lunes, 30 de noviembre de 2015

Coaching de equipos desde la práctica

En el año 2011 se cruzaron los caminos de varios profesionales que trabajábamos habitualmente con equipos. Esa experiencia nos había llevado a conclusiones similares. De un lado, a comprobar la enorme potencialidad de los equipos; de otro, a ver que el trabajo en coaching individual no agotaba las necesidades de un equipo para su desarrollo. Gracias a la capacidad de generar lugares de encuentro creativos y de llevar esa creatividad a la práctica, María Carrascal (EMANA), nos convoco a transformar esas inquietudes en una oferta útil tanto para las personas que lideran equipos como para aquellas otras que quieren intervenir en ellos desde una posición externa.

De manera entregada y generosa, Ane Aguirre (VESPER), Isabel Fernández Hidalgo, Asier Gallastegi, Maru Sarasola y yo mismo, Enrique Sacanell, junto con la batuta organizadora de María Carrascal, construimos una oferta formativa muy pegada a nuestra experiencia y que destilaba el conocimiento que cada uno había ido adquiriendo en la materia. Teníamos muy claro que el producto final debía superar los orígenes plurales para transformarse en un planteamiento integrador, práctico y con una homogeneidad, más allá de que cada uno de nosotros asumiéramos la impartición de una parte del programa. Lo que las personas que han participado en el programa nos han devuelto es que ese objetivo lo hemos logrado.

Luego han venido otras ediciones del curso que nos han permitido enriquecer el programa, a la vez que a nosotros mismos. Hace unas semanas María nos convocó de nuevo con un motivo algo diferente. Conversar sobre el coaching de equipos de una forma informal para grabar un video que permitiera acercarlo a personas interesadas en la temática. Esta vez no está Ane Aguirre ya que decidió concentrarse en su propio proyecto profesional VESPER, sin embargo, para nosotros, Ane siempre será una parte valorada y entrañable de este proyecto.

Aquí va el video. Por otra parte, si prefieres el directo y no te pilla demasiado lejos, el próximo 15 de diciembre, martes, de 17:00 a 19:00, realizaremos una sesión abierta y gratuita en Innobasque (Parque Tecnológico de Zamudio, Bizkaia). Para apuntarte envía un mail a mcarrascal@emana.net.





domingo, 8 de noviembre de 2015

¿Trabajas o procastinas?

Hace unos cuantos años se hizo celebre la pregunta "¿estudias o trabajas?". Era una buena fórmula para entablar conversación con alguien desconocido que te interesaba. Estas semanas he leído un par de libros relacionados con la forma en que decidimos cómo utilizar nuestro tiempo y me ha venido esta versión actualizada de esa pregunta: ¿trabajas o procastinas?.

El primero de los libros se titula "Productividad personal. Aprende a liberarte del estrés con GTD", de José Miguel Bolivar. En este caso José Miguel es de los que trabajan. De manera amena presenta el modelo de productividad personal denominado GTD, acrónimo de Getting Things Done, expresión utilizada por Dave Allen en su libro "Organízate con eficacia".

Ya conocía la propuesta que plantea el sistema GTD, pero tanto si la conoces como si no es una presentación actualizada de la misma, con el valor añadido de la experiencia que José Miguel ha acumulado practicándola y enseñándola. Haciendo un juego de palabras con el contenido del texto, no perderás el tiempo con su lectura.

Lo que me ha llamado la atención es cómo el autor subraya que hay mucha gente que dice utilizar GTD pero que en realidad no lo hace. Para él, utilizar GTD es utilizar todos los aspectos del sistema. Si modificas o adaptas alguno, eso ya no es GTD y si no funciona no será por el modelo. Curiosamente, unas páginas después nos plantea que si fuera por él suprimiría una de las máximas que el modelo plantea: "si requiere menos de dos minutos, hazlo".

Me reconozco como uno de esos anárquicos usuarios de GTD. Hay aspectos que me han parecido útiles y adaptables a mi estilo personal. Otros no y no los utilizo. Cada vez me siento más alejado de cualquier propuesta que se autodefine como "la solución". Tengo la impresión que el sistema GTD va muy bien a un determinado tipo de personas. Personas muy ordenadas, disciplinadas y sistemáticas. Pero si ese no es tu estilo, utilizar GTD se convierte en un esfuerzo titánico que tiene muchas posibilidades de contribuir a una frustración poco recomendable.

De ese otro tipo de personas es John Perry, profesor emérito de filosofía en la Universidad de Stanford. John es el autor del otro libro que acabo de leer y cuyo título es ya toda una declaración de principios: "La procastinación eficiente. Guía para dar largas, pensar en las musarañas y posponer todo de manera productiva".

Un texto inteligente y lleno de sentido del humor que se revela frente a la dictadura de un determinado orden, de una determinada forma de organizar el trabajo. Al fin y al cabo ¿realmente existen personas desordenadas? ¿o lo que hay son diferentes formas de entender el orden?. Eso sí, cuando personas con diferentes formas de entenderlo han de trabajar juntas es cuando surgen los problemas.

Algo parecido pasa con la puntualidad. Cada vez estoy más convencido que no hay personas impuntuales, sino personas con una relación con el tiempo diferente a la mía. Lo complicado es cuando tenemos una cita juntos.

En su libro, subraya cómo, a pesar de ser un procastinador confeso, hizo su tesis doctoral y ha escrito unos cuantos libros. Claro que, con su fino sentido del humor, afirma que los logró escribir para no hacer otras cosas que eran más importantes.

Me ha encantado la respuesta que le dio un colega filósofo, Patrick Suppes, cuando le preguntó cuál era el secreto de la felicidad. En lugar de darle un consejo le comentó que muchas de las personas que parecen felices habían seguido estos tres pasos:
  1. Hacer un cuidadoso inventario de sus defectos y fallos.
  2. Adoptar un código de valores que trate esas cosas como virtudes.
  3. Admirarse por vivir de acuerdo a ese código.

En cierta forma, el libro es un canto a la aceptación de cómo somos. A tomar conciencia de qué no hay una forma buena y otra mala de organizarse. Cada una tiene su lado positivo y su lado oscuro ¿acaso no hemos llegado hasta dónde estamos siendo como somos? ¿podemos mejorar? Evidente, pero eso no supone renegar de nuestra singular forma de estar en el mundo.

Lo que llamamos la gestión del tiempo (y que cómo subraya José Miguel Bolivar es la gestión de la atención, el tiempo no lo podemos gestionar) tiene algo de técnica, de método. Pero, en mi opinión, tiene mucho de aceptación. De revisión de las expectativas que me planteo en relación con el tema. Al fin y al cabo ¿cuál es el problema? ¿qué no podemos hacer todo lo que tenemos pendiente o la sensación de estrés que eso nos genera?