliferan. La comparación con otros sistemas que configuran las políticas sociales vuelve a resultar odiosa. Tanto educación como sanidad me temo que vuelven a llevarnos ventaja en esta materia.

domingo, 15 de febrero de 2009

Hacia un Sistema Vasco de Servicios Sociales

La Federación de Servicios y Administraciones Públicas del sindicato CC.OO. de Euskadi me ha invitado a participar mañana en la jornada que realizan en Portugalete bajo el enunciado "Los Servicios Sociales en Euskadi: nuevas leyes y nuevas prácticas". Esta es la presentación que he preparado.

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La jornada se realiza en el Centro Cultural Santa Clara de Portugalete (c/ Casilda Iturrizar, 10). A las 10h. la inaugura el Alcalde de Portugalete y el ex-Viceconsejreo de Bienestar Social del Gobierno Vasco Fernando Consuegra. Posteriormente Mercedes Gonzalez de Celis y Rosalía Herrera Yuste, directoras de los departamentos de Bienestar Social y Promoción Económica, Empleo y Formación del Ayuntamiento de Ermua presentarán su experiencia en nuevas prácticas en la inserción social. Les seguirá la parlamentaria socialista vasca Gemma Zabaleta que centrará su intervención en los derechos ciudadanos de la nueva Ley de Servicios Sociales de Euskadi. Tras un pequeño descanso entrare en escena para concluir con la clausura a cargo de Unai Sordo, Secretario General de Comisiones Obreras de Euskadi.

Como las diapositivas son un soporte de la presentación, más que un desarrollo argumental, las ideas clave que planteo son:
  • La nueva Ley es un significativo avance hacia un sistema integrado de servicios sociales, sin embrago no plantea ninguna estructura de gestión que lo haga posible. El reto queda planteado pero sólo la voluntad de coordinarse y el saber hacer del trabajo en red puede hacer avanzar en esa dirección.
  • La organización del sistema que se plantea da a los municipios una importante responsabilidad. Sin embargo, el gran número de municipios pequeños, incluso el limitado tamaño de muchas mancomunidades no plantea una dimensión capaz de hacer frente a los servicios que se han de prestar y, muy especialmente, al desarrollo profesional y organizativo que el sistema necesita.
  • A pesar del esfuerzo por recoger en la Ley aspectos relacionados con la formación, lo que hoy se denomina gestión del talento, así como las buenas prácticas en innovación, requieren de un espacio articulador que la propuesta organizativa de la Ley no plantea por si misma. Hacerlas realidad es otro desafío para los profesionales de los servicios sociales.
  • La Ley recoge un modelo de atención e intervención, dando respaldo legal al trabajo comunitario, orientado a la ciudadanía. Sin embargo, para hacerlo realidad es necesario impulsar y gestionar un importante cambio cultural en las organizaciones prestadoras de estos servicios, algunas de ellas demasiado volcadas a la tramitación de prestaciones.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Servicicos Sociales, autonomía municipal y derechos ciudadanos


EUDEL me invitó a participar, el pasado 17 de diciembre, en una jornada titulada “El papel de los gobiernos locales vascos en el desarrollo de políticas sociales” celebrada en el Kursaal de Donostia – San Sebastián. Presenté una ponencia titulada “Servicios Sociales de Atención Primaria: retos de futuro” e hice de moderador en el conjunto de la jornada. Fue un magnífico reencuentro con un sector en el que he pasado muchos años de mi vida como responsable técnico de los servicios sociales del Ayuntamiento de Getxo. Tuve la oportunidad de reencontrarme con personas que hacía tiempo no veía, así que me encontré cómodo y a gusto entre técnicos y políticos del sector.

La reciente aprobación de una nueva ley de Servicios Sociales en el País Vasco estuvo presente durante toda la jornada. Sin entrar en tecnicismo, esta ley consagra el acceso a los servicios sociales como un derecho subjetivo, como la sanidad, la educación o las pensiones. Esto supone que si alguien no encuentra garantizado este derecho puede solicitar amparo judicial para obtenerlo. Este cambio es, sin duda, un gran avance en la consolidación del que viene en llamarse el cuarto pilar del Estado de Bienestar pero supone un importante desafío para el conjunto de las administraciones vascas, más aún en la situación de crisis económica en que nos encontramos.

Sin embargo, me sigue asombrando la capacidad que tenemos de aprobar leyes que sabemos no podremos cumplir en un horizonte cercano. Es verdad que la ley marca diversos períodos de transición pero me parecería más razonable ajustar mejor los detalles antes de lanzarse a aprobar una ley, muy positiva, pero que puede no llegar a satisfacer los niveles de exigencia que ella misma plantea, con el descrédito general para el sistema democrático que esto conlleva.

Un “pequeño” ejemplo, la ley no aclara el sistema de financiación para garantizar el acceso a los servicios sociales, esto es no sabemos cómo se van a financiar los derechos que regula. Dice que “se realizará el correspondiente ajuste financiero” y asunto zanjado. El día 17, este asunto de la financiación estuvo continuamente sobre la mesa.

Otro aspecto importante se refiere al papel que la ley da a los ayuntamientos, aumentado los servicios que deben prestar. En relación con el aspecto económico mencionado, los entes locales están muy preocupados con las consecuencias económicas que esto les va a suponer. Pero, por otro lado, presenta un desafío de singular importancia ¿cómo hacer compatible la autonomía municipal con el derecho al acceso a los servicios sociales que implica que cualquier ciudadano de cualquier municipio de Euskadi ha de tener exactamente esos mismos derechos?

En este sentido, los ayuntamientos vascos van a tener que revisar la organización actual de sus servicios sociales para adecuarlos a la nueva realidad que se les avecina y en esto la aportación de la Asociación Vasca de Municipios debería ser crucial. Uno de los aspectos que tendrán que plantearse es la agrupación de ayuntamientos para poder generar el suficiente volumen poblacional y de recursos como para garantizar unos servicios sociales adecuados a la ley y gestionados con calidad. También será necesario responder a las preguntas ¿qué equipo profesional necesitamos, a qué población vamos a atender y con qué intensidad? Así mismo, me parece necesario plantearse una mayor profesionalización de la gestión de estos servicios. Los presupuestos que se manejan son ya elevados y lo van a ser más, la complejidad del sistema es alta, los equipos humanos amplios. Todo ello exige de profesionales adecuadamente formados en el ámbito de la gestión y el liderazgo de equipos. Es necesario evitar el riego de perder buenos profesionales de la intervención social para convertirlos en mediocres gestores.


Vamos, que 2009 trae a los Servicios Sociales de Euskadi una nueva ley y será durante este año que comienza cuando se tendrán que poner las bases para que se convierta en una realidad.

lunes, 21 de julio de 2008

Texto, contexto y pretexto: cambio y empresas de inserción


Mencionaba en un post anterior la Jornada sobre Empresas de Inserción en que participé hace unos días. Víctor López, Presidente de ACEI (Asociación Catalana de Empresas de Inserción), en la presentación de las jornadas hizo un comentario que me resultó muy inspirador. Decía que los textos (las normas legales) cambian. El contexto se transforma y además lo suele hacer cada vez con más rapidez. Pero lo que frecuentemente continúan constantes son los pretextos. Los pretextos para seguir haciendo lo que “siempre” se ha hecho. A Jose María Ulazia le escuche en otra ocasión una frase oportuna para esta reflexión. “En excusas Premios Novel”, decía, para ejemplificar la gran capacidad que tenemos los humanos para encontrar argumentos para no cambiar.

A esa Jornada celebrada en Barcelona fui para hablar de Responsabilidad Social en la Empresas de Inserción. En mi intervención, que clausuraba la jornada, trate de plantear algunos aspectos de la RSE que me parece se subrayan insuficientemente. Así, frente a la dimensión externa de este concepto, esto es, lo que hay que hacer para contribuir de forma positiva a la sociedad y al entorno medioambiental, incidí en la dimensión más interna. Esto es, también es RSE:

• Aprendizaje permanente.
• Responsabilización de los trabajadores.
• Mejora de la información de la empresa.
• Mayor equilibrio entre trabajo, familia y ocio.
• Igualdad de retribución y perspectiva profesional entre hombres y mujeres.
• Salud y seguridad en el lugar de trabajo.

Así mismo, me parece clave entender que la incorporación de la Responsabilidad Social a una organización, al igual que ocurre con cualquier otro planteamiento que pretende tener una vida real en esa organización, sólo tiene sentido si se cumplen tres condiciones:

  • Una incorporación al planteamiento estratégico de la organización, a su política y estrategia.

  • Un despliegue en planes y acciones concretas.

  • La inclusión en la sistemática de gestión y revisión de esa organización.

Hacer memorias de Responsabilidad Social puede tener utilidad en ese contexto, pero si esa Memoria tan sólo refleja una búsqueda a posteriori de hechos que demuestren el compromiso social y medioambiental el grado de implantación real en la organización será francamente bajo. Con todo, puede que ese sea el camino para que muchas empresas se introduzcan en este ámbito, pero ha de quedar claro que eso es sólo la fachada de la RSE.

En el marco de la Empresas de Inserción hay otro aspecto que me pareció importante subrayar, no por trabajar con los excluidos se acaba la posibilidad de ser socialmente responsable.

martes, 15 de julio de 2008

El Derecho como instrumento


Trabajando en la administración uno tiene muchas veces la impresión de que el Derecho, las Leyes, la legislación, es un elemento que ha adquirido vida propia haciéndose dueño del devenir de las organizaciones públicas. Cuantas ideas innovadoras, cuantos deseos de cambio se han roto al chocar contra el dique de “la legislación no lo permite”. Por todo ello me ha resultado especialmente interesante escuchar de boca de Juan Ignacio Soto Valle, Secretario General de la Diputación de Girona y Presidente del Colegio de Secretarios, Tesoreros e Interventores de la Administración Local de Catalunya, la frase que titula este post: “El Derecho es un instrumento”.

Además, el foro en que lo ha dicho tampoco es baladí. Participábamos este viernes en una jornada en Barcelona promovida por la organización que aglutina las empresas de inserción de esa Comunidad. Su conferencia presentaba las novedades de la nueva Ley de Contratos en relación con la incorporación de cláusulas sociales, contratos restringidos y otros instrumentos jurídicos orientados a que las políticas públicas de contratación discriminen positivamente a estas entidades cuya razón de ser es apoyar los procesos de incorporación al mercado laboral de personas con especiales dificultades para ello. El planteamiento de tan relevante profesional sugiere con claridad que las leyes marcan un terreno de juego, un marco, pero el propio Derecho puede ser utilizado para encontrar fórmulas innovadoras, respetuosas con la Ley pero capaces de generar nuevas realidades que, finalmente, pasaran a ser recogidas en nuevas normas legales o en modificaciones de las existentes.

La propia historia de las empresas de inserción y de las cláusulas sociales es un buen ejemplo de ese planteamiento, pero ¡¡¡ cuantos hubieran deseado tener un Secretario como Juan Ignacio Soto Valle!! . A mi me recordaba planteamientos ya escuchados y teorizados en la transición democrática, cuando se hablaba del “uso alternativo del derecho”, pero eran otros tiempos….