martes, 21 de abril de 2009

Cuando lo viejo puede ser lo más nuevo


No había tenido la oportunidad hasta ahora. Por fin pude asistir a una representación del Circo del Sol. La familia al completo salimos encantados.

La verdad es que esperaba encontrar algo diferente. No se muy bien qué pero algo con menos base circense. Lo que encontré fue puro circo pero envuelto en un entorno que lo convierte en algo diferente.

La propia carpa contribuye a mantener el espectáculo del Circo del Sol en un entorno de circo al estilo más clásico. Eso sí, menos arena y sillas más cómodas. El circulo que va a constituir el escenario ya da muestras de las primeras transformaciones. Se ve un esfuerzo por la creación de un diseño que cuida el detalle, que se recrea en la atmósfera que quiere generar en el espectador. Cuando empieza el espectáculo llama la atención el colorido de las vestimentas, la perfección de los maquillajes. Todo ello acompañado de música en directo: dos cantantes y siete músicos, si no recuerdo mal, ponen un fondo musical que en muchas ocasiones adquiere un fuerte protagonismo por su belleza.

En el núcleo, atracciones de circo "de las de toda la vida". Trapecistas, cómicos, malabaristas, saltimbanquis,.... van jalonando el espectáculo. No hay animales(fue la única mancha para mi hijo pequeño) ni artilugios que en algunos espectáculos parecen asociarse a la modernidad (motos que dan miles de vueltas, por ejemplo).

W. Chan Kim y Renée auborgne, en su libro "La estrategia del océano azul" ponen precisamente al Cirque du Soleil como ejemplo de su tesis: para crear mercado no es suficiente buscar variaciones dentro de lo ya existente (el océano rojo ya falto de oxígeno por la densidad) sino buscar nuevos océanos que creen entornos radicalmente diferentes. En este caso, tomando una actividad en clara decadencia como el circo pero mezclándola con la sofisticación del teatro y la música en directo. Un ejemplo de innovación surgida no tanto de la creación de algo totalmente inexistente sino de la mezcla creativa de componentes ya disponibles en el mercado pero de forma diferente. Conclusión, lleno absoluto un día tras otro a precios que triplican las entradas de circo habituales. Pero, al final, una experiencia que merece la pena. Mis hijos ya están contando los días para que vuelvan.

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