
La sesión me gustó. Resultó amena y los debates sugerentes. En grupos se nos plantearon diversas preguntas en torno al valor del aprendizaje emocional en el día a día. "¿Estamos ante un cambio de paradigma?", era la primera. Tengo la sensación que lo que mejor describe la situación actual es que nos estamos quedando sin paradigmas, sin referentes que nos den un marco conceptual para entender lo que ocurre y encontrar caminos para adentrarnos en el futuro. También creo que están surgiendo múltiples referencias que van aportando nuevas perspectivas, pero colocar a la inteligencia emocional como nuevo paradigma me parece exagerado.
Más aún, la idea de paradigma nos remite a un universo conceptual coherente, hasta cierto punto cerrado y con pretensión explicativa de la realidad. ¿Y si lo que está en crisis es la idea de paradigma como tal? ¿y si la verdadera transformación consistiera en vivir sin un paradigma? Pueden parecer malas noticias pero no creo que lo sean. Plantearnos un mundo abierto, con paradigmas plurales o sin ellos (como prefieras), se me antoja un horizonte de libertad y creatividad enorme. No tendríamos guardianes de la ortodoxia, del paradigma, empeñados en destruir cualquier pensamiento que pudiera cuestionar su mundo "equilibrado".
Cambio exponencial, complejidad creciente, redes múltiples con cruces infinitos entre ellas,.... quizás estamos viendo nacer un nuevo orden, el orden del caos. Y en ese entorno, el verdadero desafío es encontrar el Sentido. Sentido en los términos que nos planteaba Victor Frankl, sentido para nuestra vida y para nuestra sociedad. Sentido que sea el fino cable por el que circulamos como equilibristas. Sentido muy relacionado con valores, pero valores que no buscan imponerse sino que se crecen en el respeto por los valores del otro y por su legitimidad como persona.
Ya véis que esta reunión alborotó mis neuronas.
Termino contando una breve historia. Un día se encontraron dos viejos amigos. Uno de ellos se había convertido en un equilibrista de éxito. Su amigo fué a verlo y se saludaron tras el espectáculo. "Tienes un equilibrio increible", le comentó. "¿Equilibrio? ¿eso piensas? Mira -le respondió- me desequilibrio continuamente, lo único que he conseguido es volverme a equilibrar con rapidez. Lo que hago ahí arriba es sólo eso, desequilibrarme y volverme a equilibrar constantemente".